La cheka de Numancia, 77, Barcelona

Publicado el 21 marzo 2018 por Cronicasbarbaras

El intento de golpe de Estado del independentismo catalán de finales de 2017 presenta noticias trascendentales a las que no se les presta atención, lo que equivale a obviar las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki informando sobre la II Guerra Mundial.

En Cataluña se intentó dar un golpe de Estado tras décadas de agitación y propaganda con ingentes medios económicos contra lo idea de España mientras se preparaba la creación de un Estado policial imitando los peores sistemas represivos de las dictaduras comunistas y fascistas.

Entre los sorprendentes descubrimientos de cada día sobre cómo habían preparado las estructuras de una futura nación, que iba a absorber Baleares, la Comunidad Valenciana, y partes de Aragón y Murcia –con Francia no se atrevían, de momento—, destaca el papel de los Mossos d’Esquadra como ejército inicial con 17.000 agentes armados.

Con todas las categorías de mandos y tropa, y también con distintas unidades secretas, todos pagados por los Presupuestos Generales del Estado.

Y aquí lo importante: de entre los agentes secretos hubo una selección que actuaría al estilo del KGB soviético o la Stasi alemana del Este, comparable a una cheka cuya sede se establecía en la calle Numancia, 77 de Barcelona.

La cheka es una palabra rusa que define a la policía política más fanática y con menos escrúpulos tanto zarista como comunista que, sin limitación alguna, se emplea para cazar a contrarrevolucionarios, torturarlos y liquidarlos.

Durante la guerra civil española cada partido tenía en Madrid sus propias chekas, desde cuyas sedes enviaban a los reaccionarios a los fusilamientos.

El descubrimiento del primer local para albergar una cheka no ha tenido atención informativa, siendo su existencia una evidencia de los crímenes que estaban dispuestos a cometer los independentistas.

Como dice Manuel Valls, “independentismo es guerra”.

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