Título: La caverna de las ideas
Autores: José Carlos Somoza
Año de publicación: 2001
Editorial: Alfaguara
ISBN: 9788420478722
Páginas: 429
Formato: Tapa blanda
Sinopsis
Una novela enigma. Un desafío de ficción, diversión y espejismo, donde nada es lo que parece y donde el simple hecho de seguir leyendo puede resultar arriesgado.
La caverna de las ideas es una obra griega clásica que narra una intrigante historia: diversos asesinatos ocurridos en la época de Platón. Cuerpos mutilados de efebos son descubiertos en las calles de Atenas, crímenes inexplicables que no parecen seguir ningún orden lógico. Heracles Póntor, el Descifrador de Enigmas, se encargará de resolverlos con ayuda de uno de los filósofos de la célebre Academia platónica, Diágoras de Medonte.
Opinión
A primera vista, la novela se nos presenta como un desarrollo de dos tramas en paralelo: una historia de fondo, que es narrada en una obra de la Grecia antigua y que da nombre a la novela, y otra que corresponde a las vivencias de un traductor (cuyo nombre no conocemos) que está trabajando con este texto y comparte con los lectores sus comentarios y avances en la traducción a través de notas al pie de página. Este recurso, que me parece sumamente original, permite que sigamos el desarrollo de la obra griega guiados por los descubrimientos que va haciendo el traductor y que nos adentremos de lleno en la historia desde el inicio.
La novela completa –como podrán suponer por el título– tiene mucho que ver con Platón; es más, Platón aparece en la ella y comparte con los personajes.
El hecho que desencadena la trama de la historia griega es la muerte de Trámaco, un joven alumno de la Academia platónica, causada por lobos. Su mentor, Diágoras de Medonte, encuentra extraña la causa que se da para el fallecimiento de su discípulo, por lo que decide pedir la ayuda de Heracles Póntor, el Descifrador de Enigmas, para comprobar la veracidad de esta. Gracias a su trabajo conjunto van a ir encontrando algunas pistas que los guiarán hacia lo que ocurrió en realidad, aunque en el camino se encontrarán con otras muertes. Además, no solo ellos avanzarán en su búsqueda de la verdad, sino también el traductor y, por supuesto, nosotros. Algo que intriga al traductor desde el inicio de la novela es que él está totalmente seguro de que el texto revela más información de la que encontramos explícita en él a través de imágenes a las que hace alusión, pero el estudioso Montalo, que es quien tuvo acceso al texto original y cuyas notas ha podido consultar nuestro traductor, no parece haber notado esto mismo. Sin embargo, esta sensación crecerá mucho más cuando vayamos viendo cómo, misteriosamente, la obra griega y los hechos que suceden en la contemporaneidad del traductor se ven enlazados.
La trama de la novela y el desarrollo de esta me parecen extraordinarios. El autor consigue construir la historia de tal forma que, mientras nos acercamos al final de la obra y repasamos los pasos dados en nuestra búsqueda por descubrir la verdad, no cabe la menor duda de que las pistas indicaban todas al descenlace con el que nos encontramos (disculpen si esto les parece muy vago, pero es que no me gustaría arruinarle la lectura a nadie). Considero que, además de estas dos historias que van de la mano, habría que añadir una tercera, la del lector, que es al mismo tiempo una especie de "aprendiz" de traductor que acompaña el análisis del texto y va aprendiendo a comprenderlo. Los límites entre los niveles de la realidad se vuelven tan difusos que no será raro que se descubran conversando con los personajes de la novela así como el traductor cree hacerlo con los personajes del texto griego.
Debo haberme vuelto loco. ¡He estado dialogando con un personaje! De repente me pareció que se dirigía a mí, y le contesté con mis notas.
Los personajes de los distintos "niveles" de la novela están muy bien delimitados y las discusiones entre la dupla Heracles-Diágoras son sumamente interesantes y enriquecedoras. La construcción del personaje del traductor es bastante más complicada, pues el autor solo puede valerse de las notas para hacerla, pero la logra de una forma genial.
Por otro lado, el entorno cultural y social en el que se desarrolla la obra griega es mostrado de manera muy completa a través de los diálogos y las descripciones.
Platón lanzó una breve carcajada.
–¡Bien se nota que eres escritor y no filósofo! Yo también escribí en otros tiempos... Por eso distingo claramente una cosa de otra.
–Quizás ambas sean lo mismo –replicó Filotexto–: Yo invento personajes y tú verdades.
La caverna de las ideas es una novela innovadora que nos hará cuestionarnos sobre los límites entre la ficción y la realidad. Con un excelente desarrollo, envuelve al lector con la atmósfera griega y lo guía en la investigación sobre las muertes acontecidas a los pies del monte Licabeto. Ideal para los lectores que disfrutan con una buena novela policiaca ambientada espléndidamente en la Atenas de Platón.
Todo lo que hacemos o decimos es un texto susceptible de ser leído e interpretado.