Cuando en 1843 Víctor Hugo descubrió por casualidad Pasaia, un pueblo situado en el norte de España, decidió quedarse unos días a vivir en él. Se enamoró del paisaje pintado a partes iguales por el verde del monte y el azul del mar que bañaba su orilla. También se enamoró de sus gentes, especialmente de las bateleras, esas mujeres que cruzaban a remo de un muelle a otro transportando mercancías y viajeros. En esta población encontró el genial escritor romántico una vivienda en la que hospedarse, mientras las musas le visitaban a diario para inspirarle los textos que se harían mundialmente conocidos.
Aquella casa que le permitió convivir con los vecinos de Pasai Donibane, a los que describió con su pluma. El que fuera su refugio en esta población se ha convertido desde hace unos años en un museo que recrea al detalle cómo era la vivienda que Víctor Hugo habitó, incluyendo los muebles originales de la época. Pasear por sus estancias ofrece la posibilidad de imaginar las sensaciones que él sintió, conocer las vistas que tenía desde el cuarto en el que se sentaba a escribir y descubrir sus pensamientos impresos en una exposición permanente titulada ‘Víctor Hugo, viaje a la memoria’. La muestra incluye juegos de luces y sonidos que recrean momentos cargados de magia que el autor describe en su obra.
“Este pequeño edén resplandeciente adonde llegué por azar, y sin saber dónde estada, se llama en español Pasajes y en francés, Le Passage”, escribió en aquel tiempo. Pasaia dejó huella en el literato y el literato dejó impreso para siempre su recuerdo en esta localidad.
El museo casa Víctor Hugo abre sus puertas al público de forma totalmente gratuita. En invierno, puede visitarse, de martes a sábado, de 10.00 a 14.00 y de 16.00 a 18.00; y los domingos, de 10.00 a 14.00. En Semana Santa, julio y agosto: de lunes a domingo, de 9.00 a 14.00 y de 16.00 a 19.00 horas. Permanece cerrado los días 24, 25 y 31 de diciembre, y el 1 y 6 de enero.