En el discurso y en la práctica
En el discurso de toma de posesión, Donald Trump no mencionó a América Latina, pero la carga contra los inmigrantes y el énfasis en el objetivo de recuperar el orgullo yanqui y validar la visión panestadounidense en la política, anuncian que la nueva administración dará continuidad a la lucha contra el avance político en la región y rediseñará, con el propósito de lograr mayor efectividad, la conspiración contra los gobiernos progresistas.
En cuando a las relaciones con Cuba, es preciso recordar que Mike Pence y Donald Trump, en sus respectivas cuentas de Twitter celebraron la muerte de Fidel Castro. Trump dijo en ese momento que desde el gobierno haría "todo lo posible para asegurar que el pueblo cubano pueda iniciar finalmente su camino hacia la prosperidad y libertad".
En el plano comercial, las relaciones con Cuba son del interés de varios grupos empresariales estadounidenses, pero el mantenimiento de las embajadas no implica el cese de la conspiración ni evita su recrudecimiento.
Sobre Venezuela, Trump ha sido explícito al demandar el excarcelamiento de los opositores que han ido a prisión por acciones deleznables, como es el caso de Leopoldo López. Rodeado de enemigos de Venezuela (el general John Kelly, por ejemplo, es el nuevo secretario de Seguridad Nacional), es obvio que Trump tiene en carpeta fortalecer la agresión.
La existencia del proyecto queda confirmada con la reciente declaración del embajador de Colombia en Estados Unidos, Juan Carlos Pinzón, quien asegura que Trump ve a Colombia como la puerta de entrada hacia América Latina. ¿Se puede poner en duda después del avance de las negociaciones entre el gobierno dirigido por el ultraderechista Juan Manuel Santos y la Organización del Tratado del Atlántico Norte, OTAN? ¿No es evidente la amenaza para todo proyecto de avance político en América Latina?
La Celac
La Celac es el mecanismo de integración idóneo para dar respuesta a la nueva situación.
Los jefes de Estado que asistieron a la Cumbre de la Unidad (Méxixo 2010), se manifestaron “Decididos a construir un espacio común con el propósito de profundizar la integración política, económica, social y cultural de nuestra región y establecer compromisos efectivos de acción conjunta para la promoción del desarrollo sostenible de América Latina y el Caribe en un marco de unidad, democracia, respeto irrestricto a los derechos humanos, solidaridad, cooperación, complementariedad y concertación política; y convencidos de que la región de América Latina y el Caribe debe seguir reafirmando su presencia en los foros de los que forma parte y pronunciarse sobre los grandes temas y acontecimientos de la agenda global”
En diciembre del año 2011, en la Cumbre Fundacional de ese espacio común, que es la Celac, Hugo Chávez expresó: “¿Hasta cuándo vamos a ser nosotros la periferia atrasada, explotada y mancillada? Estamos poniendo aquí la piedra fundamental de la unidad, la independencia y el desarrollo Sudamericano. Vacilar sería perdernos”.
Estas palabras conservan vigencia. El 20 de enero del año 2017 será recordado como el día en que esa periferia fue vilipendiada por un presidente yanqui que proclama que los capitales de su país han enriquecido a otros países y los militares de su país los han protegido.
Donald Trump, igual que sus antecesores, llama ayuda al saqueo capitalista y protección a la grosera injerencia militar yanqui. Su proclama es ofensiva para el resto del mundo y en particular para América Latina.
Como candidato, dijo que levantaría un nuevo muro en la frontera como México y habló de deportaciones. Como presidente, ¿qué se puede esperar de él?
La Organización de Estados Americanos, OEA, históricamente ha coincidido con Estados Unidos en los aspectos políticos esenciales.
En la Celac no participan Estados Unidos y Canadá, y esto la define como organismo regional latinoamericano.
Desde el 2013, las cumbres anuales se han realizado en el país con la presidencia pro tempore: Chile, Cuba, Costa Rica y Ecuador.
El 25 de noviembre, iniciará la V Cumbre, en Punta Cana, República Dominicana. Ese día, los mandatarios recibirán el documento emanado de la reunión de movimientos sociales y fuerzas políticas “Por la Paz, la Unidad y la Integración de Nuestra América”, una manifestación organizada de apoyo a la Celac y un llamado de atención sobre la necesidad de fortalecerla.
El bloqueo contra Cuba, las políticas anticubanas que Estados Unidos realiza desde sus agencias gubernamentales, así como la conspiración contra Venezuela, deberán constituir temas de primer orden.
Toda América Latina debe exigir que cese la conspiración desde el Norte.
La ultraderecha en acción
El tiempo de Trump es la continuidad del tiempo de la ultraderecha.
El saliente gobierno de Estados Unidos legalizó golpes de Estado y fomentó la política de golpe blando en América Latina, y ahora la ultraderecha se propone utilizar la figura del rancio magnate (misógino, homófobo, xenófobo y racista) para aplicar los métodos que considere más efectivos sin compromiso con la continuidad y sin necesidad de guardar las formas.
La efectiva preparación para dar respuesta a la situación creada a partir de esa decisión, incluye el fortalecimiento de la Celac y la creciente capacidad de la región para actuar como bloque.
Por eso, la V Cumbre merece la atención de todos los hombres y mujeres conscientes en la región y el reconocimiento de que los temas a discutir son de interés para América Latina y para el resto del mundo.
Los estrategas imperialistas han apadrinado a la derecha en la región para favorecer la actuación particular de cada país. Barack Obama dio un espaldarazo a Mauricio Macri en Argentina y lo mismo han hecho los miembros del equipo de Trump. Sobre Colombia, nada hay que decir.
Entre los asesores de Donald Trump sobre América Latina está Freddy Balsera, de origen cubano y nacido en Miami, quien asesoró durante más de cuatro años a Obama, y Julio Ligorría, ex embajador de Guatemala en Washington y ligado a varios casos de corrupción.
No hay duda de que, en materia de agresión, se ligan la continuidad y el recrudecimiento de la conspiración.
La unidad es necesaria en el presente, y lo es también de cara al futuro. No se equivocó en esto Hugo Chávez y tampoco Fidel Castro, quien siempre reconoció como urgente dar pasos hacia la integración continental.
En 1998, en la Cumbre Iberoamericana realizada en Portugal, Fidel dijo: “Les confieso sinceramente que es difícil resignarse a la idea de la integración circunscrita solo al MERCOSUR. Y digo aquí lo que pienso sinceramente y creo, y a muchos visitantes europeos y a muchos amigos y dirigentes políticos que visitan a Cuba, muchas veces calladamente, siempre les planteo el principio de que hay que ayudar a América Latina a unirse, que hay que ayudar a Suramérica a unirse. No me canso de predicar esa idea. Para tener más fuerza, hay que unir fuerzas”.
Ciertamente, de unir fuerzas se trata. En este momento, para unir fuerzas, es preciso dar impulso a la Celac.
Rebelión