La comarca leridana de l’Urgell, cuya capital es la ciudad de Tàrrega, tiene una serie de pequeñas poblaciones con un notable patrimonio histórico y monumental, ideales para incluir en una ruta de fin de semana.Debido a la relativa proximidad, nos resulta fácil hacer escapadas cortas, incluso de unas pocas horas, pero la zona es ideal para pasar un par o tres de días.En octubre visitamos el Monasterio de Vallbona de les Monges y Guimerà pero en esa época el día es muy corto y nos quedamos con ganas de volver. El pasado domingo, un primaveral y caluroso día de finales de marzo, regresamos de nuevo a Guimerà y visitamos también Vallfogona de Riucorb y Verdú.
El Monasterio de Vallbona de les Monges forma parte, junto con los otros dos monasterios cistercienses de la zona, Poblet y Santes Creus, de la llamada Ruta del Cister que se promociona turísticamente desde hace bastantes años.La Ruta del Cister identifica un territorio comprendido por las comarcas del Alt Camp (provincia de Tarragona con capital en Valls), la Conca de Barberá (provincia de Tarragona con capital en Montblanc) y el Urgell (provincia de Lleida con capital en Tàrrega).Cada una de estas comarcas tiene un monasterio cisterciense, pero también unos pueblos cargados de historia y tradición, con unas costumbres y paisajes que las unen.
Vista general de Vallbona de les Monges, donde destaca su monasterio
Me voy a centrar en la comarca de l’Urgell, en su Monasterio de Vallbona y en algunos pueblos de interés.Si comparamos Vallbona de les Monges con los Reales Monasterios de Poblet o Santes Creus, éste sería el más sencillo, por decirlo de alguna manera.He tenido ocasión de visitar los tres varias veces y encuentro en el de Vallbona de les Monges un encanto especial. Quizás porqué es el más pequeño de los tres, lo que le da un aire más recogido o tal vez porqué es un monasterio que, tal como indica el nombre, está habitado por una pequeña comunidad de monjas y ese toque femenino se nota en todos sus rincones. Sea como sea, me gusta visitarlo de vez en cuando.
Entrada a Vallbona de les Monges
Vallbona de les Monges es una pequeña población que creció alrededor de una comunidad religiosa, una comunidad mixta de ermitaños que vivía bajo la tutela del eremita Ramón Vallbona, bajo la regla de San Benito. Los datos más antiguos datan de 1153, pero unos años después el grupo se disuelve y los monjes se ven obligados a desplazarse a la comarca del Priorat, quedando tan sólo en el lugar, un núcleo de religiosas que se incorporan a la Orden del Cister. La construcción del monasterio en un enclave aislado es posterior, aunque durante el concilio de Trento (1545-1563), la prohibición de que los conventos estuvieran apartados de los núcleos urbanos, obligó a las monjas a ceder parte de sus tierras a gentes venidas de otros lugares, principalmente habitantes del cercano pueblo Montesquiu, para que pudieran asentarse en su entorno y crear así el núcleo de población.
Calle de Vallbona de les Monges
El primer ayuntamiento de Vallbona de les Monges es de 1573 y con el tiempo, el monasterio acabó convirtiéndose en el cenobio femenino más importante de la Corona catalano-aragonesa y donde pasaron sus días y recibían formación muchas hijas de la nobleza catalana, cuyo destino era la vida monástica. La escuela monacal disponía del scriptorium, donde un grupo de monjas se dedicaba a copiar y ornamentar los códices. En sus aulas se enseñaba gramática, liturgia, caligrafía, miniatura, música y como no, a coser y a bordar. En el archivo, se conservan catorce de estos códices del siglo XIII, así como documentos antiguos de un gran interés.Su farmacia también tuvo gran importancia ya que abastecía a todos los pueblos de los alrededores. El monasterio ha conservado ininterrumpidamente la comunidad durante más de 850 años (salvo durante los tiempos de guerra), aunque en la actualidad el número de religiosas es muy reducido y la mayoría, de edad avanzada.Aun así, con la ayuda de algunos voluntarios cuidan el huerto, trabajan en su pequeño taller de cerámica donde se reproducen antiguas piezas del monasterio y regentan la hospedería, la cual dispone de 20 habitaciones y ofrece una cocina basada esencialmente en los productos del huerto.El Monasterio es precioso, con un conjunto de edificaciones compuesto por la iglesia, el claustro y las dependencias de clausura.La iglesia, construida entre los siglos XII y XIV, es un claro ejemplo de transición entre el románico y el gótico. De su exterior, destaca el pórtico principal que da a la Plaza Mayor. Es de estilo románico y tiene un tímpano esculpido con la imagen de la Virgen con Niño, rodeada de ángeles. Adosados al exterior de la nave central, se pueden ver una serie de sarcófagos románicos y góticos, donde se pueden apreciar símbolos heráldicos. El cimborio – campanario en forma de linterna octogonal acabada en pirámide es un ejemplar único y puede considerarse un atrevido elemento de la arquitectura medieval.
Pórtico románico y sarcófagos en la Plaza Mayor
Plaza Mayor. Vallbona de les Manges
Tímpano del pórtico principal
Campanario de la iglesia del monasterio
El interior del templo es una maravilla por su simplicidad y el juego de luces. La planta es de cruz latina, con una sola nave y tres ábsides.El altar Mayor está presidido por la imagen de la Virgen y la tumba de los señores de Guimerà. A la derecha del altar, se conserva el sarcófago de la reina Violante de Hungría, esposa del rey Jaime I el Conquistador y quien por decisión propia quiso ser enterrada en Vallbona. En frente, la tumba de la princesa Sancha de Aragón, hija de ambos, fallecida en Tierra Santa.
Sarcófago de la Reina Violante de Hungría
Cimborio octogonal
Reja que separa el coro del altar
El coro, situado en la parte central, está pavimentado de lápidas sepulcrales.El claustro es de pequeñas dimensiones y con una original forma trapezoidal. Los diferentes estilos le dan una gran singularidad y podríamos decir que resume cuatro siglos de Historia del Arte. El ala sur (siglo XII) es de estilo románico primitivo sin ningún tipo de decoración, construida conforme los austeros cánones cistercienses.
Galería sur (s. XII). Estilo románico
El ala este (siglo XIII) es también románica, adornada con pequeños rosetones de ocho radios que se unen en el centro con dibujos de carácter islámico y capiteles de gran belleza.
Galería este (S. XIII). Estilo románico
Galería este
El ala norte (siglo XIV) es la más corta y pertenece a la mejor escuela ojival y, finalmente, el ala oeste (siglo XV) es neorrománica, con elementos típicos renacentistas. Fue edificada por las abadesas de la familia Caldés y en los capiteles de las columnas se pueden observar las heráldicas de dichas abadesas.
Trabajos de restauración en la galería norte (S.XV). Estilo neorrománico
Galería oeste (s.XV). Estilo neorrománico
Losas sepulcrales de diferentes abasesas en la Sala Capitular
Sala Capitular
Al fondo, Nuestra Sra de la Misericordia. Sala Capitular
La interesante visita es guiada y acaba en la pequeña tienda donde hay la posibilidad de adquirir objetos de cerámica realizados por la comunidad así como otros productos de la región.A tan sólo trece kilómetros de Vallbona de les Monges se encuentra el pueblo de Guimerà. Antes de llegar se pueden ver a pie de carretera, las ruinas del Monasterio de Santa María de Vallsanta, otro antiguo cenobio cisterciense. Su construcción se inició en 1235 y después de una larga historia a la que siguió un período de profunda decadencia, en 1589 el abad de Poblet dictaminó que las tres últimas monjas que lo habitaban se trasladaran al cercano Monasterio de Santa María del Pedregal. Tras el abandono de la actividad religiosa, el edificio fue cayendo en ruinas.
Ruinas de Santa María de Vallsanta
Vista general de Guimerà
Guimerà
El pueblo de Guimerà se encuentra a 555 metros de altitud sobre el margen derecho del río Corb, que tras tantos meses de sequía no lleva ni una gota de agua. Su núcleo antiguo, se trata de un interesante entramado medieval que vamos descubriendo a través de un laberinto de calles cubiertas, arcos, escaleras… que ascienden hasta la parte más elevada. Calles estrechas e irregulares que se van inclinando para adaptarse a las pendientes del terreno.
Torre de vigilancia del castillo. Siglo XI. Guimerà
Una de las puertas de la muralla. Guimerà
Muralla y campanario de la iglesia de Santa María. Guimerà
El pueblo creció en sentido descendiente, alrededor del castillo y a los pies de la iglesia gótica de Santa María.En plena Edad Media fue un núcleo muy importante pero actualmente la población no llega a los 400 habitantes. La villa fue el centro de una baronía, concedida a Francesc Alemany en 1359 y que pasaría posteriormente a la familia Castre-Pinós a quienes les concedieron el título de condes en 1599. Generaciones y generaciones de nobles que habitaron este pequeño núcleo y cuyos derechos se fueron perpetuando hasta principios del siglo XIX siendo Natalia de Silva y Cavero la última condesa de Guimerà. Tras su fallecimiento y a pesar de no tener ningún efecto práctico, el título ha sido codiciado por la aristocracia española. Desde el día 6 de septiembre de 2007 lo ostenta la mayor coleccionista de títulos de la Historia, María del Rosario Cayetana Fitz-James Stuart y Silva, o sea, la Duquesa de Alba.
Iglesia de Santa María. Guimerà
Sepulcro en el exterior de la Iglesia de Santa María. Guimerà
Tan sólo 5 kilómetros separan Guimerà de Vallfogona de Riucorb cuyo nombre hace mención al río para diferenciarla de otras localidades llamadas también Vallfogona. Hay que matizar que este pueblo es parte de la comarca de la Conca de Barberà y no de l’Urgell.También medieval, cuenta con un conjunto de plazas y rincones que recuerdan su origen histórico. Muchas de sus calles conservan nombres antiguos: del Portalet, de Orient, del Pou, de la Font. En la parte alta, se sitúa la iglesia dedicada también a Santa María, de varios estilos aunque destaca su pórtico románico. Asociado al nombre de Vallfogona siempre va Francesc Vicent García i Torres, conocido como el rector de Vallfogona, poeta de estilo humorístico y burlesco, creador de un lenguaje propio abundante de cultismos y palabras de raíz castellana cuyo estilo fue imitado por muchos autores catalanes de los siglos XVII y XVIII. Aunque había nacido en Tortosa fue párroco de esta pequeña localidad desde 1607 al 1621. Su fama de hombre agudo le hizo enseguida muy popular y de él y de su monaguillo se cuentan muchas anécdotas, la mayoría inventadas.Vallfogona fue repoblada por los condes de Queralt en el siglo XI y en 1190 éstos donaron el castillo a la Orden del Temple quienes mantuvieron su posesión hasta la disolución de la orden en 1312, pasando a manos de los caballeros de la Orden de Malta hasta el siglo XIX. El edificio fue transformado en una casa residencial y ha sufrido muchas reformas.Igual que en Guimerà, muchas ventanas están adornadas con elementos renacentistas.
Puerta románica de la iglesia e imagen que recuerda a su conocido rector
Aunque excesivamente restaurado, se puede intuir como era el castillo
A las afueras de la población, en un bonito entorno, se encuentra el Balneario de Vallfogona, construido en 1901 aprovechando las aguas medicinales que emanan de la Fuente Grande (o pudenta, que significa maloliente) y la Fuente Pequeña (o salada).En sus alrededores se fueron construyendo muchas casas de veraneo, los llamados xalets (chalets) para veraneantes que querían disfrutar de las bondades de estas aguas.
Puente del Río Corb. Balneario de Vallfogona
Antiguo Balneario
Uno de los muchos chalets qen la zona del Balneario
Verdú es el último pueblo que visitamos. Igual que en las anteriores localidades, también destacan como edificios emblemáticos, el castillo que domina la población y la iglesia, de nuevo dedicada a Santa María.Parece ser que en 1081 se mencionó el castillo por primera vez en algunos documentos. Para que Guillem IV de Cervera, apodado el Monje, pudiera costear los gastos de la Cuarta Cruzada a Tierra Santa, el castillo fue empeñado a los monjes de Poblet, pasando de ser una fortaleza militar a un palacio destinado a alojar a los abades de Poblet cuando visitaban Verdú. Esto fue así hasta que la Baronía de Poblet perdió la propiedad en 1835 con la desamortización de Mendizábal.En 1988 el Ayuntamiento de Verdú compró parte del castillo y desde entonces se han estado llevando a cabo unas largas obras de rehabilitación.
Castillo de Verdú
Pórticos de la Plaza Mayor y torre del castillo. Verdú
En la misma plaza donde se levanta el castillo está también la iglesia parroquial con bonito pórtico románico.En la Plaza Mayor se encuentra el Museo de Juguetes y Autómatas, formado por una colección en la que se exhiben más de mil ejemplares.
Plaza Mayor. Verdú
Plaza Mayor. Verdú
Iglesia de Santa María. Verdú
Pórtico románico en la iglesia de Santa María. Verdú
Museo de Juguetes y Autómatas. Verdú
Fuente en la Plaza Mayor
Verdú es conocido por su tradición alfarera. Cuenta con varios talleres donde se elaboran todo tipo de cántaros, cazuelas y demás objetos. Los que más fama tienen son los sillons (cántaros de tierra que se ahúman una vez finalizada su cocción), cuya principal característica es la de mantener bien fresco el líquido de su interior.
Tradición alfarera en Verdú