Por un estrecho pasaje se accede al interior del corral. Un callejón a la izquierda nos lleva a los antiguos lavaderos donde aún se conservan los lebrillos que utilizaban las lavanderas hace años.
Al fondo, sobre la fachada de una de las casa nos encontramos con este retablo cerámico dedicado a la Virgen María. A la derecha hay otro pasaje que desemboca en un patio con un limonero desde tenemos una hermosa vista del Puente de Triana.