La explosión de las rutas literarias como reclamo turístico se debe sobre todo a la popularidad de cierta literatura comercial, a productos de industria tales como El código Da Vinci, La catedral del mar o La sombra del viento. Valga como ejemplo la lista que propone en su web La Guía del Ocio de Madrid, cuyo top tres está formado por: La sombra del viento, El juego del ángel y La mano de Fátima. Cierto es que en ella también se menciona la Ruta de Don Quijote en La Mancha o la Ruta del Siglo de Oro en Madrid, pero me temo que casi todos los que se deslizan por el madrileño Barrio de las Letras lo hacen siguiendo las huellas de Alatriste y no las de Lope de Vega.
Entre las rutas madrileñas cabe destacar también, aunque no aparezca en la Guía del Ocio, la del Madrid de Benito Pérez Galdós, y más en concreto la de Fortunata y Jacinta. Fortunata es uno de los personajes literarios que mejor representa lo que hoy en día la España mediática llamaría “la princesa del pueblo”: una chica de clase baja cuyo carisma la conduce a ser popular, una joven sensual y salvaje que atrae por igual a obreros y señoritos. Galdós la presenta en la novela como “una mujer, joven, bonita, alta”, y puntualiza más adelante que es “una chica huérfana que vive con su tía, la cual era huevera y pollera, en la Cava de San Miguel”.Texto publicado en la revista Fronterad, sigue leyendo: aquí