Una semana más, Barça y Real Madrid ganan sus partidos y se mantienen en la cabeza de la clasificación, ya en solitario, y una semana más los comportamientos de los colegiados y de sus ayudantes nos hacen desviarnos de lo que debería ser el tema principal de un blog de fútbol.
Una semana más observamos la nula capacidad de empatía de unos jueces, teóricamente encargados de velar por la justicia en el deporte, y que ellos mismos se encargan de echar por tierra con su forma de arbitrar.
El sábado en Vigo, Clos Gómez, capaz de aguantar a Sergio Ramos insultándole en su cara en otras ocasiones, expulsa a Cabral(del Celta, claro) por agitar los brazos, destroza el partido, le da la victoria al Real Madrid(que a lo mejor hubiera ganado igual pero Clos no estaría tan orglloso) y demuestra su doble vara de medir por la que ya es muy conocido en nuestro fútbol.
Mascherano fue a la calle, justamente en vísperas de un Real Madrid-Barça en el que el argentino podría ser vital, y no lo será por mor de esos comités que se cebarán en una frase dicha al aire pero que nunca lo harían con alguien que le rompiera la pierna a otro jugador.
Una semana más, unos tipos armados con un pito y unas banderas han suplantado a los verdaderos protagonistas de ésto que son los jugadores, justamente en la semana en la que otro juez de banda, otro árbitro auxiliar, ha denunciado que le presionaban diciéndole que en el Real Madrid Barça de Noviembre tenía que ayudar a los blancos a mantenerlo todo "atado y bien atado".
Un episodio que debería investigarse hasta el final pero para el que muchos ya van reclamando que le echen tierra encima, un episodio que acabará con el cierre de la investigación por falta de pruebas, porque como ya sabemos por nuestra historia cercana, en algunos casos, "ni hay pruebas ni las habrá", y con el denunciante fuera de los terrenos.
Y semana tras semana seguiremos cansados de que los errores vayan siempre en una dirección, de que el esfuerzo de una semana de trabajo acabe en una expulsión por levantar la mano, por decir una palabrota o por cualquier nimiedad mientras el mismo árbitro, en elmismo partido, se esconde si los insultos, los gritos o las agresiones son del rival.
Es mucho más grave decir una palabrota que romperle la pierna a alguien.
La Concha de........