Michael Haneke, juega mucho con los planos directos, y va claro en todo el momento, en cada escena el significado de la misma. La rectitud, con la que querían enseñar a los hijos, sin enseñarles que la autentica felicidad, y la vida en si mismo, se aprende de todos los errores que podamos tener en ella. Sin que con ello se les tenga que arrinconar, castigar física o psicológica. Y es que un golpe solo conlleva a que venga después otro, y no siempre de una misma mano. Hasta lo más tierno e incompresible que pueda legar a ser el amor, con personas que más bien, y como dicen en la película. Pudieran llegar a ser padre e hija. O la frustración con la que conlleva a las envidias, llegado a originarse diversos sucesos. De los cuales más macabros.
Tanto como sus interpretaciones, como el relato contado por el profesor de la escuela. Donde a parte de hacer un análisis, de como fue su vida en aquel pueblo. Con un guión cuidado hasta el último detalle. La cinta blanca es una de las mejores proyecciones europeas que haya podido ver en bastante tiempo.
Nota.- 10/10