La causa es también el fin, y entiendo por esto aquello en vista de lo que se hace una cosa. La salud es causa del paseo. ¿Por qué se pasea? Para mantenerse uno sano, respondemos nosotros; y al hablar de esta manera, creemos haber dicho la causa. (LIbro V, capítulo 1)
La salud es el objetivo, pero la salud del cuerpo y del alma como forma del mismo. La salud es el objetivo que no se alcanza por supuesto con pasear exclusivamente, y el paseo deberá ser según las condiciones del individuo concreto, y ello porque el cuerpo saludable, la forma como tal no está admite grado, pero el paseo es a su vez la causa eficiente de la salud, cuando esta se ha producido y que la forma actual de ese cuerpo con salud es lo que se denomina causa formal. Si la salud era la causa final del paseo, el paseo es la causa eficiente de la salud, y la salud actual del cuerpo es la causa formal, sin embargo, la materia o causa material tiene un doble carácter uno considerando el individuo como especie en el que las conductas del individuo han de procurar dirigirse a dar paseos según su forma actual privada en tal o tal grado de salud, lo que hace que la parte material coincida con lo descrito por la biología, y que comparte todo individuo particular. En realidad consideramos la forma como especie o sustancia segunda. En el caso de ser considerado desde la perspectiva del individuo la causa final, lo que corresponde con la causa formal en sentido estricto, la salud no responde exactamente a lo que diga un manual de Medicina ni en tiempos de Aristóteles, ni en la actualidad, porque muy probablemente la salud no es causa final indistinta para todo individuo, y los paseos muy probablemente tengan un papel más interesante, en ocasiones y según el individuo, que la de ejercer de causa eficiente de la salud. La materia en este caso o la causa material de las acciones emprendidas por los individuos no puede ser más que el tiempo, pero no el tiempo entendido como tiempo vacío falto de contenido que planteaba Newton, el tiempo del que aquí hablamos se parece más al que concibe Leibniz como sucesión de mónadas. Pero antes de ver en qué consiste este tiempo como causa material, que permite diferenciar la causa final según el individuo o la especie, es necesario profundizar en la causa final.
XI. No sólo es posible diferenciar causa en los individuos o en las cosas, en las acciones también puede aplicarse el esquema aristotélico. Aprovechemos el ejemplo del paseo para ello. El paseo dado remite necesariamente a una forma a su causa formal, no nos referimos al individuo que realiza el paseo sino al paseo mismo, el que lleva a cabo el paseante. La causa material aquí no puede ser más que el tiempo llevado a cabo, en relación con el espacio recorrido (por tanto, la velocidad es una variable más). La causa final es el para qué, la dificultad de encontrar el para qué de un paseo es que no hay un para qué en sentido estricto ya que el para qué es siempre, para el agente, el paseo tiene como causa final realizarse, acabarse, llevarse a cabo hasta su objetivo que lo califica como paseo, la causa eficiente es el mismo trayecto pero ya realizado. Por tanto, la causa final, la causa eficiente y la causa formal son la misma en la medida que apelan al trayecto que es el paseo, con velocidades, espacios y tiempos realizados. Sin embargo cada causa designa un tiempo distinto, la causa final es el futuro el objetivo a conseguir, la causa eficiente sólo es posible hacerse una idea de ella en la medida que ya se ha realizado y puede ser evaluado (por tanto, el agente que nos puede interesar no es el agente que realiza el paseo sino el que estudia el paseo como una acción de un agente cualquiera), la causa formal es el trayecto atendiendo a la irreductibilidad de la causa final a la causa eficiente, aunque sea después de que el paseo sólo sea cosa del pasado. Si así fuera no habría forma de explicar la manera que damos razones de las cosas incluso de los paseos. El tiempo como causa material así descrito es idealmente un tiempo vacío un tiempo muerto, que sólo es pensable desde la composición en symploké de las tres dimensiones temporales.
XII. La individuación de un paseo cualquiera por parte de un observador incluso por parte del paseante puede ser una banalidad, sin embargo, la acotación de los dos puntos que delimitan el paseo puede ser un buen ejemplo para encontrar la razón suficiente para individuar tal paseo. Recordemos que desconocemos las causas del agente, y sólo vamos a centrarnos en el paseo. El paseo por supuesto está realizado, lo que de algún modo conocemos su trayecto ya que conocemos al paseante y no lo ha contado o nosotros mismos somos tal agente. La dificultad de saber cuando empieza e paseo no es banal, por ejemplo, salgo de casa cierro la puerta, bajo en el ascesor, ando unos pasos y me encuentro con algún amigo con el que hablo unos minutos el paseo no ha empezado, solamente un pasos después puede señalarse que el paseo ha comenzado, sin embargo, no es posible señalar cuál fue el primer paso que llevé a cabo en mi paseo ya que mientras avanzaba aún seguía intercambiando alguna palabra con mi amigo, y cuando supuestamente comienzo el paseo recibo una llamada y me detengo para coger el teléfono, no hay más interferencias, el primer paso puede ser señalado de manera arbitraria ya que señalar uno u otro es indiferente, el inicio del paseo está indeterminado aunque el paseo efectivamente se haya realizado. Además, es importante señalar que cuando cogí el teléfono resultó ser que se había equivocado de número, supongamos que hubiera sido algún asunto urgente que hubiera evitado tal paseo este no habría sido realizado. La causa final que suponía alcanzar el uĺtimo paso que conformara el paseo habría quedado vacía, por supuesto que lo que estoy evaluando es que el paseo, efectivamente, lo lleva a cabo un agente en el que interfieren virtualmente otras causas finales que pueden evitar o incluso hacer variar la forma del paseo o la acción. Sin embargo, sabemos que el paseo se ha llevado, ha sido contemplado y toda las series de acciones o movimientos realizados, despedirse a tiempo de su amigo, atender al posible tráfico que haya en la ciudad, son acciones que como individuo son causa eficiente para explicar que entre el indeterminado y, sin embargo, real primer paso, y el último, y también indeterminado y real último paso el paseante efectivamente ha paseado. Qué es lo que permite que la forma paseo resulte... (mientras escribo ésto mi mujer demanda mi atención con lo que el objetivo final a alcanzar que es redactar al menos este punto se ve truncado, por el momento.)