Verano de 1924. Durante una rutilante fiesta de la alta sociedad en Riverton Manor, un joven y prometedor poeta se quita la vida.
Invierno de 1999. Grace Bradley, una anciana de noventa y ocho años que otrora fuera doncella en la mansión de Riverton, recibe la visita de una joven directora de cine que está rodando una película sobre aquel suicido. Esa visita convoca los recuerdos que durante décadas Grace había relegado a lo más profundo de su mente, incapaz de enfrentarse a ellos.
La casa Riverton se ubica en Inglaterra y se divide en dos tramas en el tiempo con un mismo narrador en primera persona: Grace Bradley, una anciana casi centenaria al final de sus días, cuya memoria se ve sacudida por la visita de Ursula Ryan, cineasta decidida a rodar una película sobre la muerte prematura del poeta Robert S. Hunter. Rememora el tiempo vivido en la casa Riverton como doncella de las hermanas Hannah y Emmeline Hartford. Ese pasado es la crónica de la familia Ashbury durante una década, desde 1914 a 1924, cuando Grace empieza a trabajar con apenas catorce años, hasta lo sucedido junto al lago de Riverton diez años después.
Kate Morton
El resto de los personajes son muchos y cada uno ejerce un papel fundamental en las vidas de Grace y Hannah. Los mayores representan el estancamiento frente al progreso, los jóvenes son el motor que acelera los cambios para disgustos de sus padres. Cada uno destaca y aporta matices a la novela influyendo en los hechos que alteran el curso de la novela, como Emmeline Hartford, Robert Hunter o Alfred.La parte correspondiente al presente de Grace es la de una anciana dividida entre mantener el secreto que oculta o contar la verdad sobre lo sucedido una fatídica noche décadas atrás, un hecho que marcó el fin de la familia Hartford y el cambio radical de rumbo que tomó la vida de Grace.Kate Morton ha sabido retratar con estilo una sociedad dividida y a la vez estrechamente vinculada, como la Primera Guerra Mundial marcó un antes y un después que rompió las estrictas normas de conductas en decadencia, o las consecuencias del sentido del deber y los secretos, hasta convertirse en lastres. Pese a su ritmo pausado, creo que no le sobra nada a la novela si nos ceñimos al retrato histórico que la autora ofrece. Sin embargo, con respecto al gancho equivocado con el que se vende la novela y que podría defraudar al lector más impaciente y menos interesado en las vicisitudes de amos y criados, es decir el drama de la muerte del poeta en presencia de las hermanas Hartford, será mejor armarse de paciencia hasta llegar a un final sorprendente. Kate Morton era una de mis autoras pendientes y ahora será uno de mis valores seguros.