“La chica del tren”, de Paula Hawkins

Por Guillermo Guillermo Lorén González @GuillermoLorn

“El lento tren de las 8.04 que va de Ashbury a Londres puede poner a prueba la paciencia del viajero más experimentado”.

Cubierta de: La chica del tren

Dice una frase proverbial, y con mucha razón «Algo tendrá el agua cuando la bendicen», y eso es lo que debe pasar con la primera novela de Paula Hawkins, La chica del tren, pues conseguir más de 3.000.000 de lectores en poco tiempo es toda una bendición.
La propia autora cuenta que “La chica del tren tiene su origen en los viajes que realizaba a diario al centro de Londres. Durante algunas partes del trayecto, cómodamente sentada en mi asiento, mi tren pasaba realmente cerca de los hogares de algunas personas. Siempre me gustaba ser capaz de echar una mirada dentro e imaginar cómo eran sus vidas. Un día me distraje pensando qué haría uno en el caso de ser testigo de algo chocante. Si vieras, no sé, un acto de violencia o algo similar. ¿Se lo contarías a alguien? ¿Estarías de verdad facultada para hacer algo al respecto?”.

Hawkins ha compuesto un fascinante puzzle en torno a dos preguntas que llevarán de cabeza al lector: ¿qué fue de Megan, la mujer desparecida?, y ¿pudo Rachel tener algo que ver con su suerte?
Pero claro, para responder a esta pregunta habría que leer el libro, y como todavía no lo has hecho pues te daré unas pistas. La treinteañera Rachel atraviesa una grave crisis personal. Su ex pareja, Tom, ha formado una familia con la mujer por la que le dejó y sus problemas con la bebida la han llevado a perder su trabajo. Sola y deprimida, se ha instalado en la casa de su amiga Cathy, a la que no ha contado que está en el paro. De aquí que cada día coja el tren de las 8:04 que parte de Ashbury con destino a Londres para simular que se dirige a la oficina con plena normalidad. Durante estos trayectos de ida y vuelta tiene ocasión de pasar muy cerca de su antiguo domicilio, donde ahora reside Tom con su nueva pareja y un bebé -ese bebé que ella no pudo darle por culpa de su infertilidad-, al tiempo que de observar fugazmente por la ventana la rutina de un joven matrimonio vecino al que no conoce y sobre cuyas vidas comienza a fantasear, imaginando que forman una pareja perfecta. Un día, sin embargo, observa algo que le rompe los esquemas.
Al cabo de poco tiempo, salta la noticia de que Megan, la mujer, ha desaparecido. Convencida de poseer una pista que puede ayudar a esclarecer su paradero, decide contactar con la policía y el marido, pero sus problemas con la bebida, que la han desestabilizado mentalmente y conducido a protagonizar algún altercado con Tom y su familia, la convierten en un testimonio poco fiable. Decide así emprender una investigación por su cuenta, si bien hay un hecho que la confunde y perturba a partes iguales: la tarde en que se perdió el rastro de Megan, ella se encontraba por el barrio, pero su memoria sufre un bloqueo sobre lo ocurrido durante varias horas, acudiendo a su cabeza sólo unas pocas imágenes borrosas, entre las que se cuentan un paso subterráneo y manchas de sangre en su cabeza y sus manos.

Paula Hawkins entre su editora y la intérprete

Ninguneada por todos y víctima de un estado anímico y emocional muy frágil, Rachel decide contra toda lógica intentar resolver el caso, metiéndose en un juego peligroso y resistiéndose a creer que ella tuviera nada que ver con un hecho tan terrible pero ¿no tendrá razón todo el mundo al desconfiar de ella?
Y hasta aquí podemos leer…

Paula Hawkins ha escrito un thriller trepidante que ha conectado masivamente con el público y la crítica, acumulando también miles de comentarios entusiastas en las redes sociales. Todas las voces han coincidido en resaltar su capacidad de atrapar al lector y mantenerlo pegado al asiento hasta el último suspiro, ejemplo modélico del concepto de pageturner (pasapáginas), esa lectura adictiva que lleva a desatender las obligaciones laborales y familiares y a robar horas de sueño. Con ecos de las intrigas psicológicas filmadas por Alfred Hitchcock para unir crímenes y narradoras no fiables.
La escritora reparte la voz narradora entre ambas figuras, Megan y Rachel, a las que se une una tercera, Anna, la pareja y madre de la criatura de Tom, ex de Rachel. Saltando adelante y atrás en el tiempo, Hawkins va dosificando hábilmente las pistas y reconstruyendo los brumosos hechos, forzándonos a leer entrelineas y a decidir en todo momento cuánto crédito vamos a darle a las palabras de cada una de los testimonios implicados. Nadie es en el fondo lo que aparenta o cree ser, ni para sí mismo ni para sus seres más cercanos, ya no digamos para los desconocidos, entre los que se cuentan los consumidores de noticias en prensa o televisión.
Al tiempo que nos entretiene con una historia que avanza como un tren de alta velocidad -y no con la morosidad del que Rachel toma a diario-, la obra nos incita a reflexionar acerca de la fragilidad de nuestra psique, del complejo mundo de la pareja, de las exigencias que la sociedad impone a la mujer, de los peligros que encierran las falsas apariencias… empujándonos asimismo a pensar en cómo responderíamos en el supuesto de enfrentarnos a hechos muy delicados, que por un lado exigirían un compromiso ético pero que no estarían exentos de grandes riesgos.

Han definido La chica del tren como la nueva Perdida, el thriller psicológico de Gillian Flynn que David Fincher adaptó al cine, y desde la editorial apabullan con sus cifras. Paula Hawkins ha vendido más de dos millones de ejemplares en Estados Unidos y Reino Unido; ha permanecido doce semanas consecutivas en el número 1 de la lista de los libros más vendidos del The New York Times, tras una entrada directa al top ten; fue número 1 de ventas en The Wall Street Journal en todos los formatos; entró directamente al número 1 de ventas en Reino Unido tres días después de salir a la venta, y fue número 1 en Canadá en su primera semana de venta; los derechos de traducción se han vendido a casi cuarenta países; y Dream Works, uno de los estudios de cine más poderosos, ha comprado sus derechos cinematográficos.
Las fotografías que acompañan esta reseña son de Javier Velasco.

Paula Hawkins

La autora:
Nacida y criada en Harare, Zimbabwe, Paula Hawkins de cuarenta y dos años, se mudó a Londres en 1989, lugar en el que reside desde entonces. Tras graduarse en Filosofía y Ciencias Políticas y Económicas en el Keble College de Oxford, trabajó como periodista para los medios Euromoney y The Times, especializándose en temas económicos. En el año 2009 adoptó el seudónimo Amy Silver para publicar Confessions of a Reluctant Recessionista, una novela dirigida al joven público femenino, a la que seguirían tres títulos más en la misma línea. Sin embargo, no terminaba de despegar y pasaba por ciertos apuros económicos, así que decidió cambiar de género y escribir lo que realmente le apetecía: un thriller psicológico. El resultado se titula La chica del tren, y no le ha ido nada mal.

El libro:
La chica del tren (título original: The Girl on the Train, 2015) ha sido publicado por la Editorial Planeta en su Colección Planeta Internacional. Traducido del inglés por Aleix Montoto. Encuadernado en tapa dura con sobrecubierta, tiene 496 páginas.

Cómpralo a través de este enlace con Casa del Libro.

Como complemento pongo el booktrailer de ‘La chica del tren’, de Paula Hawkins realizado por Planeta México.

Para saber más:

http://paulahawkinsbooks.com/    Web oficial de Paula Hawkins