Autor/a: Stieg Larsson
Traductor/a: Martín Lexell y Juan José Ortega Román
Editorial: Destino
ISBN: 978-84-233-4100
Páginas: 749
El comienzo de La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina es un resumen del final de Los hombres que no amaban a las mujeres. Una Lisbeth millonaria decide marcharse a las playas del Caribe para lamerse las heridas del desamor mientras Mikael, sin comprender porque Lisbeth no quiere saber nada de él, vive uno de sus mejores momentos profesionales.
Tras unos cuantos capítulos en los que Larsson nos cuenta la vida que lleva Lisbeth en el Caribe y que, a mi parecer, no aportan absolutamente nada a la historia salvo paginas de relleno, Mikael tiene entre manos un ambicioso reportaje sobre la prostitución y la trata de blancas que le propone Dag Svesson, un joven periodista.
De regreso a Suecia, Lisbeth comienza una nueva vida comprándose un lujoso apartamento, renovando su vestuario y retomando su amistad con Miriam pero, cuando todo parece ir bien, será acusada del doble asesinato de Dag y de su mujer.
Aunque este libro tiene mucha más acción que en el anterior, lo realmente interesante comienza casi al final, cuando descubrimos la historia de Lisbeth Salander. Si en la primera entrega Larsson hacía gala de unas descripciones muy detalladas, en esta segunda no se queda atrás porque vuelve a darnos detalles totalmente superfluos como los modelos de los muebles de Ikea que compra Lisbeth para su nueva casa. ¿Acaso aporta algo nuevo a la trama? No, salvo otro sin fin de páginas de relleno.
Otra de las cosas que no me ha gustado nada de nada es estar leyendo tranquilamente y que, de pronto y sin venir a cuento, aparezcan una palabra o una frase en inglés sin ningún tipo de nota a pie de página por parte de los traductores. Cierto es que mi inglés me ha permitido entenderlo perfectamente pero ¿todo el mundo tiene que saber inglés?
En general, salvando estos pequeños detalles, me ha gustado pero no tanto como el primero ya que lo veo más como un larguísimo capítulo que como un libro en sí. Si tuviera que destacar algo sería el final, ya que supone un punto álgido de tensión que deja al lector en un suspense total hasta que no se hace con la última parte de la trilogía porque nos quedamos con una Lisbeth que ha recibido un disparo en la cabeza y se debate entre la vida y la muerte.