Puede escuchar el texto al final del artículo
Es muy llamativo, y verdaderamente revelador, que no pocos progres que llevan años tratando de que en la enseñanza pública desaparezcan las clases de religión católica apoyen sin ningún disimulo a la Comisión Islámica para que ésta se dirija a los distintos gobiernos autonómicos con el objetivo de que los planes de enseñanza incluyan clases sobre el Islam en los colegios.
Sí. Es cierto que existe un convenio firmado en su día para que las distintas religiones puedan ser enseñadas en los colegios donde exista tal demanda, siempre y cuando en cada centro solicitante haya un mínimo de 10 alumnos como condición indispensable para que cada confesión religiosa pueda destinar a un profesor para impartir clases.
Nadie parece haberse planteado la solución más sencilla y práctica. España es un estado aconfesional. Sujetándonos a este principio, ninguna religión debería ser enseñada como tal en los centros educativos; mucho menos, ninguna debería tener preponderancia sobre otra en ese aspecto, ni en ninguno. ¿No debería ser la educación religiosa una cuestión exclusiva de cada religión?
Por ejemplo, la iglesia de la que soy miembro tiene su propio sistema educativo, con maestros capacitados para enseñar las lecciones de las Escrituras y de nuestros manuales de doctrina y principios del Evangelio, y las clases se imparten cada domingo en nuestros centros de reuniones. ¿Qué impide que cada confesión haga lo mismo? De este modo la polémica desaparecería definitivamente, y la enseñanza sería verdaderamente laica, sin perjuicio de los colegios que pertenecen a órdenes religiosas católicas y que desearan habilitar sus propias clases, aunque éstas no fuesen asignatura puntuable.
En España, la enseñanza religiosa en los colegios siempre fue un instrumento muy efectivo de adoctrinamiento para la religión mayoritaria; la que gobernó mano a mano con Franco, la que se mantuvo en el poder aunque en la sombra a la llegada de la democracia y la que durante siglos ha dirigido los destinos de España junto a reyes y gobernantes. Hasta hoy ha sido la iglesia católica la gran beneficiada(también habría que hablar de la enorme aportación recibida desde el Estado, que se incrementó a casi el doble desde el pacto de Rodríguez Zapatero con la Conferencia Episcopal durante la negociación del gobierno socialista con ETA).
En mi opinión un sistema de enseñanza verdaderamente laico debería dejar la enseñanza de cualquier religión a su propia iglesia o confesión. Sin embargo, me queda la duda de que el Estado pretenda que la enseñanza pública sea realmente laica. Tampoco encuentro disparatado que exista un plan para que ambas religiones, la católica y la islámica, compartan puesto predominante y formen un pinza de dos religiones autoritarias y bien vistas por el globalismo y sus líderes, como instrumento más efectivo de adoctrinamiento en las aulas. O bien, y esto tampoco es disparatado, hay quien ve llegado el momento de comenzar a sustituir a una religión por otra.
Cualquier cosa puede ser, estando como estamos en manos de semejantes gobernantes.
Login en