De las pocas franquicias de tortas que, como tales, operan en la Ciudad de México y en su zona conurbada, La Castellana es una de las que se han mantenido por
De las buenas torterías -aunque ésa no era su principal razón de ser, pero las preparaban deliciosas-, Los Guajolotes, de allá por Insurgentes, en la Nápoles. Hoy, son poquísimas las torterías que pueden presumir de hacer tortas, por lo menos, decentes. Y casi todas utilizan el sistema de los múltiples ingredientes corrientes, o tamaño vikingo, para llenar a sus clientes de forma económicamente asequible para ellos. Otras, de reciente impulso, como Tortas Las Juanas (ya reseñadas en otra entrada de este blog), te dan poco, malo y carísimo.
La Castellana se ha mantenido con precios aceptables para lo que dan, elaborando tortas promedio con ingredientes promedio que no harían el orgullo de ningún tortero, ni de ningún gourmand o amante de las buenas tortas. Dos
Me imagino tortas con pan horneado que tenga un sabor exquisito y que sea capaz de darle a la torta un sabor independiente y el cual sea capaz de hacer que se te antoje comértelo solo... que tengan un relleno delicioso conformado por ingredientes frescos y sabrosos guisados que te hagan agua la boca.... que cuando abras la envoltura donde vienen, puedas ver lo que tienen dentro y no parezca que te estás comiendo una telera salida de la panadería y sin cortar... que al levantarlas puedas darle una mordida sin que se te caiga la mitad del relleno en el papel de envoltura... y por último, pero no por eso menos importante:
QUE POR FAVOR, POR FAVOR, POR LA VIRGEN SANTÍSIMA MADRE DE TODOS, POR EL ESPÍRITU SANTO, POR LOS CIELOS DONDE ESTÁN ELLOS AHORA, POR LO QUE QUIERAN, POR LO QUE SE LES OCURRA...
QUE CUANDO LE DES LA PRIMERA MORDIDA A LA TORTA DE LO QUE LA HAYAS PEDIDO, NO SE TE ULCERE LA BOCA POR LOS CASI 200 GRAMOS DE CHILE QUE LE PUSIERON ANTES DE SIQUIERA PONERLE LA MAYONESA...
Bueno, comprenderán por las ilusiones que aún sigo teniendo, que en la tortería La Castellana, no precisamente encontré la torta de mis sueños, pues aparte de que tenía menos lomo (que fue de lo que la pedí), menos lechuga y menos jitomate que chile jalapeño, quedó más aplastada que lo que estaba al principio, pues el tortero en vez de envolverla con cuidado, la aplastó con las dos manos para poder cerrar el papel de envoltura... Literalmente, sentí como aplastaba mi apetito!
Calificación (del 1 al 10): 2