La casa de St Stephen II: la infraestructura

Publicado el 03 octubre 2015 por Key Hunters @zapatoalacabeza
He aquí un nuevo episodio, esta vez con millones de fotos, acerca de la casa que parece regentada por la mafia. Si no sabes de qué hablo, puedes leer esto para aclararte un poco.
Hoy hablaremos de la infraestructura de la casa de St. Stephen, que a primera vista parece estar en buen estado, pero luego miras de cerca y resulta que aquello es una mierda.
Pero antes de nada, por aquello de que os hagáis una mejor idea acerca del panorama inmobiliario londinense, recordemos primero mi casa anterior. Que además se ha armado mucho revuelo con la chica que estaba buscando piso y se encontró con una cama en el hueco de la escalera por 500 libras al mes, y así podéis entender por qué la noticia no me ha sorprendido ni un poco.
Volvamos a la casa de las plagas, entonces.
Me pareció fácil en el momento que acabáramos gritandonos en un juicio los atontados de la agencia de alquileres y yo, así que hice fotos por si necesitaba pruebas de algo.
Éste  es un detalle del "jardín". Igual le venían bien otros siete pares de comillas:
 
Sí, eso medio oculto que se ve a la derecha es una lata de cerveza. ¿Quién es el dueño y cuanto tiempo lleva ahí? Quién sabe. Y lo mismo con ese bote de limpiabaños que hay metido en la maceta.
Al fondo de la jungla ésta tenemos un elegante cobertizo:
Del cual, por supuesto, salen ratas enormes que echan la tarde paseando por la zona.Además, si consigues estar en el jardín el tiempo suficiente sin que te coma una rata o una boa constrictor, puedes ver que el cuarto de baño es en realidad un pegote acoplado a la casa:

Espero que haya quedado claro ya lo poco usable que es el jardín. No podía ni ventilar la habitación, porque con la puerta abierta entraban ratas, y la ventana estaba tan alta que no llegaba a abrirla.
Pero entremos en la casa.
Aunque los muebles son baratos y cutres, están más o menos en buen estado, así que podría ser peor. Pero si entras en el servicio puedes ver la que declaro ahora mismo mi chapuza favorita de todos los tiempos; el armario de cuarto de baño con un solo pomo...

...que en realidad sí que tiene el segundo tirador, pero por el lado que no es:

Esto lo pongo en un museo de arte moderno y me forro.
Podría poner fotos de zonas a medio pintar y paredes que no llegan hasta el suelo, pero no vamos estar aquí todo el día, así que veamos el resto de la casa.
Saliendo a la zona común se pueden encontrar otras cosas chachis, como por ejemplo...
El armario al que le falta un cajón:

La foto es terrible pero os hacéis una idea. Ese armario es de los griegos, y por lo que me contaron su mayor problema es que al estar ahí ese hueco, las ratas merodean por sus cosas sin ningún tipo de impedimento, y se han encontrado varias veces caca de rata en su vajilla. Muy guay.
Y luego estaba la campana extractora de mentira.
Hablo de esas campanas que están encima de los fuegos, hacen un ruido espantoso cuando están encendidas y suelen estar conectadas a un agujero en la pared por el cual sale el humo al exterior.
Pues bien, mis compañeras de piso y yo, en medio de una conversación sobre lo lamentable que era el estado de la casa, desmontamos una de ellas, y comprobamos que, efectivamente, el humo atravesaba la entrada de la campana y era expulsado de nuevo a la misma habitación:

La foto, de la que he tenido que recortar como he podido a mi compañera griega, es de una de las dos campanas extractoras de la cocina común, pero en mi estudio había otra y era más de lo mismo. Cuando está montada no se ve que el tubo no lleva a ningún lado, pero al quitarle esa pieza central queda a la vista lo bien que funciona el cacharro.
El señor de mantenimiento me dijo que era una campana de interior, y que el humo pasaba por un filtro para que el aire devuelto a la habitación estuviera más limpio. Muy interesante, si no fuera porque esos filtros por lo visto llevan años sin cambiarse.
Y no sé si os lo he dicho, pero por este estupendo estudio con acceso a zonas comunes y a un jardín lleno de ratas me cobraban 900 libras al mes, que son ahora mismo más de 1200 euros. La zona se llama Hounslow, que no tiene nada de especial, está lejos del centro y ocupa el segundo puesto en los peores sitios para vivir de Londres.  La verdad es que no es tan malo, pero a la gente no le gusta porque casi sólo viven indios o árabes y si eres blanco es fácil que te sientas fuera de lugar. Yo alquilé ahí porque está cerca de mi trabajo y porque no tenía ni idea de qué áreas eran buenas o malas, y aunque la casa fue un desastre, la zona no me disgustó, la verdad. Aún así, por ahí no me planteo vivir otra vez porque me sentía extremadamente insegura cuando volvía sola a casa si no era a plena luz del día y es verdad que tardar 50 minutos en metro en llegar a alguna zona central es un asco. Y aún con todo esto, 1200 euros al mes. Muy bien.
Pero a lo que íbamos, que es a hablaros de la espectacular infraestructura de la casa de St. Stephen.
Primero tengo que decir que la casa da bastante miedo. Tiene tres plantas y hay puertas por todas partes. Y el que yo tenga en mi habitación uno de esos accesos a la buhardilla que salen siempre en las pelis de asesinos en serie tampoco ayuda mucho:
 
En la buhardilla a veces se oyen ruidos. Aunque yo creo que es maquinaria. Quiero decir, tampoco vamos a ponernos dramáticos, si sonara como una persona pidiendo clemencia o como un perro salvaje resultado de un experimento ya habría llamado a la policía. Pero vamos, que no mola nada tener ruidos en la habitación de arriba cuando no sabes qué hay dentro y además es un acceso a tu cuarto sobre el que no tienes ningún tipo de control.
Como añadido tenemos el que la caldera está tabique al medio con mi cuarto, en un armario del vestíbulo, y suelta un estruendo horroroso cada vez que alguien abre el agua caliente, así que cuando no tengo ruidos de un sitio los tengo de otro.
Luego está el picaporte. Esto es lo que pasa cuando intentas salir de mi cuarto:
Por suerte si te aprendes la técnica puedes abrir y cerrar la puerta casi sin problema, pero el primer día que vi lo que pasaba, con la puerta cerrada, y comprobando que sólo con la llave no podía abrir, no veáis qué risas.
Supongo que las puertas simplemente no son el fuerte de la casa. Éste es el cerrojo del cuarto de baño:

¿Veis que está doblado? Eso hace que no se pueda descorrer del todo porque hace tope. Así cada día era una pelea para salir del servicio, hasta que, como no podía ser de otra manera, un día me quedé encerrada.
Hay que gritar mucho para que te oiga tu compañera de piso irlandesa desde la cocina, que está en la planta baja, cuando tú estás encerrada en el baño dos pisos más arriba. Pero bueno, me rescató y se lo agradeceré eternamente.
Hay más cosas, pero de eso ya no tengo pruebas gráficas. Por ejemplo, los brasileños no podían cerrar su armario porque las perchas no cabían. Los irlandeses no podían abrir sus cajones porque daban con la pared. Para aclararme el pelo en la ducha tenía que agacharme porque el cable de la alcachofa no era suficientemente largo.
Y por último, creo que merece la pena que veáis el estado en el que se encontraba el suelo de mi cuarto cuando llegué. Le hice una foto a lo que había debajo de la cama:

La cosa grande gris que se ve detrás del kleenex usado es un calcetín.
Me extraña que la aspiradora no explotara ni dimitiera a la mitad del proceso, porque eso era debajo de la cama, pero detrás del escritorio también había de todo -incluyendo un prospecto en italiano de un medicamento para una enfermedad del corazón-. Y al colchón no me di cuenta de hacerle fotos, pero daba una grima importante.
¿Lo inquietante? El resto de la habitación estaba impecable. Ni una mota de polvo en el escritorio, ni en el alféizar, ni en los barrotes de la cama. Porque sí, en esta casa las camas tienen barrotes, como si fueran cunas gigantes o camas de un sanatorio mental de una película de terror. Acogedor.
Y esto ha sido todo lo referente a la casa, físicamente hablando.
Tengo más cosas qué contar de este sitio así que habrá más episodios. Si yo tengo que sufrir las casas londinenses, vosotros también.