La cláusula suelo

Por Sanchezbermejo @sanchezbermejo

Cuando realizamos un contrato de cualquier tipo, si bien lo ideal es que las dos partes del mismo estén en igualdad de condiciones, no es así en un gran número de ocasiones y puede ocurrir que la parte que se encuentra en situación de superioridad se aproveche de las circunstancias.

Así ocurrió con los contratos de hipoteca realizados por muchas entidades durante varios años, coincidentes, especialmente, con la burbuja inmobiliaria, en donde éstas se aprovechaban para introducir cláusulas abusivas que constituyen, según una reciente sentencia del Tribunal Supremo, “una grave vulneración de los derechos de los consumidores“.

Entre estas cláusulas encontramos la cláusula suelo. Esta es una cláusula contractual que establece un mínimo a pagar en las cuotas de la hipoteca inmobiliaria aunque los intereses ordinarios que se han acordado con la entidad financiera estén por debajo.

Cláusula suelo

Por lo tanto, la cláusula suelo sirve para que, aunque los tipos de interés bajen estrepitosamente por la situación económica, como ha ocurrido con la crisis, las cuantías que hay que abonar de intereses a las entidades bancarias se mantengan igual de altas que en épocas de mayor bonanza económica, y por ello, imposibiliten que los consumidores se puedan beneficiar de la baja de estos tipos de interés.

La mayoría de hipotecas que se suscribieron así tenían un tipo de interés variable (fijado, habitualmente, por el Euribor más un diferencial que pone el banco), pero en muchas ocasiones el banco fijó en el contrato de hipoteca una cláusula suelo o porcentaje mínimo de interés a pagar por el comprador de la vivienda aunque el interés surgido de la suma del Euribor y el diferencial fuese inferior.

Es importante destacar que la aplicación de la cláusula no es contraria a la ley, pero sí resulta abusiva cuando los bancos y entidades financieras no informan de su presencia y sus consecuencias. En el contrato hipotecario debe aparecer de forma clara y precisa la cláusula y en todo caso ser explicada al comprador. Las propias normas bancarias y de intervención de las entidades de crédito exigen esta transparencia que permite la protección de los suscriptores de hipotecas.

Gracias a esto último, y debido a que estas entidades fueron en ocasiones opacas y sabían lo que se avecinaba, es sin duda es un abuso de la posición de superioridad por falta de transparencia y reciprocidad y por ello es reclamable ante los tribunales.

Cómo reclamar la cláusula suelo

Puedes iniciar tu mismo los trámites para reclamar una cláusula suelo e intentar eliminarla de tu contrato, aunque siempre es recomendable estar asistido por un profesional.

A. En primer lugar, puedes intentar negociar directamente con tu entidad de crédito (banco o caja normalmente) que te quite la cláusula suelo.

B. En segundo lugar, puedes presentar una reclamación al servicio de atención al cliente de la entidad basándote en falta de transparencia y falta de reciprocidad por los motivos ya explicados. La respuesta por parte del banco suele tardar bastante y puede darte la razón, o no hacerlo, según los motivos alegados y su prueba.

C. En tercer lugar, si el servicio de atención al cliente ha rechazado tu petición, podrás reclamar ante el Banco de España o mediante vía judicial. Especialmente recomendable es esta última, ya que el banco de España solo realizará recomendaciones a los demás bancos y entidades, y por vía judicial se consigue a menudo eliminar la cláusula gracias a la sentencia del Tribunal Supremo.