En mayo de 1892, el periódico francés La Petite Gironde patrocinó un concurso único:
El primer hombre que viajara (ida y vuelta) desde Burdeos hasta Biarritz, subido sobre zancos, ganaría 1.000 francos (unos 120€).
Tomaron la salida 69 participantes con sus respectivos zancos y debían realizar el recorrido de 490 kms en menos de 8 días y medio (inicialmente era hasta Bayona, pero la localidad turística de Biarritz pidió ser “final de etapa”). Después de que muchos de los zancos se rompieran, múltiples reparaciones, paradas de “avituayamiento”, caídas, ampollas y mucha sed, lograron completar el recorrido 32 participantes. Su paso por las diferentes poblaciones se aprovechó para celebrar fiestas de bienvenida donde se les agasajaba con manjares de la gastronomía local, ramos de flores y coronas de laurel. Los artesanos locales les regalaban sombreros y toda clase de obsequios. Los cafés ya populares en aquella época, servían como puntos de control, por lo que se convirtieron en puntos de atención de los curiosos, que se arremolinaban para ver en primera persona esta extraña carrera de locos.
El vencedor fue Pierre Deycard, un leñador de 31 años, que completó el recorrido en 4 días y 7 horas. Después recibió elogios de todo tipo, incluso un banquete en su honor, y por supuesto, realizó un desfile sobre sus zancos, llevando pegado al pecho el billete de 1.000 francos.
Hay que recordar que en la región de las Landas de Gascogne en aquella época era todavía habitual que los pastores usaran zancos para cuidar del ganado, ya que el terreno solía estar empantanado en muchas zonas y les facilitaba desde las alturas controlar al ganado.