“Aquí se hace lo que yo mando. Ya no puedes ir con el cuento a tu padre. Hilo y aguja para las hembras. Látigo y mula para el varón. Eso tiene la gente que nace con posibles”
La Casa de Bernarda Alba
En estos días, como viene siendo ya habitual, las noticias sobre abusos al ciudadano se multiplican. Desgraciadamente, es algo que se ha convertido en rutina. Sin embargo, como mujer y madre de una hija, hoy me gustaría hablar sobre la nueva ley del aborto presentada por el ministro Gallardón.
¿A qué nivel se vuelve a rebajar nuestra representación en la vida? ¿Dejamos de ser mujeres con capacidad de decisión para retornar a los oscuros momentos de nuestra Historia, en los que contábamos menos que cero? A veces, cuando me despierto, creo que todo esto no puede ser real. Los años de lucha y trabajo por conseguir que nuestros cuerpos y nuestras vidas nos pertenezcan se escapan con una votación y unas firmas. Leyes anticuadas y cínicas que solamente castigan a aquellas que no tienen posibilidades. No es una novedad. Pero aterra pensar que este es el comienzo de nuestra vuelta a la invisibilidad, a las tareas del hogar, a callar la boca y sobrevivir.Me viene a la mente entonces el libro que quiero sugerir porque, en mi opinión, describe con precisión e intensidad lo que debe sentir una mujer que no desea ser madre pero se ve obligada a ello. La prisión en la que estas mujeres han de vivir es su Casa de Bernarda Alba, con ese aplastante silencio, la vergüenza, la sumisión y el terror en que las hermanas ven pasar sus vidas, encerradas entre los muros de un hogar en el que no desean estar, cercadas por un pueblo aferrado a unas costumbres que las denigran y las pulverizan. Ocho años de larga espera, interminables, se dibujan en el horizonte de las muchachas, ahogadas por el sofocante mando de Bernarda.Para nosotras, mujeres que hoy asistimos atónitas a las decisiones del gobierno sobre nuestras vidas, los años de asfixia se multiplican porque, sinceramente, es difícil vislumbrar el retorno de esos derechos que, en su día, peleamos y ganamos.
"In this house you'll do what I order. You can't run with the story to your father any more. Needle and thread for women. Whiplash and mules for men. That's the way it has to be for people who have certain obligations".
The House of Bernarda Alba
LA CASA DE BERNARDA ALBA, de FEDERICO GARCÍA LORCATHE HOUSE OF BERNARDA ALBA, by FEDERICO GARCÍA LORCA
Nowadays, in Spain we get up every morning with news about the abuse of power over citizens. Unfortunately, it has become routine.Today, in my condition of woman and mother of a girl, I'd like to approach to the new abortion's law presented by the Ministry of Justice, Gallardón. To what level our representation in life would be reduced? Would we, Spanish women, returned to the darkest moments of History when we were almost nothing? Would we be deprived from the right of deciding about our bodys and our own lives? Of course, yes. It's frightening to think about becoming again invisible, women who are only able to obey.So that, today I want to suggest you a book that in my opinion can explain the feeling of a woman who is obliged to go on with her maternity.The prision where they must live is their own House of Bernarda Alba, with the suffocating heat, the shame, the submission, the terror that fill the life of these sisters, trapped between the thick walls of a home they don't want to live in, enclosed by a village where customs denigrate and smashed them. Eight long years are the punishment the sisters must pay just for being women.For us, women of a different time, who astonishly witness the decisions of a government about our own lives, the suffocating years seem to increase because, to be honest, it's quite difficult to make out the return of those rights that we'd already earned and that now are dissapearing.
The House of Bernarda Alba is a play by the Spanish dramatist Federico García Lorca. Upon her second husband's death, domineering matriarch Bernarda Alba imposes a eight-year mourning period on her household, in accordance with her family tradition. Bernarda has five daughters, aged between 20 and 39, whom she has controlled inexorably and prohibited from any form of relationship. The mourning period further isolates them and tension mounts within the household.