Ella, después de que él la dejó, poco a poco fue perdiendo esos colores tan brillantes, empezó a opacarse cada vez más.
Caminando, con la mirada perdida, el corazón roto y con un vacío, ella iba en silencio pasando entre la gente. En cada paso, dejando un rastro de sus colores, pintando las calles con su tristeza.
Trataba de ser fuerte, o al menos aparentarlo, pero disfrazar ese tono tan gris que lucía, era imposible. Vivía día a día, tratando de recuperar esos colores que él se había llevado. Todo se volvió completamente oscuro, cuando él decidió marcharse; ¿Por qué hacerle algo así a alguien que confío y amó tanto?, ¿Qué tipo de persona le entrega todo a otra para después abandonarla sin explicación alguna?, ¿Por qué él le rompió el corazón de esa manera?, ¿Podrá ella recuperarse?.
Pasaron días, semanas, meses, y sus tonalidades grises eran tan intensas. Toda ella se veía tan sombría, opaca, sin vida, sin sonrisa, y con tanta melancólica reflejada en su mirada.
Cuando él la volvió a ver, encontró en su lugar, a una chica tan gris, con una tristeza tan profunda, sin una expresión en su rostro, con la mirada pérdida, unas cuantas heridas asomándose bajo la manga de su suéter, un cigarrillo en la mano y lágrimas resbalando por sus mejillas. No tuvo valor para acercarse, simplemente pasó cerca de dónde ella estaba, ignorandola, pretendiendo que no existe, dejándola sola, vacía y abandonada una vez más.
Ella se dirigió a casa, y al llegar a su habitación, se miró al espejo, limpió sus lágrimas dejando sus ojos rojos y manchados de delineador, y se sacó el labial pasando la mano por su boca; estaba completamente arruinada, herida, sin sus colores tan hermosos, solamente se quedó con sus grises opacos, intensos y tan melancólicos.
Chica gris.