La CND en el Real: una compañía en desarrollo

Por Laretorica @BlogLaRetorica

Desde que llegase José Carlos Martínez a la dirección artística de la Compañía Nacional de Danza, el objetivo siempre ha estado puesto en crearse  una compañía versátil capaz de bailar una noche El lago de los cisnes y al día siguiente un Kilian. Ya desde sus primeros programas, Martínez ha tratado de incluir en el repertorio de la CND nuevas piezas de corte clásico, incluyendo ya el año pasado Who cares? de Balanchine, Raymonda divertimento, Tres Preludios de Ben Stevenson o Sonatas del mismo Martínez.

En esta ocasión, y tras la polémica generada en torno a la supresión del pago de las horas extraordinarias, la compañía presentó en el Teatro Real un nuevo programa donde trataban de ofrecer una clara visión de la evolución en la que se encuentra inmersa. Con coreografías de Mats Ek, George Balanchine, William Forsythe y el propio director artístico de la compañía José Carlos Martínez, se trató de demostrar esa transición hacia una compañía “híbrida” donde tanto clásico como contemporáneo tengan un hueco.

La primera parte de la velada estuvo compuesta está por Allegro Brillante de George Balanchine, con música de Piotr Ilich Chaikovski. Esta pieza de gran clasicismo demostró perfectamente la situación de la compañía, y es que aún siguen en pleno tránsito hacia un estilo puramente clásico. Los bailarines tuvieron un buen acercamiento al estilo Balanchiniano, pero tal vez les faltó un poco más de energía ya que el escenario en momentos se les quedaba un tanto vacío.

A esta pieza le siguió Delibes Suite de José Carlos Martínez. Sobre la música del compositor francés Leo Delibes, Martínez ha coreografiado un paso a dos dentro de la tradición clásica (adagio, variación del bailarín, variación de la bailarina y coda), donde los bailarines Yae Gee Park y Anthony Pina brillaron, demostrando una gran destreza técnica y un gran control, siendo este un punto de inflexión en la velada.

Y es que tras el descanso llegó la emblemática coreografía de William Forsythe In the middle, somewhat elevated y con ello el ambiente se caldeó, la atmósfera templó en la sala, y los corazones comenzaron a batir al ritmo fascinante de la partitura de Thom Willems. Los bailarines brillaron con la coreografía de Forsythe e hicieron que esta brillase, sacando lo mejor de esta y demostrando una energía, bravura y control de la técnica, que hizo que fuera realmente la mejor sección del programa. No hubo ninguno de los participantes que no sacase lo mejor de sí y no dejase al público boquiabierto, destacaron sobre todo Noellie Conjeaud, Kayoko Everhart y Eugenia Brezzi, y entre los hombres destacaron Esteban Berlanga y Álvaro Madrigal.

Como guinda a la noche, Casi-Casa coreografiada por Mats Ek puso fin a la velada con una pieza contemporánea y un guiño a la vida diaria. Una coreografía que utiliza elementos escénicos como una puerta, un sofá o un horno que no abandonan el escenario en ningún momento y que refleja la monotonía del día a día.

La Compañía Nacional de Danza aún tiene que depurar se técnica clásica, y más si se quiere deleitar al público con una coreografía de George Balanchine. Pero eso sí, los bailarines demostraron una gran versatilidad y adaptabilidad a los diversos estilos que se trataron durante la función. Una cosa queda por decir, esta compañía está avanzando a pasos agigantados hacia el sueño de todos los aficionados a la danza, y es el conseguir tener una compañía nacional donde haya cabida para todos los estilos, y poco a poco y con paciencia ese objetivo se va logrando.