Los lectores, aunque nos cuente admitirlo, también somos bastante superficiales, y si fuera por la portada no hubiera cogido nunca este libro. Es una recomendación de G que me convenció al decirme que era una obra muy experimental y metaliteraria. Con esa premisa esperaba algo parecido a La princesa prometida, pero no lo ha sido en absoluto. Me ha gustado, pero sé que no es una obra para cualquiera.
Atenas es una sombra de lo que fue. Desenfrenados cultos mistéricos y filosofía platónica conviven en mala vecindad, mientras jóvenes efebos son inexplicablemente asesinados. Un filósofo de la Academia de Platón y Heracles Pontos, el descifrador de enigmas, intentan descubrir, aun a riesgo de sus vidas, qué o quién se oculta tras esas misteriosas muertes. Pero ni el lector, ni el propio traductor de la anciana obra, pueden permanecer impasibles ante una trama que amenaza con devorarlos a ellos también.Por qué este título..."Comienzo mi traducción de La caverna de las ideas en la primera frase del texto de Montalo, que es el único del que disponemos (N. del T.)"Opinión:Impresión: Complicado
Esta obra parte de dos tramas distintas. Por una parte tenemos la historia de Heracles Póntor, un investigador que vive en Atenas durante la Grecia antigua, quien junto a Diágoras se ve sumergido en la investigación de la muerte de Trámaco. Poco a poco, esta investigación irá sorbiendo su atención y a medida que ambos van investigando, las muertes se irán sucediendo gota a gota y el misterio será cada vez mayor. Esta historia se halla en un manuscrito que el Traductor está traduciendo. Este personaje está escondido en el texto pero se hace visible en las notas a pie de página, al principio más académicas, pero de cada vez más subjetivas, pues pronto se dará cuenta de que los personajes de la obra le conocen y se dirigen a él de vez en cuando, así que nada entre dos aguas. Además, sabe que la obra esconde un secreto entre líneas y aunque tiene sed de respuestas, sabe que descubrirlo puede se una fuente de problemas y costarle la vida. A medida que avanza la obra ambas tramas irán uniéndose cada vez más hasta llegar a un final que esperaba como aguas de mayo y que me ha volado la cabeza.
A esto hay que añadirle un elemento más: la eidesis. Esta figura literaria inventada por el autor (cosa que acabo de descubrir ahora mismo y estoy flipándolo mucho. Pensaba que ya existía) consiste en usar un montón de palabras repetidas, frases o conceptos relacionados, que evoquen en el lector una idea particular, como mensajes subliminales. Un manantial de palabras repetidas, una lluvia de ideas que te conducen a una sola. En palabras del Traductor:«La eidesis es una técnica literaria inventada por los escritores griegos antiguos para transmitir claves o mensajes secretos en sus obras. Consiste en repetir metáforas o palabras que, aisladas por un lector perspicaz, formen una idea o un mensaje independiente del texto original»
Cada capítulo quiere transmitir uno de los trabajos de Hércules, por lo que el vocabulario relacionado con ese trabajo se repite contínuamente en el capítulo. Por ejemplo, en el del león de Nemea aparecen reiteradamente las palabras cabellera, melena, garras, fauces, bocas rugidos, bestia,... Cosa que el Traductor te indica y sobre lo que va reflexionando a lo largo de la obra.
En cuanto al Traductor, su trama es bastante más amena y me ha parecido una persona realista, hasta el punto de que olvidamos que bebe tinta y de que en realidad es un personaje más. Es cierto que al principio no da palo al agua con lo del mensaje oculto, pero poco a poco se acerca a la verdad. Además, hay un giro final sobre él que me ha obligado a releerlo todo y sí, el autor no comete ni un solo error, no hay una sola laguna.
Creo que con lo que más me quedo es con el hecho de que la novela sea tan experimental y que beba de tantas ideas distintas. Cosas como que los personajes vayan a ver una obra de teatro y de repente la novela esté llena de acotaciones y se use nombre de los personajes para los diálogos. O toda la parte metanarrativa que salpica la obra (con la que me he sentido como pez en el agua) en la que los personajes de Atenas hablan con el Traductor. O el hecho de que la censura se justifique por el hecho de que el manuscrito original sea ilegible. O la gota que colma el vaso: que para transmitir la idea de "fuerza" se destruya el lugar en el que hablan los personajes pero que estos ignoren al narrador (ya puede decir el narrador que en la habitación ha caído una tromba de agua que ha inundado la sala y arrastrado mesas, sillas y botellas, que los personajes seguirán tal cuál) y no sean conscientes de lo que sucede a su alrededor, algo que rompe con el realismo, pero que cuadra con la obra.
Es una creencia muy extendida en algunos lugares lejos de Grecia -dijo-. Según ella, todo lo que hacemos y decimos son palabras escritas en otro idioma en un inmenso papiro. Y hay Alguien que está leyendo ahora mismo ese papiro y descifra nuestras acciones y pensamientos, descubriendo claves ocultas en el texto de nuestra vida. A ese Alguien lo llaman el Intérprete o el Traductor… Quienes creen en Él piensan que nuestra vida posee un sentido final que nosotros mismos desconocemos, pero que el Traductor puede ir descubriendo conforme nos lee. Al final, el texto terminará y nosotros moriremos sin saber más que antes. Pero el Traductor, que nos ha leído, conocerá por fin el sentido último de nuestra existencia.
Para terminar, me gustaría hablar del final que, como ya os he adelantado, es genial. Por una parte, la trama de Atenas se vuelve interesante a partir del último tercio, el misterio fluye y la tensión esta presente en cada una de las escenas. De repente nada es lo que parece, Heracles está con el agua al cuello y la investigación no parece que pueda resolverse tan fácilmente. A eso hay que sumarle que la trama del Traductor está cada vez más relacionada con la de Heracles y que hay una lluvia de giros inesperados muy buenos, hasta el punto de que he tenido que poner agua de por medio, alejarme y reflexionar a solas, pues necesitaba replantearme toda la obra.
En conclusión, estamos ante una novela que me ha gustado mucho, pero que sé que no es para todo el mundo, solo para aquellos que quieran experimentar algo distinto y que no tengan miedo del lenguaje complejo y la narración reiterativa. Leer este libro ha sido toda una experiencia. Puede que se me haya hecho pesado, que los personajes no tengan profundidad, que el ritmo sea lento y que algunas (todas) descripciones sobraban, pero eso es agua pasada, pues el resto merece mucho la pena. No me arrepiento en absoluto de haberlo leído. Es una obra metaliteraria muy original que juega con el lector y que reflexiona sobre muy bien sobre la línea que separa la realidad y la ficción. Tiene partes lentas y artificiales, pero el último tercio mejora el ritmo y nos salpica con buenos giros. Sin duda, merece la pena. Si lo veis en una librería, no dudéis en darle una oportunidad. Ya sabéis, nunca digáis de esta agua no beberé. Yo he quedado con sed de más obras del autor.
* He intentado hacer una reseña eidética, en la que se repiten muchos conceptos relacionados con el agua y la necesidad de beber, espero que se haya captado el mensaje oculto, pese a lo redundante y pesado que a veces es el texto. (N. de la autora).
Cosas que he aprendido:
- El concepto de eidesis
- Una nueva forma de hacer metaliteratura
- Interesantes reflexiones sobre la línea que separa realidad y ficción.
- Cómo hacer un diálogo a dos voces distanciadas en el tiempo y el espacio.
Y para terminar, os dejo con mi avance en Goodreads:
PUNTUACIÓN...4/5!
Primeras Líneas...