Cientos, seguramente miles, la cantidad de edificios en los que se hace vida en Madrid es prácticamente inabarcable pero de todo ellos hay uno que brilla con luz propia. Obviamente conocer e inspeccionar el interior de todos los bloques de viviendas y oficinas de Madrid es una empresa imposible pero estoy casi convencido de que nada de lo que pueda ver en un futuro podrá superar la belleza de la Casa Comercial Palazuelo.
Situada en la Calle Mayor 4 este es uno de los más soberbios secretos de esta ciudad, precisamente por estar en una situación concurrida como pocas, a escasísimos metros de la Puerta del Sol, sin que los azarosos peatones sean conscientes de su cercana existencia. Construida en el año 1919 bebiendo los aires de la Escuela de Chicago, su responsable es Antonio Palacios, arquitecto del que ya os he hablado en infinidad de ocasiones y al que le debemos, entre otros, el Palacio de Cibeles o el Circulo de Bellas Artes.
Esta joya fue uno de los primeros edificios comerciales y de oficinal de los que dispuso Madrid, obviamente lo que más impacta al visitarlo es el enorme y elegante patio central, iluminado por la luz natural que procede de una vidriera del techo. En su contorno se van articulando blancas y relucientes galerías, un seductor juego de curvas cóncavas y convexas que precede a los diferentes locales y despachos.
Cuando Palacios recibió este encargo por parte del promotor Demetrio Palazuelo la premisa fue clara: la fachada no debería llamar tanto la atención como el interior, verdadero protagonista de la obra, y como podéis comprobar, así fue. Atravesar el umbral de esta puerta (algo totalmente permitido y sencillo de hacer en horario comercial) es una de las experiencias más cautivadoras que recuerdo de Madrid. Apoyarme en una de sus barandillas e inspeccionar en silencio, de los pies hasta el techo, el impoluto interior mientras te dejas llevar por la belleza de otra época es algo complicado de olvidar.
Declarado Bien de Interés Cultural en el año 1997, cada vez que el reloj y mi agenda me lo permiten me acerco a saludarle. Viendo las fotos creo que entenderéis muy bien el porqué. Uno de los interiores más bonitos y espectaculares de Madrid y a su vez más discreto, casi podríamos decir que es el secreto perfecto para una persona curiosa como yo.
Este edificio es una de las 'paradas' que propongo en mi libro Paseos Secretos de Madrid, en el itinerario en el cual repaso la obra de Antonio Palacios.