¿La ciudad más antigua de Europa? Patrón urbanístico Atlante en las más antiguas ciudades del occidente 20 de julio de 2013
Posted by Georgeos Díaz-Montexano in Antiguas Civilizaciones, Arqueología, Artículos, Arte Rupestre, Atlantis, Atlantología, Atlantologia Histórica, Atlántida, Buscando la Atlantida, En Busca de la Atlantida, Epigrafía, Escriptología, Filología Clásica, Fuentes primarias y secundarias, Jeroglificos, Noticias, Paleografía, Platón, Tartesos, Tartessiologia, Tartessos, Tartessus, Timeo.Tags: aldeas, andalucia, Atal, Atal Tarte, ATL, Atlantes, Atlas, Cadiz, Calcolitico, circulares, circulos concentricos, ciudades, concentricas, concentricos, Díaz-Montexano, Edad del Bronce, Eneolitico, españa, fenicias, fenicios, Georgeos, Georgeos Diaz, Georgeos Diaz-Montexano, Huelva, Iberia, Jaen, Luis Lucena Canales, macroaldeas, Marroquies Bajos, montexano, Neolitico, pablados, Portigal, punicas, punicos, sevilla, Tarte, Tarteso, Tartesos, Tartessos, Tartessus
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¿La ciudad más antigua de Europa?
(Publicado el 26 de junio de 2010 a la(s) 2:10 en https://www.facebook.com/notes/georgeos-d%C3%ADaz-montexano/la-ciudad-m%C3%A1s-antigua-de-europa/10150216093630529)Artículo donde se hace mención de una noticia publicada en el Diario ABC (julio del 2006) sobre mi descubrimiento de la identidad entre la antigua ciudad concéntrica de Marroquíes Bajos (Jaén) y el diseño urbanístico de la metrópolis de Atlantis, según Platón, a través de unos símbolos representados en una cerámica de finales del Bronce y principios del Hierro que fue hallada en Jaén y que se conserva en el Museo Arqueológico Nacional, en Madrid.
Link: http://arrozamargo.blogspot.com/2009/09/la-ciudad-mas-antigua-de-europa.html
Ciertamente (aunque algunos intentan omitirlo) fui el primero en percatarse de las grandes semejanzas arquitectónicas existentes entre la ciudad primitiva de Jaén y la acrópolis de la Atlántida descrita por Platón. Si alguien se percató antes no podrá saberse nunca, puesto que no existe ni la más simple publicación (en la que se pueda acreditar con seguridad la fecha) sobre tal identificación de Marroquíes Bajos con la Atlántida, por mucho que ahora se diga que era algo muy evidente.
Desde el primer momento me vi obligado a descartar que se tratara de la misma metrópolis de Atlantis, principalmente por su gran lejanía de la costa marítima, ya que según Platón la capital de Atlantis se hallaba a tan sólo unos cincuenta estadios (entre 8 y 9 Km.) en mitad de una gran llanura totalmente plana la cual quedaba hacia la parte meridional de una isa que comenzaba al menos en la boca atlántica del estrecho de Gibraltar, es decir, en el mismo Golfo de Cádiz, por lo que la capital de Atlantis, aunque estuviera relativamente cercana a las costas de Andalucía y Marruecos, no podría hallarse de ningún modo en el interior de la cuenca Bética, en un punto tan distante del piélago Atlántico, hacia e levante, como lo está Jaén, y geológicamente es inadmisible (al menos según la geología científica actual vigente) que el mar Atlántico halla llegado ni siquiera hasta Córdoba en tiempos históricos, ni siquiera cuando vivían los primeros homínidos o plaeoántropos en Iberia.
En cualquier caso, la existencia de esta ciudad concéntrica dentro de una área geográfica cercana a la que describe Platón, demuestra al menos que el filósofo griego pudo inspirarse en alguna ciudad de la Edad del Bronce de Andalucía, ya que, muy probablemente, el diseño de ciudades y santuarios circulares concéntricos pudo ser un referente propio de algunas poblaciones de la Edad del Bronce de la península Ibérica, que muy probablemente hundiría sus raíces en el Calcolítico. Las últimas campañas de excavación realizadas en Ciudad Real, por ejemplo, demuestran la existencia de lo que he clasificado como “Santuarios al Dios de las Aguas”, aunque los arqueólogos piensan que son simples poblados fortificados o aldeas.
Estos son mis principales argumentos:
1. Son construcciones circulares concéntricas, similares a la acrópolis de la Atlántida, cuya divinidad principal era Poseidón, el dios de las aguas.
2. Son demasiado pequeñas para ser consideradas como aldeas o poblados, pues presentan una media de 40 metros de diámetro por 9 metros de altura.
3. En la más excavada, la célebre “Motilla de Azuer”, se ha descubierto un gran pozo circular con una profundidad de 20,50 metros, ocupando el centro mismo del recinto. Todos los anillos o fosos circulares concéntricos fueron construidos para proteger y aislar el pozo central.
4. Han aparecido algunos pocos enterramientos junto a los muros de algunos de los anillos o fosos (que bien podrían ser rituales). La mayoría incluye ajuar típico del Bronce como cerámica, puntas y punzones, restos alimenticios, y objetos de marfil.
5. Todos los recintos de este tipo han sido localizados en zonas llanas de fácil inundación o en zonas palustres de la Cuenca del Guadiana. De hecho, la mayoría de estos enigmáticos recintos estaban rodeados por grandes extensiones de superficies acuáticas de baja profundidad quedando estas peculiares construcciones circulares concéntricas como islas en un gran archipiélago, tal y como se puede apreciar en las reconstrucciones paleogeográficas y maquetas que se exponen en el Museo de Ciudad Real.
Volviendo a Marroquíes Bajos, en mis artículos -y ante los periodistas que me entrevistaron hace algunos años- solamente me limité a exponer la semejanza sorprendente que existía entre el diseño arquitectónico de la primitiva ciudad de Jaén y el de la acrópolis de la Atlántida o Atlantis, según las descripciones de Platón en el Critias. Dejé bien claro que la identificación por si misma no podía demostrar que estábamos ante la misma acrópolis de Atlantis ni por supuesto ante una prueba científica irrefutable de la existencia de la Atlántida, aunque sí ante la evidencia de un patrón arquitectónico usado por pueblos del suroeste de Iberia desde el Calcolítico y quizá hasta finales de la Edad del Bronce, que bien podría demostrar que Platón no se inventó la historia de Atlantis y que cuando describía la ciudad principal de los atlantes, o pueblos del Atlántico, se estaba inspirando en noticias auténticas, en una historia verdadera (alêthinon logon), basada en antiguas tradiciones orales (ek palaias akoês) sobre la descripción de una importante ciudad ubicada en algún punto costero de Andalucía; noticias que le habrían llegado bien por vía escrita a través de Solón y los sacerdotes egipcios (como afirma en el Timeo y en el Critias) o bien por vía oral, directamente, a través de marineros colonos fenicios o griegos de la península ibérica que solían realizar viajes comerciales regulares entre las colonias de Iberia y las colonias que tenían en otras islas del Mediterráneo donde el mismo Platón estuvo durante varios años, como en Sicilia, por ejemplo.
Creo que la primitiva ciudad concéntrica de Jaén podría demostrar que éste era el patrón arquitectónico usado por determinados pueblos de Iberia durante el Calcolítico y la Edad del Bronce, que son los mismos que Platón describe bajo el nombre de Atlánticos, es decir, pueblos de las costas atlánticas. La ciudad de Marroquíes Bajos fue edificada por estos pueblos que podríamos llamar (como lo hizo Platón) ‘atlantes’ o ‘atlánticos’; pueblos del Calcolítico y del Bronce de la Península Ibérica que no sólo habitaron en Andalucía, según se deduce de los últimos hallazgos en otros lugares de Iberia. De este modo, hasta la fecha, la ciudad circular concéntrica de Marroquíes Bajos, en Jaén, es junto con la de Perdigôes en Portugal, bastante cercana a Huelva y por ende del mar Atlántico, la que más se aproxima a las descripciones que ofrece Platón de la ciudad principal de Atlantis en cuanto al diseño arquitectónico y los fosos circulares y demás estructuras de canalización.
Ahora bien, justo es reconocer que en las dimensiones de los fosos circulares Perdigôes gana en aproximación con la metrópolis de Atlantis a Marroquíes Bajos, ya que en Perdigôes se hallan fosos que duplican a los de marroquíes Bajos hasta en ocho metros de anchura, y gana también en cuanto a restos faunísticos, hallándose no poco material de marfil el cual incluye hasta colmillos casi completos de elefante, animal significativo en el relato de la Atlántida y que hasta la fecha no ha sido evidenciado en ninguna de las excavaciones de Marroquíes Bajos. Gana también a Marroquíes Bajos Perdigôes en cuanto a la cercanía al Piélago Atlántico, ya que esta se encuentra aproximadamente a unos 180 Km. del Golfo Atlántico, siguiendo la ruta fluvial del Guadiana, mientras que Marroquíes Bajos se halla a más de 300 Km. del Golfo Atlántico, siguiendo la ruta fluvial del Guadalquivir, y tomando en cuenta sólo hasta Coria del Río, o sea, hasta donde más o menos se creía que llegaba el mar en tiempos prerromanos. Así pues, Perdigôes reuniría mayores indicadores de proximidad –principalmente en sus orígenes- con las descripciones de Platón para ser propuesta como candidata a la metrópolis de Atlantis; no obstante, sigo creyendo que tampoco lo es, como tampoco creo que pueda ser el otro yacimiento Calcolítico y del Bronce hallado en Badajoz, “La Pijotilla”, a pesar de ganar esta en dimensiones a las dos anteriores con nada menos que 80 ha, y que, dicho sea de paso, a diferencia de Marroquíes Bajos y Perdigôes aporta datos de una constante ocupación desde el Calcolítico hasta el 1700 A.C., es decir, casi hasta la misma época en que según las pistas que nos ofrece el Critias se produce el catastrófico final y caída del imperio Atlante. De todos modos, ni aún así clasificaría tampoco “La Pijotilla” como mejor candidata para modelo o referente de la metrópolis de Atlantis de Platón como tampoco clasificaría Valencina de la Concepción a pesar de estimarse como bastante mayor que Marroquíes Bajos y hallarse justo a unos 9 Km de la costa del mar Atlántico en aquellos tiempos, puesto que esta no se halla bajo ninguna marisma siquiera, sino en un punto más elevado que difícilmente pudo ser arrasado ni por un gigantezco mega-tsunami.
Definitivamente la ciudad o macro-aldea que inspiró la tradición o relato sobre la capital de la Atlántida debería hallarse bajo el mar, o bajo unas marismas, y de esto no albergo duda alguna, precisamente por seguir con la mayor fidelidad posible las referencias antiguas sobre la Atlántida, y no solamente las de Platón.
En cualquier caso, justo es nuestro deber también puntualizar que este tipo de asentamientos que son conocidos como “recintos de fosos” son bastante similares a los conocidos como “causewayed enclosures” o “causewayed camps” en la literatura anglosajona, que aparecen por casi toda la Europa central y occidental, estando registrados los más antiguos (V y IV milenio) en las Islas Británicas, Francia y Alemania y región del Danubio, cronologías que desconocía hace años cuando identifiqué Marroquíes Bajos con el mismo diseño urbanístico usado en la metrópolis de Atlantis. Al respecto veamos lo que nos decía José E. Márquez Romero en el 2001 en su artículo De los “campos de silos” a los “agujeros negros”: Sobre pozos, depósitos y zanjas en la Prehistoria Reciente del Sur de la península Ibérica:
Y el caso es que esto plantea una seria dificultad para las hipótesis iberistas de la Atlántida, ya que la metrópolis de Atlantis, por fuerza mayor (si nos atenemos al relato platónico), debe ser la primera de todas, es decir, la que la arqueología pueda testimoniar con la datación más antigua, pero hasta la fecha no ha sido hallada en lugar alguno próximo a las costas atlánticas de Iberia y Marruecos ninguna ciudad o macro-aldea de este tipo con fosos circulares concéntricos cuya datación sea anterior a las halladas en otros lugares de Europa.
No obstante, insistimos en que otras evidencias importantes que he descubierto como son los símbolos de varios círculos concéntricos con canal que parte desde el centro, que identifico justamente como “símbolo de la metrópolis de Atlantis” y que fueron pintados en cerámicas de finales del Bronce y principios del Hierro solamente han sido reportados en Iberia, hasta la fecha en Sevilla, Jaén mismo y Guadalajara, y también presente en millares de petroglifos del noroeste peninsular Ibérico y otros puntos de la Iberia occidental, y sur-occidental. Es cierto que cerámicas con círculos concéntricos podrán hallarse también en muchos lugares del Mediterráneo, pertenecientes a otros pueblos como griegos, fenicios y etruscos, pero cerámicas con símbolos de varios anillos o círculos concéntricos y al menos un canal que los atraviesa desde el centro, tal y como apreciamos en el esquema de la metrópolis de Atlantis, hasta la fecha solamente han sido halladas en Iberia, y esto permite seguir considerando a Iberia, especialmente el suroeste de la península, como la región más próxima al lugar donde se hallaría la metrópolis de Atlantis.
A tenor de este tipo de evidencias que podríamos catalogar como epigráficas, el investigador jienense Luis Lucena Canales ha propuesto a una supuesta inscripción “fenicio-griega” hallada hace años en el abrigo del Barranco de la Tinaja o Barranco de la Hoya del Caño, también conocido como Cañada del Estéril, dentro de la Sierra de Otiñar (Jaén), como prueba de su hipótesis de considerar a Jaén (concretamente a Marroquíes Bajos, lo cual hizo en fecha posterior a mis publicaciones sobre la identificación de esta con el diseño de la metrópolis de Atlantis) como lugar o región sede de la metrópolis de Atlantis. La inscripción en cuestión se compone de tres letras que Lucena Canales lee de izquierda a derecha como A-T-L, y lógicamente asume sea una abreviatura de Atlas, el cual podría estar representado en una figura antropomorfa grabada justo en un lateral, a la derecha de la inscripción. Sin embargo, primero debemos señalar que los fenicios ni los cartagineses escribieron jamás de izquierda a derecha, su escritura fue siempre sinistrorsa, es decir, de derecha a izquierda, nunca dextrorsa. Por consiguiente, aún asumiendo que realmente fueran estas tres letras las que Lucena Canales cree identificar, de ser fenicias, púnicas o neopúnicas, la lectura sería pues L-T-A, T-A-L o A-L-T, siempre rotando en sentido sinistrorso. En cualquiera de los casos ya no podría ser abreviatura de el nombre griego Atlas ni de ningún otro similar con tal raíz A-T-L. ¿Pero son realmente letras fenicias? No fenicias como tal, pero sí quizá púnicas o neopúnicas como veremos a continuación, aunque de serlo sus valores no serían L-T-A, T-A-L o A-L-T sino otros.
Para facilitar la comprensión de nuestro análisis epigráfico y lexicológico enumeraremos los signos tal y como aparecen grabados de la siguiente manera:
1
2
3
El primer signo de izquierda a derecha (2) podría ser una min (M) y no se corresponde con ninguna forma conocida de una alef fenicia; y aunque sí es similar a una forma de alef púnica o cartaginesa, no se corresponde en la posición ya que tendría que haber sido escrita girada en unos 90º hacia la izquierda. Con esta forma y orientación sólo se aproxima a un tipo de min (M) púnica o cartaginesa; aunque también podría ser una shin (Sh, Sch) š púnica, que igualmente es idéntica a la misma forma púnica de la min (M) o incluso hasta podría ser una tau (T) igualmente púnica, aunque un poco deformada, por lo tanto menos probable.
En cuanto a la letra nº 3 que es similar a una lambda griega (de ahí que Lucena Canales la identifique con una L), jamás fue usada en el fenicio ni en el púnico y el neopúnico para reproducir el sonido de una lamed (L) sino para el de la gamel (G). Pero el asunto se complica, porque justamente la forma de la letra nº 1 que Lucena Canales identifica con una tau (T) no existe en ninguno de los alefbethos púnicos o neopúnicos conocidos; sólo en el signario neopúnico esta forma, que es semejante a una xi griega (o como nuestra X castellana) es conocida como una variante de la min (M), por lo que para que tengamos entonces una lectura completa desde el púnico o cartaginés, o desde el neopúnico (el cual se usó después de la caída de Cartago en el 146 A.C.), sólo podríamos interpretar dicha secuencia como 123, o sea, MTG o MšG, o incluso si aceptamos el valor de alef, M`G; sin descartar otras lecturas también sinistrorsas como 312, es decir, GMT, GMš o GM`. Y finalmente como los tres caracteres parecen estar grabados de manera equidistante, casi formando un triángulo equilátero, no debería descartarse el orden de lectura 132, o sea, MGT, MG’ o MGš. ¿Y qué hallamos en el registro lexicográfico semítico? Pues que de todas las posibles combinaciones solamente hallamos las cuatro siguientes correspondencias semíticas:
(123) mtg n.m.
1 brida LJLA.
Jastrow: 860.
(312) gmš vb.
1 contratar, doblar JBA.
Jastrow: 257.
(312) gm’ n.m.
1 Una caña de papiro OfA, Sam.
Tal Sam: 149. DNWSI: 225. Audo: 1:145.
(132) mgš vb. Rezar como un mago
1 Rezar como un mago (Syr.)
2 Para practicar las artes mágicas (Syr.)
3 Ser convertido al magismo (o sea, ser iniciado en las doctrinas de los magos) (Syr.)
LS2: 375. J. Payne-Smith: 251. DNWSI: 594.
De más estaría puntualizar que de todas esas identificaciones sólo la última, MGš, tendría sentido en el contexto en que se halla dicha inscripción junto a una figura antropomorfa que sería una representación de un Mago, y los restantes símbolos de círculos concéntricos hallados.
En cuanto a los valores griegos de los signos, debe aclararse que no ha existido nunca un alfabeto fenicio-griego como tal, los griegos usaron en un principio un alfabeto fenicio íntegro, sin modificación alguna, el cual modificaron ligeramente después en el alfabeto griego arcaico que a su vez derivó en el clásico. Pero incluso si las letras son griegas -y aunque la lectura podría ser lo mismo sinistrorsa que dextrosa, puesto que los griegos usaron ambas direcciones justo hasta poco antes de los tiempos de Platón- la letra que Lucena Canales interpreta como una tau (T) nunca se usó en los alfabetos griegos para este sonido sino para el de la xi (ji, o sea, como nuestra jota), con lo que la lectura sería entonces ?LX, LX?, X?L o bien como ?XL, XL? y L?X, sin que podamos identificar el primer signo de izquierda a derecha (el nº 2) con ninguna letra conocida de los alfabetos griegos, lo que fortalece la hipótesis de ser una inscripción púnica bastante tardía, con toda probabilidad neopúnica, lo cual creo mucho más probable debido a la correspondencia de los tres signos dentro de los alefbethos neopúnicos y la lectura coherente (en un sentido contextual) que conseguimos de la secuencia MGš. Otro dato que no debemos ignorar y que complica más todavía el asunto, son las terminaciones de las letras con esas pequeñas barritas horizontales o travesaños; esto nunca se usó en ningún alfabeto fenicio o púnico, y en cuanto a los alfabetos griegos apenas se conocen algunos casos en letras capitulares con fechas muy tardías, o sea, de varios siglos posteriores a los tiempos de Platón.
Concluyendo, no se puede sostener de ningún modo que ahí podamos leer A-T-L como tan seguramente afirma Luis Lucena Canales, supongo que por un conocimiento insuficiente en materia de epigrafía y paleografía, o escriptología en general. Por consiguiente, siendo MGš, valores de letras que se corresponden bien con el signario neopúnico que a su vez es bastante tardío (lo que explicaría los pequeños travesaños en los extremos distales de los caracteres), propongo justamente que se trata de una inscripción neopúnica (posterior al 146 A.C.) cuya lectura debería ser, “Rezar como un mago”, o bien “Para practicar las Artes Mágicas” (o ser iniciado en las mismas), lo cual encaja perfectamente en el contexto sobre todo de símbolos circulares concéntricos asociados en muchas civilizaciones antiguas con cultos astrales como los que practicaban justamente los Magos, cuyos orígenes son ubicados precisamente en pueblos de estirpe semita. Es posible que la inscripción y el antropomorfo haya sido grabada muchísimo después que los petroglifos circulares concéntricos por algún hablante del neopúnico. En cualquier caso, lo que se desprende del análisis paleográfico, epigráfico y lexicográfico, es que no puede sostenerse -sin recurrir al argumento de la fuerza, en vez de a la fuerza del argumento- una lectura como ATL desde los signarios fenicios, púnicos y neopúnicos ni tampoco desde lo signarios griegos, por lo que la hipótesis de Luis Lucena Canales queda ya totalmente refutada.
Desde el punto de vista epigráfico, sigue aún siendo más concluyentes las cerámicas con símbolos similares al esquema de la capital o metrópolis de la Atlántida que he encontrado no sólo en Jaén sino también en Sevilla, y otros lugares de Iberia, incluso en Guadalajara, y también el mismo símbolo grabado en millares de petroglifos en las costas Atlánticas de Iberia, aunque bastante raro en otros puntos de la península; así como la inscripción paleolatina que descubrí junto a un conjunto de tales símbolos de la metrópolis de Atlantis, en Galicia, y que se lee como URANEIS, o sea, “dedicados a los Uranios”, los mismos que según Diodoro Sículo eran así llamados antes de ser conocidos como Atlantes, y que también vivían junto a las costas del Océano (pasando Gibraltar) y en dirección hacia el Norte, según el mismo autor siciliano, y también de Galicia la antiquísima inscripción sobre hueso datada en más de seis mil años que logré identificar con signos aún existentes miles de años después en el signario Tartessio o del suroeste peninsular y cuya lectura sería Atal-Tarte; desciframiento este que fue reconocido por una de las más importantes instituciones científicas a nivel internacional, The Norwegian Institute of Palaeography and Historical Philology (PHI), asignado a la Academy of Sciences and Lettering and to the University of Oslo (Noruega). Exhibiéndose desde entonces en la colección paleográfica de The National Library of Oslo dicha pieza con mi desciframiento y explicación donde justamente interpreto su lectura en relación con los nombres de Atlas y Tarte-ssos.
También identifiqué y descifré otra antigua inscripción grabada en un altar de otra ciudad del tipo de “recinto de fosos” del Calcolítico descubierta y excavada por arqueólogos extremeños en Badajoz, los cuales se pusieron en contacto conmigo para que les diera mi opinión sobre su posible relación con las descripciones de Platón. En el material fotográfico que me aportaron se hallaban dichas inscripciones, que no necesariamente tendrían porque ser Calcolíticas, podrían ser de la Edad del Bronce, a pesar de que todo el contexto hallado hasta la fecha es Calcolítico. Una de ellas era sólo una palabra, o nombre, y justamente contenía la raíz A-T-L en un texto que se puede leer como ATLuTu, y que recuerda mucho a los TLETAS o Itletas que el historiador griego Teopompo muy poco después que Platón ubica cerca de los límites de los Turdetanos, y que Estrabón señala como los más antiguos habitantes de Iberia; aunque en códices tardíos de la Geografiká de Estrabón aparece la variante Igletas o Igletes, que es la única que se considera actualmente sin que se respete el hecho de que en los más antiguos códices y manuscritos aparece testimoniada la misma forma que registra Teopompo, o sea, Itletas.