La ciudad bajo la Luna es una novela de suspense en cuatro tiempos y cuatro espacios: la Sevilla de la Exposición Iberoamericana del 29, el Nueva York de la Ley Seca, La Habana de comienzos del siglo XX y la Francia de la Gran Guerra. La aparición de un cadáver con claros indicios de haber sufrido una muerte violenta, el día que el Graff Zeppelín aterriza por primera vez de Sevilla, marca el inicio de esta novela. Desde ese momento, descubrir quién es la víctima, quién el asesino, así como las motivaciones del crimen, serán responsabilidad del propio lector que, página tras página, irá conociendo una historia de amor prohibido, a caballo entre Sevilla y Nueva York, durante los locos años veinte.
Editorial: Algaida Editores (2022)
Nº de páginas: 544
Formato: Tapa blanda / Versión Kindle
ISBN: 978-8491897101
Precio: 19,90 € / 9,49 €
Para ser de Bilbao, Nerea Riesco es lo más parecido a una sevillana que conozco. La ama, la cuida, la besa y la llora. Madre e hija de emociones sólo transmitidas por el aroma del azahar y la brisa que desconcha la cal de las paredes para despertar a las musas que la inducen a escribir. Y cómo escribe...
La premiada escritora vuelve a regalar un trocito de sí misma en esta fascinante novela, muy bien tratada por el sello Algaida, que le ha regalado como portada a la Cristina Pedroche de los años veinte. En la copa de cóctel, el sorbo que necesitaremos para penetrar en los secretos de una interesante trama, la que se esconde tras el cartón y muere en la sinopsis. No la lean. Compren el libro y comiencen a hacer lo que más les gusta; en ello coincidimos.
Se trata de una bella historia, y como en todo lo bello, hay dolor, pues el dolor puede ser hermoso al ser descrito por una buena pluma y negro cuando se empareja con la realidad de la que emana. Dos continentes lejanos y un barco que es testigo de lo que significa amor y desamor. Todo es más fácil a ritmo del blues, o del jazz, siempre esquivo, haciéndose el interesante. Color blanco, ambarino y tostado, torrefacto, con aroma de habano y de naranjo a punto de explotar de placer en orgasmos de flores blancas que duran lo que un beso robado, o anhelado...
Belinda Miller y Adrian o viceversa. No importa el orden. Todo es verdad y mentira al mismo tiempo, el mismo que transcurre sin que nos demos cuenta, dejándonos la garganta seca de no hablar y saciada de emociones al mismo tiempo. Nerea se adueña de nosotros y nos engaña cuantas veces sea necesario, pues aprendió bien su oficio. No debería extrañas que hiciera lo propio añadiendo su pócima en el trago de un productor de esos que el séptimo arte guarda en la cómoda de su espíritu y el sueño de estas vidas truncadas alcance la pantalla grande después de que el hombre haya pisado... la luna...
Adivinan ya que me ha gustado, que cada palabra de esta novela me ha encandilado, y aun a fuerza de resistir los envites, he terminado cediendo las llaves de la fortaleza ingobernable de mi corazón. Cada página es un regalo y me gusta recibir presentes.
Pero entonces ¿Por qué comenzar la historia con un crimen? Sevilla sabe templar los nervios y aguanta perfectamente el aluvión de saetas que con forma de insinuaciones alcanzan el hilo argumental que ha decidido tomar la ciudad del Guadalquivir para su solaz. Entonces la física cuántica plegará la dimensión temporal y nos encontraremos de frente con los preparativos de la exposición Iberoamericana de 1929, la cien veces postergada. Si Rodrigo Caro levantara la cabeza...
Necesitamos pegamento. Gonzalo se ofrecerá y dará cohesión al relato de unos hechos acaecido hace un siglo en una ciudad que no solo vive bajo la luna, sino que puede ser estrella para contarnos un cuento al oído. Mientras tanto, en Nueva York, la ciudad sabemos que no duerme en los cubes de algodón en los que se destila arte y oficio, e incluso alcohol a escondidas, pero sobre todo se sirve amor o desamor. Acérquense a la barra y pidan. Si no les sale un mafioso de ascendencia italiana al paso, se harán con el control de la situación y Nerea habrá triunfado de nuevo. La banca, siempre gana.
Claro que hay giros inesperados y falsos culpables. La vida misma. Vayamos a los muelles de Sevilla y adquiramos pasajes para la nueva travesía del Manuel Arnús.
¿Estamos preparados? ¿No se nos olvida nada? Pues comencemos la travesía del mejor modo imaginable: leyendo...
Reseñado por Francisco Javier Torres Gómez
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