Consumir comida basura es aquella una forma de saciar el apetito mediante productos cuyo sabor se ve potenciado por sustancias químicas especialmente diseńadas para seducir paladares en su mayoría adolescentes. Con entornos repletos de reclamos dirigidos a los nińos, los restaurantes que sirven este tipo de comida no paran de crecer y son el símbolo de una forma de vida completamente diferente del entorno en el que se ubican (Espańa tiene la suerte de contar con un sector agrícola, que si bien no está pasando por su mejor momento, es uno de los mejor surtidos del viejo continente). Comer este tipo de comida rápida bańada por salsas artificiales más de dos veces a la semana puede suponer un riesgo de sufrir múltiples problemas de salud, especialmente en el caso de los más pequeńos.
16.01.2013, ladyverd.com
Los nińos y adolescentes que consumen comida basura o rápida más de tres veces a la semana corren un enorme riesgo de padecer asma severa, rinitis alérgica y eczema. Estas son las conclusiones de un estudio reciente realizado en la Universidad neozelandesa de Auckland.
El estudio está basado en los datos e informaciones obtenidas de los 319.000 adolescentes entre 13 y 14 ańos, quienes participaron en un amplio estudio internacional sobre asma y alergias durante la infancia. El estudio se inició en 1991 y se llevo a cabo en un total de cien países.
Los investigadores descubrieron que la comida basura era el único tipo de comida asociada a un empeoramiento de los síntomas de los dos grupos de nińos independientemente del país, el nivel social o el sexo.
Tres o más comidas rápidas por semana aumentarían el riesgo de padecer asma severa en el 39% de los adolescentes y en el 27% de los nińos de seis a siete ańos. Estos hábitos alimentarios aumentarían también el riesgo de padecer rinitis alérgica o eczema grave.
Por el contrario,el consumo de fruta tres días a la semana supone un efecto protector que reduce la gravedad de los síntomas un 11% en los adolescentes y un 14% en los nińos.
Los investigadores subrayan de que no se trata de una relación causa efecto, si no de una asociación estadística que debe ser objeto de trabajos complementarios.
"Si esta asociación llega a probarse, tendría un enorme significado en términos de salud pública en un contexto en el que la comida basura sigue aumentando sus usuarios en todo el mundo", comentan los expertos.
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