La Colina de las Cruces, Lituania

Por Nosoloviajeros @nosoloviajeros

El lugar que vamos a ver hoy es uno de esos puntos que no se si es bueno o no recomendar, y no lo digo porque sea peligroso precisamente, sino porque a día de hoy el turismo ( y los lugareños ) están prostituyendo su significado. Me estoy refiriendo a la colina de las cruces, en Lituania; un montículo que con el paso de los siglos se ha convertido en un emblema para el pueblo lituano y para la cristiandad en general.

La zona, a inicios del siglo XIII, hacia las funciones de puesto de defensa ante la invasión de los ejércitos de la Orden Teutónica; el fin no se consiguió, ya que los teutones se hicieron dueños y señores de las tierras lituanas. Lo que estos últimos no consiguieron fue apaciguar al pueblo, que a modo de desafío ante el invasor, comenzó a colocar cruces en la colina.

Con el paso del tiempo y de las diversas batallas que se libraron en la región, la colina fue poco a adquiriendo un valor patrio para los lituanos, quienes vieron en ese pequeño montículo de tierra un efímero escape a sus desdichas históricas. Y no hay más que retroceder a las revueltas de 1831 y 1863 para verlo, ya que tras los conflictos armados contra los rusos, muchos de los familiares que no acababan de encontrar los cadáveres de sus seres queridos, improvisaban una sencilla misa colocando una cruz en la colina; en honor a sus muertos. Con los años, ya en los albores de la IIGM, el lugar fue adquiriendo cada vez mayor importancia como centro espiritual.

Durante la época soviética, los lacayos de Stalin y compañía trataron en mil y un ocasiones de destruir el que para entonces ya era un centro de culto consagrado y un emplazamiento dedicado a la nación lituana. Pero como en este tipo de ocasiones suele pasar, no lo lograron. Una vez con muro de Berlin por los suelos, fue poco a poco convirtiéndose en lo que es hoy en día. Una colina con más de 100.000 cruces colocadas en cada rincón, un monumento que ha hecho famosa a Lituania en el mundo entero.

Ahora bien, el problema del lugar, tal y como lo exponía en el primer párrafo, son los turistas y los propios lugareños que no tienen conciencia de su pasado. Se esta dando la circunstancia de que se están vendiendo cruces y baratijas de toda índole a los visitantes a fin de que puedan colocarlas en ese bosque de madera y metal. De esta manera, lo que en su día fue una forma de luchar contra los invasores y de dar sepultura a los soldados caídos por el pueblo lituano, se esta convirtiendo en un almacén de madera y plástico “made in china”. De pena.

Fuente | Historias del este