Os queremos dejar algunos consejos referentes a éstos análisis:
Definir los competidores
Deberemos tener clara la necesidad que cubrimos con nuestro producto o idea, y realizar un estudio de mercado acerca de los elementos que solventan la misma necesidad. Por ejemplo; si mi producto es un tipo de leche con sabor a limón, los competidores serán las demás marcas de leche existentes, pero también los sustitutivos cómo zumos, ya que la necesidad que cubre es el desayuno generalmente.
Por lo tanto, tendremos competidores directos e indirectos. En ambos casos, tendremos que tener en cuenta sus fortalezas. Siguiendo el ejemplo de la leche, los puntos fuertes de los competidores directos serían el sabor de la marca, los complementos que aportan cómo calcio u omega 3, los canales de distribución, el conocimiento de la marca por los usuarios, precio bajo. Mientras que los competidores indirectos pueden tener como fortalezas, que aportan vitamina c, importante para el desarrollo.
Nuestro producto deberá incorporar algunos puntos fuertes de nuestros competidores para ser competitivo, y si podemos agregar los de los competidores indirectos mejor. Un producto que pudiera funcionar sería una leche de sabor a limón con vitamina c ademas de calcio y omega 3, y al mismo precio o más bajo si pudiera ser.
Aunque yo no compraría leche con sabor a limón, es importante tener un estudio de mercado previo para saber si funcionará.
Marcar la diferencia
Tan importante como analizar la competencia y situarse a una buena altura, es marcar la diferencia. Nuestro proyecto debe tener elementos innovadores si queremos tener éxito y distanciarnos un poco del resto.
Aunque cada proyecto es diferente e innovar puede ser complicado, dejamos algunas perspectivas que quizá se os hayan pasado por alto:
La presentación. Cada vez más, los productos cuidan su apariencia y el modo en que se presentan al consumidor final. Quizá un elaborado packaging (modo en que se incluyen los productos en su venta), puede ayudarte a diferenciarte. Por ejemplo, leche con sabor a limón en lata.
Imagen de marca. Acudir a un diseñador profesional para que realice una imagen corporativa, no sube demasiado los gastos, y nos aseguramos de dar una buena primera impresión.
Utilidad. Si nuestro producto contiene elementos externos, podemos orientarlos de tal forma que puedan ser útiles y nos sirvan cómo fuente de publicidad. Por ejemplo, si nuestra leche va en tetabrick, quizá podamos crear un tapón especial con una imagen atractiva y que pueda adherirse a la nevera mediante un imán.
Esperamos que con éstos consejos, podáis tener una visión de conjunto respecto a lo que supone la competencia de vuestros proyectos.