Para esta ocasión traigo uno de esos libros tesoro...que no andas buscando pero que encuentras perdido entre cientos de libros cuando vas a pillar alguno a la biblioteca...de primera te llama la atención, el título ya promete y la portada es preciosa...y entonces das la vuelta al libro para ver de que va, tiene buena pinta...abres el libro y aparece esta curiosa advertencia que ya te ayuda a decidirte, si eres del tipo valiente y no quieres tener una vida aburrida y apacible...claro está.
Aquí comienza la historia. Cuenta cómo entré en posesión del Libro Sangriento y conseguí el Orm. No es una historia para personas de piel delicada y nervios débiles, a las que me gustaría recomendar que volvieran a dejar este libro sobre el montón y se largaran al departamento de libros infantiles. Vamos, vamos, desapareced, bebedores de té de manzanilla y lloricas, ¡aquí se habla de un lugar donde leer sigue siendo una auténtica aventura! Y defino aventura, al estilo antiguo, según el Diccionario Zamónico: «Una empresa temeraria realizada por ansia de investigación o arrogancia; con aspectos amenazadores para la vida, peligros imprevisibles y, a veces, resultado fatal.» Sí, hablo de un lugar donde leer te puede llevar a la locura. Donde los libros pueden herir, envenenar, incluso matar. Sólo quien esté realmente dispuesto a aceptar esos riesgos por leer este libro, quien esté dispuesto a jugarse la vida para participar en mi historia deberá seguirme al párrafo que sigue. A todos los demás los felicito por su decisión cobarde pero sensata de quedarse atrás. ¡Que os vaya bien, gallinas! Os deseo una existencia larga y mortalmente aburrida y, con esta frase, me despido. Bueno. Después de haber reducido a mis lectores probablemente, ya al principio, a un pequeño grupo de audaces, quisiera saludar cordialmente a los que han quedado: ¡Os saludo, temerarios amigos, estáis hechos de la madera de la que se hace un aventurero! Y ahora no perdamos más tiempo y empecemos de inmediato nuestra expedición. Porque es un viaje lo que vamos a emprender, un viaje para buscar libros viejos en Bibliópolis, la ciudad de los libros que sueñan. Ataos bien los zapatos: un largo trecho del camino pasa por terreno peñascoso y desigual, y luego por pastizales monótonos donde hay gruesos tallos que llegan a la cintura y cortan como navajas. Y que finalmente desciende profundamente por un sendero oscuro, laberíntico y peligroso, hasta las entrañas de la tierra. No puedo prever cuántos de nosotros volveremos. Sólo puedo recomendaros que no perdáis el valor... ocurra lo que nos ocurra. ¡Y no digáis que no os advertí!
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Yo, que sueño:
Escrito en un profundo estado de iluminación de Orm, Walter Moers, el autor de este maravilloso libro nos introduce en una increíble aventura protagonizada por Hildegunst von Mythenmetz (nombre imposible de aprender) un dragón, aspirante a poeta y escritor que reside en la mítica Fortaleza de los Dragones que tras la muerte de su padrino literario Danzarote Tornasílabas recibe de este en herencia un misterioso manuscrito, el escrito más maravilloso que haya leido, capaz de trasmitir una completa gama de sentimientos, desde hacerte llorar de la risa hasta deprimido ante tan magnífico texto...y es por eso que decide partir hacia Bibliópolis, la Ciudad de los libros soñadores en busca del autor para que le tome como discípulo. Allí se verá envuelto en una gran cantidad de acontecimientos poblados por una desbordante imaginación.
De modo que este libro, queridos soñadores, no se lo pueden perder, es uno de esos de estilo "la historia interminable" que traspasa las fronteras de la edad, aunque pueda a veces dar la impresión de ser infantil, por el modo de narrar o las preciosas ilustraciones a tinta que acompañan todo el relato, pero al leerlo te das cuenta de que no lo es, así que si te gusta lo imposible. los sueños y las aventuras, las locuras y el absurdo, éste es tu libro.
Bueno, para finalizar les dejo la ilustración que realice en tinta china, inspirada en una de las muchas aventuras de este simpático dragón :) A ver si alguien se ha leído el libro y la reconoce...
Ilustración La ciudad de los libros soñadores
****************************************************************************Walter Moersy un poquito sobre el autor...
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Para terminar...les dejo el fragmento del único libro escrito por Danzarote Tornasílabas, Del disfrute de la huerta, en el que, con lenguaje impresionante, tematiza el cultivo de engorde de la coliflor y las implicaciones filosóficas del abono orgánico.
No menos asombra el cultivo de la coliflor azul. En él hay que atender a la alternancia de las inflorescencias de las hojas. Las umbelas de flores enseñan al horticultor la obesidad temporal. Sus innumerables capullos, apretados en compacta sombrilla, engruesan con sus tallos convirtiéndose en una masa informe de grasa vegetal azulada. Por ello, la coliflor es una flor que, antes de abrirse, se malogra en su propia grasa o, dicho más exactamente: una serie de flores malograda, una umbela de panícula echada a perder. ¿Cómo, por el amor del cielo, puede reproducirse esa criatura cebada, con los ovarios convertidos en grasa? También ella, tras dar un rodeo por lo antinatural vuelve a lo natural. El horticultor, evidentemente, no le da tiempo, cosecha la coliflor en la cumbre de su aberración, es decir, en el estadio más alto y sabroso de su adiposidad...cuando la panza de la planta tiene gusto de albóndiga. En cambio, el criador de semillas deja la masa azul tranquila en su rincón de la huerta, para que alcance de nuevo su mejor estado. Si vuelve tres semanas después para verla, encuentra, en lugar de tres libras de grasa vegetal, una mata de flores muy suelta, rodeada por el zumbido de las abejas, fuegos fatuos y escarabajos mordisqueantes. Los delgados tallos azul pálido, antes antinaturalmente engrosados, han cambiado espesor por longitud y, como carnosos tallos de flores, tienen ahora en se extremo cierto número de flores amarillas esparcidas. Los escasos capullos indestructibles se colorean de azul, si hinchan, florecen y echan semillas. Ese pequeño grupo valiente de los erguidos y fieles a la naturaleza salva al gremio de las coliflores.
Sin más me despido soñadores...