LA CARRETERA, de Cormac MacCarthy.

Por Palabrasdeunhombredisperso
Necesitaba una novela así, capaz de bucear en una ambientación apocalíptica con tanto dramatismo y tanta objetividad. Sin duda alguna nos encontramos ante una joya, una verdadera obra maestra que debería ser leída por todo aquel que se considere buen lector. La carretera (2006) de Cormac MacCarthy es una historia en mayúsculas, la supervivencia de un padre y su hijo en un mundo devastado. Pero no sólo es eso, también representa el camino hacia la esperanza, el desgaste de la gasolina que es su ilusión, el instinto paternal en su máximo apogeo, el lazo entre padre e hijo que inevitablemente debe romperse para que uno se quede y el otro siga su camino.
Las lecturas de esta novela son muchas, todas ellas extraordinariamente humanas, y bucean en los instintos más básicos del hombre. Como lector, he sentido miedo por vivir una experiencia igual, miedo por encontrarme conmigo mismo acompañado de mi hijo, miedo porque sea él quien tenga que vivirlo. Y el éxito de La carretera es que se transmite este miedo a través de las vivencias y penurias de los personajes, cobrando estos vida como pocas veces he leído. Sin duda su mayor logro, darles vida. Y eso sólo está al alcance de unos pocos privilegiados.
La ambientación es otra de sus bazas fuertes, excelente complemento al tratamiento de los personajes. No podría ser de otra forma, pues ambos aspectos van cogidos de la mano. Sientes a cada página las cenizas, el frío, la noche, el silencio, el hambre, la soledad,... como si estuvieras allí mismo. Y por eso comprendes que los protagonistas no quieran abandonar la carretera, porque es el único camino que conocen.
El ritmo de la novela también es el adecuado. Lento, aletargado, como si anduvieras con las piernas cansadas después de una larga caminata. Y es que MacCarthy demuestra ser un maestro, otra vez, cuando logra que el ritmo de la narración forme parte de la ambientación, y estos dos aspectos dibujen el perfil de los protagonistas.
El lenguaje usado por el autor es una muestra de imágenes y escenas que quedan grabadas en la retina. Sí, aquí tengo que reconocer que a cada página he sentido escalofríos. Los diálogos me han parecido perfectos en concordancia a la historia. Breves, concisos, decadentes incluso. Que MacCarthy no emplee el guión en estos me parece, además, una mera anécdota, quedándome con lo que las palabras del padre y del niño transmiten.
De verdad, tenéis que leer La carretera. Una novela perfecta, redonda, sin cabos sueltos, donde lo que prima es la relación que mantienen los dos personajes, con muchas lecturas posibles,... Y sorprende, además, que MacCarthy sea capaz de hacer todo esto en tan pocas páginas.