Considerado árbol sagrado ya entre las diferentes culturas Prehispánicas del área de Meso América, tales como Pipiles, Nahuas y Mayas. En África también adoran a las ceibas, como árbol sagrado. Pudiera haber ocurrido que la influencia intercultural hubiera salido de América en aquellos viajes de los buques traficantes comerciaban también con plantas, especies y mercancías. En todo caso, en nuestro planeta el culto al árbol era universal, y la coincidencia de elegir esté árbol es por la constancia de su eficacia hayan ofrecido a sus adoradores.
La Ceiba es un Árbol de 30 a 70 metros de altura, con un tronco robusto y grueso que puede llegar a medir más de 3 m de diámetro con contrafuertes cerca del suelo para sujetar tal masa. Sus ramas mayores nacen del tronco hacia el extremo, casi horizontales y están densamente pobladas con grandes espinas. Las hojas son largas de unos 20 cms. con flores blancas en racimos. Da frutos desde los 5 a los 60 años, en cápsulas que contienen numerosas semillas cubiertas de pilosidad sedosa y blanquecina llamada kapok, nombre que también designa a las fibras que se obtienen de las vainas que contienen sus semillas. El proceso de cosecha y separación de la fibra es un proceso manual laborioso. La fibra de Kapok es ligera, muy flotante, resistente, altamente inflamable y resistente al agua. Esta fibra se usa como relleno de colchones, almohadas, tapicerías, muñecos, y para aislamientos. De las semillas, que son comestibles, se extrae un aceite de olor agradable que puede ser utilizado en cocina, sirve también como combustible de lámparas y como lubricante-antioxidante, su aceite se usa localmente como jabón y que también se puede utilizar como fertilizante. Otros nombres de esta fibra pueden ser miraguano o guata. Su savia ha sido utilizada en la medicina popular desde tiempos prehispánicos contra la conjuntivitis; además la cocción de la corteza tiene propiedades diuréticas.
La Ceiba es apreciada, protegida y valorada, crece de manera natural en Ámerica Central y Suramérica y se encuentra estrechamente vinculada a las creencias, religión y forma de vida de los pueblos, según su mitología es de donde proviene su antiguo linaje, y la abundancia de sus recursos naturales provienen de la protección con que los dioses propician al pueblo maya. La Ceiba representaba el árbol que sostiene el universo, creencia basada en que las ramas están en el cielo, el tronco es donde vivimos y la raíz está en el inframundo. Otro enfoque de la cosmogonía maya es que la Ceiba abre sus ramas mayores hacia los cuatro puntos cardinales, y de esta manera se une a la deidad que rige los vientos y las lluvias. Además sus raíces dividen el mundo inferior, donde moran los espíritus y sus antepasados, sus dioses y otros seres sobrenaturales.
Entre los diversos mitos de los mayas, narran las creaciones y destrucciones cósmicas, el espacio celeste se derrumbó, y los Bacabes que son los dioses encargados de sostener el cielo, lo volvieron a levantar, situando en cada esquina a sus árboles divinos y colocando uno de estos al centro, como eje principal del cosmos. Estas esquinas tienen un color. El rojo corresponde al Este; el blanco al Norte; el negro al Oeste; el amarillo al Sur, y el verde Centro. El paraíso es en la cosmogonía maya, es un lugar a donde crece una Ceiba y bajo cuyas ramas los hombres descansan de las fatigas y agonías de la tierra, bajo su hermoso follaje, el ser humano puede disponer de exquisitas comidas y bebidas, las cuales no se agotan jamás.
También se venera a la Ceiba en algunas las étnias amazónicas del Perú, pues allí viven ciertas deidades de la selva.
Honduras también tiene su propia ciudad Ceiba y su leyenda, debido a que una gigantesca Ceiba crecía a orillas de la costa Caribeña, el árbol era tan inmenso, los nativos primeros pobladores del lugar, aseguraban que era “la escalera que Dios utilizaba cuando bajaba del cielo a visitar la Tierra”.
Es el árbol Símbolo Nacional de Guatemala, la Ceiba continúa siendo el centro de muchas de las comunidades guatemaltecas, donde se encuentra en el centro de sus plazas, en medio de la gente y la actividad que se desarrolla a su alrededor. Es el árbol nacional de Puerto Rico.