«La confesión» de Josh Grisham | Reseña literaria

Publicado el 21 noviembre 2018 por Carmelo Carmelo Beltrán Martínez @CarBel1994

El artículo «La confesión» de Josh Grisham | Reseña literaria es propiedad de Carmelo Beltrán.

Estamos acostumbrados a vivir entre conductas racistas. Se ha convertido en algo demasiado habitual en nuestra sociedad. Motivo de chistes durante toda nuestra historia, ahora tratamos de avanzar hacia el futuro. Hemos mejorado en muchos ámbitos. Sin embargo, ciertas visiones del mundo fehacientemente atrasadas se mantienen. Hoy os traigo la historia de un hombre condenado por el simple color de su piel. Y, aunque pueda parecer lejano, se trata de una denuncia social publicada por John Grisham en el año 2010. Bienvenidos a la reseña de La confesión. Porque no hay mejor arma que la literatura.

Reseña de La confesión de John Grisham

Título: La confesión
Autor: John Grisham
Editorial: DEBOLS!LLO
Páginas: 512
Año de publicación: 2010
ISBN: 978-8490324349
Cómpralo: Tapa Blanda | Tapa Dura | Edición Digital

Sinopsis de La confesión de John Grisham

Travis Boyette es un asesino. En 1998, en una pequeña ciudad de Texas, raptó, violó y estranguló a una de las chicas más guapas y más populares del instituto. Enterró el cadáver en un lugar donde nadie lo encontraría nunca y luego esperó. Observó impasible mientras la policía detenía a Donté Drumm, la estrella del equipo de fútbol que nada había tenido que ver con el crimen. Donté fue acusado, declarado culpable y condenado a muerte.

Ahora han transcurrido nueve años y solo faltan cuatro días para la ejecución de Donté. En Kansas, a más de seiscientos kilómetros de la cárcel, Travis también se enfrenta a su destino: un tumor cerebral que le deja muy poco tiempo de vida. Decide hacer lo correcto por primera vez: va a confesar.

Pero ¿será capaz un hombre culpable de convencer a los abogados, los jueces y los políticos de que están a punto de ejecutar a un hombre inocente?

Reseña de La confesión de John Grisham

La confesión es la decimoctava novela publicada por John Grisham. Escritor con un pasado en el mundo de la abogacía y la política (es demócrata), se ha valido de la fuerza de sus letras para denunciar tantas injusticias como halló durante su tiempo en los sistemas judiciales y en los procesos democráticos de Estados Unidos. Gracias a ellas descubrió que su pasión era escribir. Ahora le devuelve a la sociedad su granito de arena en forma de literatura.

Esto se muestra en que prácticamente cada una de sus obras es una crítica social. Algunas se enfocan sobre una determinada ley. Hay otras que denuncian las condiciones de presión infrahumanas a las que el sistema judicial obliga a trabajar a muchos abogados. Hasta hace referencia a cómo el dinero puede cambiar tu posición en un tribunal.

Sin embargo, tras haber leído bastantes de sus obras, he hallado pocas con la fuerza de La confesión. Para hacer esta reseña he tenido que leerla dos veces. No me sentía suficientemente fuerte hasta este momento. Necesitaba interiorizar y reflexionar acerca de su contenido.

Cuando publicó La confesión, John Grisham sumaba cuarenta y tres años. Su posición como escritor estaba consagrada. Era y es un referente en el panorama norteamericano, aunque en este lado del charco sean menos los que le han dado una oportunidad. La novela que hoy nos trae aquí, a pesar de la fuerza de su mensaje, tuvo menos repercusión que otras de sus grandes obras como Tiempo de matar o Informe pelícano, las cuales acabarían por convertirse en su carta de presentación.

Su aventura como escritor arranca en el año 1984. Os cuento todo esto porque tiene un por qué para entender la novela. En ese año ocupaba un cargo electo en Hernando, Misisipi. Como político, tuvo que presenciar una de las escenas más duras de su vida. Escuchó el terrible relato de una niña de doce años que narraba cómo la habían violado.

Rabia, tristeza y ansias de revolución que se unieron para concebir Tiempo de matar. Fue su primer trabajo como escritor y en él experimentaba con una historia acerca de qué hubiera sucedido si los padres de esta joven decidieran matar a su violador. Tres años después, y tras muchos rechazos editoriales, vio la luz. Hoy en día es el novelista americano más vendido. Ahí es nada.

Este relato de una víctima de una violación condicionó su forma de vida. Muchas de sus novelas giran alrededor de violaciones. Las ha observado desde distintos puntos de vista: víctimas, violadores, falsos acusados… Ha sido un tema recurrente en su obra, como en esta que hoy tenemos entre manos.

El contexto del escritor para entender La confesión

Hay que remontarse a 1996 para entender el contexto de esta novela. En ese momento retorna, aunque de una manera pequeña, al mundo del derecho. Lo hace para convertirse en miembro de The Innocent Project.

Una organización que de forma altruista revisa los casos de personas condenadas injustamente. Pugna por su liberación mientras lucha contra el sistema y propone cambios para evitar estos errores. Sobre todo, para que concluyan de una manera para la que no haya arreglo posible.

En esta batalla nace La confesión. Que, como curiosidad, es la primera novela que publica en formato digital.

La trama de La confesión

La confesión narra la terrible historia de Donté Drumn. Un joven de veintisiete años que lleva más de nueve en el corredor de la muerte de Texas. Ha sido injustamente condenado por la supuesta violación de una joven del equipo de fútbol en el que jugaba en el instituto. Crimen que no cometió.

Un sistema corrupto se ha valido de todas sus artimañas para lograr un veredicto de culpabilidad. Un caso que se construye a partir de una confesión que la policía le obliga a firmar de manera forzosa. Le engañan para pagar con su vida un hecho que no cometió. Se vulneran leyes solo para mantenerle entre rejas. No hay pruebas, no hay cuerpo, no existen testigos más allá de una persona que todos saben que mienten.

Sin embargo, había una evidencia palpable y desestimable. Es negro. Es lo que ellos hacen.

Una novela narrada desde dos puntos de vista

La narración de la obra literaria se produce desde dos puntos de vista diferente.

Por un lado tenemos a Robbie Flak. Es el abogado de Donté. Defiende a un cliente que se ha convertido en amigo. Lucha en una batalla que ha tornado algo personal. Nos narra una contienda contra un sistema que conoce y que cada día le parece más oscuro. Quiere derrocarlo, sacar sus tinieblas a la luz. Pero, ante todo, quiere salvar la vida de un joven que no ha cometido nunca ningún acto ilegal. Gracias a esa determinación se convertirá en un miembro más de la familia del acusado.

Su bufete de abogados no dormirá para lograr este objetivo. Los últimos nueve años se han dedicado a explorar toda vía posible para evitar la muerte de Donté Drumn. Desde el primer momento han sido conscientes de que era difícil, pero saben que es inocente. Confían en él. Están dispuestos a cambiar el mundo.

Robbie Flak: el punto de vista legal y actual del caso

Gracias a Robbie Flak obtenemos la visión del presente y el punto de vista legal del caso. Él es el aquí y ahora. Nos presenta la estructura y realidad del sistema judicial de Texas y Estados Unidos. Es la versión iracunda y revolucionaria del escritor puesta sobre el papel. En definitiva, el contrapunto a la versión más pausada que nos ofrecerá el siguiente punto de vista.

Reverendo Keith: la pausa y el descubrimiento sobre el caso

En la otra punta del país encontramos al Reverendo Keith. Él nunca ha sabido nada del caso. No ha tenido ningún contacto con él. Durante los nueve años que Donté Drumn ha estado en el corredor de la muerte ni siquiera ha conocido su nombre.

Sin embargo, una noche tras ofrecer a los feligreses su sermón semanal en la iglesia luterana que dirige, llama a la puerta de su despacho un hombre al que no ha visto nunca. Se llama Travis Boyette y le pide permiso para pasar porque quiere confesar un crimen que cometió hace muchos años, del cual ha escapado sin castigo.

Nuestro hombre de dios es escéptico. Se pregunta si quien tiene enfrente es una persona cuerda, un charlatán o alguien peligroso que va a intentar algún movimiento raro. No obstante, cuando este le dice que las razones que le han llevado ante los ojos de Dios es la muerte cercana a la que tendrá que enfrentarse a causa de un tumor que acabará con su vida en menos de un año de vida, comienza a escuchar.

No puede soportar irse de este mundo con esta carga a sus espaldas. Hace nueve años violó y asesinó a la animadora de un equipo de fútbol de un pequeño pueblo llamado Slone. Por alguna razón que no comprende, tenerlo en la conciencia le pesa demasiado. Su historial de violaciones es muy elevado. No obstante, el hecho de que por su culpa vayan a ejecutar a un hombre inocente, le produce mucha intranquilidad.

Después de las pesquisas necesarias para cerciorarse de la veracidad de las palabras de Travis Boyette, el Reverendo Keith se pone manos a las obra. Su personaje es la pausa que no tiene Robbie Flak. Sus acciones nos van a permitir investigar el caso con la tranquilidad y serenidad con la que él lo desarrolla. A través de sus ojos navegaremos por el pasado. Retornaremos a los sucesos que se dieron nueve años antes y comprenderemos todas las aristas sobre las que se está sustentando este caso. Aparecerán claras las mentiras, las declaraciones forzadas y todas las malas praxis que se han dado a lo largo de nueve años. Pero claro, el precio es tan solo la vida de un inocente de color negro. No tiene valor para muchos.

Así, comenzará una contrarreloj para parar la ejecución de Donté Drumn. Los caminos de ambas partes se cruzarán de manera irremediable y en su mano estará el destino de un joven al que la vida no le ha sonreído.

El color de piel como prueba contra Donté Drumn

Durante el desarrollo de la novela tenemos una aproximación paulatina al caso. Como comentaba antes, este se produce gracias a las acciones del Reverendo Keith quien se vale de internet y, sobre todo, de la página web fletada por Robbie Flak y su bufete, para informarse de todo lo que sucedió en el encarcelamiento de Donté.

Así, durante la primera mitad de la novela, nos limitaremos a aprender del pasado. Seremos conocedores de todo lo que ha sucedido. Conoceremos a las partes y empezaremos a vislumbrar las intenciones y anhelos de cada uno de los personajes. Desarrollaremos las primeras simpatías que, por desgracia, no cambiarán demasiado a lo largo de las páginas.

De esta manera, somos conscientes de estos elementos que han influido en el desarrollo del juicio. El primero de ellos es el racismo. Este es el que se va a analizar ahora.

El color de la piel de Donté Drumn es la única razón que le convierten en sospechoso de la violación y asesinato de la animadora. Es la única prueba en la que se basa la policía para construir un caso que colapsa por todos lados. Sin embargo, como es negro, no se puede confiar en él. Su rostro es suficiente motivo para encerrarle, burlar sus derechos, machacarle hasta destrozarle cuando solo tenía dieciocho años, y martirizarle hasta el momento en el que ofrezca una confesión que es, a todas luces, forzada.

Pero como es negro, a nadie le importará. A partir de este momento todo el sistema se confabulará para que esta decisión no se resienta en ningún momento.

Con esto, John Grisham quiere dejar patente el peso que ha tenido el racismo siempre en la vida americana. No hay que ver nada más allá de las últimas elecciones presidenciales. Donald Trump, con un discurso xenófobo, habita hoy la Casa Blanca.

Han pasado ocho años desde la publicación de esta novela, veinte desde el período que enmarca, y parece que la situación no ha mejorado ni un ápice. El racismo sigue presente. Los prejuicios aumentan y las víctimas no descansan nunca.

El reflejo de la tensión social en Slone

El caso Donté Drumn desata la tensión racial en las calles de Slone. Las reacciones son tan intensas, que incluso los pueblos de alrededor se ven afectados por las movilizaciones y reivindicaciones.

Así, John Grisham narrará la peor situación que puede darse en un caso como este. La creación de bandos entre personas que han sido siempre compañeros de clase, de trabajo, amigos y vecinos por el color de sus pieles. Cuando los silencios tomen las calles, cuando las palabras de amistad dejen paso a las miradas de soslayo, a los prejuicios y a la desconfianza, se sentirá una clara premonición de que se va a desatar el caos basado en el odio.

Sin embargo, el escritor no se conformará solo con mostrarlo, sino que usará sus palabras para tratar de hacernos comprender que cuando empleas la violencia tu argumento deja de tener sentido. Irá un paso más allá y nos describirá a una clase política que sigue echando leña al fuego por el simple hecho de que sus análisis estiman que su comportamiento le brindará puntos en las siguientes elecciones. Contemplaremos el interior de los hogares mientras deciden no pronunciarse, aunque piensen que tiene razón el grupo social con el que no les toca estar. No pueden hacerlo. Son de otro color. Observaremos a un director de colegio sentenciar que es más importante un partido de fútbol que la seguridad del centro educativo y, ante ello, los jugadores negros iniciarán un boicot para reivindicar lo que les ha llevado a esta situación.

En el fondo, estamos observando un mundo de adultos en el que los prejuicios se han instaurado como fórmula de vida. Están tan arraigados que escapar de ellos es hartamente complicado. John Grisham señalará a los jóvenes y pondrá en ellos sus esperanzas. Los utilizará en la novela como símbolo de cambio. Serán ellos los que entiendan que el color de piel es un argumento del pasado, que quieren vivir en otro mundo y den un paso hacia delante para terminar con la vorágine de caos y dolor que lo impregna todo.

Me ha gustado mucho la forma en la que todo esto está narrado. En las situaciones oscuras, siempre tiene que haber valientes que den un paso adelante. Ellos son los ejemplos. Líderes a los que el resto seguirán. Al final, en La confesión de John Grisham hay escenas que por lo bonitas y valerosas que son, amenazan con hacernos soltar más de una lágrima. Más de una ha recorrido mis mejillas mientras leía esta historia.Y es que, el escritor nos recuerda que a pesar de la oscuridad, siempre hay algún brillo de luz.

Una crítica feroz contra un sistema judicial injusto

La confesión de John Grisham es en sí una feroz crítica contra un sistema judicial que hace aguas por todas partes. La crítica no parte de una persona cualquiera, sino de un escritor que ha pasado gran parte de su vida trabajando en el mundo jurídico y otra tanta entre legisladores en la vida política. Conoce el sistema desde dentro y desde fuera. Por tanto, sabe de lo que está hablando y, ante ello, independientemente de que estemos o no a favor, merece ser escuchado.

John Grisham nos presenta un sistema judicial en el que lo único que importa es tener un culpable en cada caso. Una forma de hacer justicia en la que no importa tanto tener a quien ha perpetrado el crimen como una persona que pueda manifestar lo bien que funcionan todos los procesos jurídicos.

En el juicio que condena a Donté Drumn se plantean un montón de problemas que nuestro sentido común nos dice que deberían invalidar una condena. No solo eso, sino que cualquier normativa procesal también apoyaría estos argumentos que nos regala nuestra mente. Sin embargo, ante la necesidad de reflejar el correcto funcionamiento del sistema, no serán suficientes. Se tergiversará cualquier camino para evitar que se pueda revisar la pena de Donté Drumn. Alguien tiene que pagar. Las cosas son así. Y, como dirán muchos, el acusado es negro.

Todas las pruebas son cuestionables.

Una vez la primera batalla está perdida, llega el aluvión de apelaciones. El equipo de Robbie Flak se deja la piel para frenar estedespropósito de cualquier manera posible. Texas tiene un ideal. Todas sus ejecuciones saien siempre hacia adelante. El caso de un simple negro no va a dar al traste con esta forma de impartir justicia. Da igual que existan dudas palpables sobre la veracidad del veredicto.

Así, las peticiones de suspenso de la pena al Gobernador no se retrasan. Él es un defensor de la pena de muerte. Paralizar una ejecución sería visto como un símbolo de debilidad entre sus votantes. Cosas tan estúpidas como un fallo informático en los servicios jurídicos es usado para denegar pruebas. Problemas del propio sistema llevan a entregar una resolución seis minutos tarde. Sin embargo, les cierran las puertas en las narices, vulnerándose la legalidad vigente, solo para no poder afrontar el hecho de que se están equivocando.

En suma, se produce una acumulación de circunstancias que nos hace perder la fe en un sistema judicial. Sí, se trata de ficción. Por supuesto. Sin embargo, y como veremos un poco más adelante, gran parte de los sucesos que se muestra en esta historia están basados en casos reales. Por ello yo, como persona formada en Derecho, me siento profundamente decepcionado con la forma de impartir justicia del que se supone el país más importante del mundo.

John Grisham nos muestra en La confesión el retrato de una realidad que debe de ser cambiada. Sobre todo si el precio a pagar por las equivocaciones es la vida de una persona. Un pobre joven cuyo único delito es haber nacido con la piel de color negro y que nunca se ha metido en líos.

John Grisham es un detractor de la pena de muerte

Por alguna razón que no alcanzo a comprender, los seres humanos nos sentimos con la capacidad moral de poder decidir quién vive y quién muere. En muchos países la pena de muerte sigue vigente. Estados Unidos, uno de las principales potencias mundiales, la tiene muy presente. Así, John Grisham utilizará novelas como La confesión para tratar de deslegitimarla con el poder de las palabras.

Como abogado luchó contra ella. Cuando era político se posicionó en su contra. Hoy en día sigue combatiéndola en distintas asociaciones como la que se ha comentado previamente. Sin embargo, donde ha encontrado más fuerza para tratar de borrarla del mapa es en la literatura.

Esto se pone de manifiesto en La confesión. Una historia cuya crítica es devastadora. Fundamentada en un sistema corrupto que llevará a un inocente a la muerte, centra su fuerza en el arrepentimiento de todos aquellos que obraron mal a sabiendas y ahora ya no podrán vivir en paz con su conciencia.

Un movimiento en falso desató una suerte de acontecimientos que no habría acabado en tal catástrofe de no ser por la existencia de esta norma. Un exnovio celoso demanda para ponerle en algún problema, un policía fuerza una declaración y una serie de tribunales prefieren condenar a pensar que quizás todo el sistema funcione mal.

Si todo falla, la consecuencia es el castigo irreparable de un inocente. Este mal es suficiente razón para dejar de aplicar este castigo.

Tras un trauma no podemos seguir siendo iguales

¿Alguna vez habéis leído uno de esos libros donde el protagonista sufre tanto pero su forma de ver el mundo se mantiene igual?Es algo que me exaspera. Un libro es ficción, buscamos realidades distintas, pero esa no es razón para que no esperemos unos personajes que pudiéramos encontrar en la vida real.

La confesión de John Grisham saca un sobresaliente en este tema. Es uno de los elementos que ha hecho que disfrutara más la novela. El desarrollo de sus personajes me ha parecido muy real, lo que me ha hecho muy fácil encariñarme con ellos.

Cada personaje tiene su ritmo. Robbie Flak cambia a lo largo de la novela. Sin embargo, todo es mucho más paulativo que lo que experimenta el Reverendo Keith, para quien toda esta aventura ha supuesto una explosión en sus narices. No es para menos. No todos los días nos embarcamos en una misión de esta envergadura.

Las realidades que nos cambian son aquellas que nos superan. Esas en las que nos vemos superados. Corroídos por el dolor y la incertidumbre. Aquellas en las que no sabemos qué hacer, decir o cómo actuar. Ahí es cuando somos personas. Simplemente eso. Seres que viven en un mundo demasiado grande para encontrarnos.

John Grisham juega muy bien con los tempos. Donté cambia. Lo hace de un día para otro. Altera su personalidad debido a la ansiedad que le produce estar tan cerca de la muerte. Unos días siente esperanza, otros es pesimista. Parece que John Grisham ha tenido contacto con muchas personas en estas circunstancias. Es bastante duro.

Keith merece una mención a parte. Sin entrar al contenido de la obra, una vez esta termina, él no puede ser el mismo. No puede continuar su vida. Se le queda pequeña la vida de pastor. Él mostraba la religión al mundo, pero lo hacía sin mojarse. Se da cuenta de que no quiere ser así. Quiere tomar una posición activa en la sociedad. Le importan sus compañeros, las leyes, la política y tratar de hacer un mundo mejor.

Keith nos representa en estas páginas. Somos nosotros en nuestras experiencias traumáticas. Todos hemos pasado por alguna. Todos hemos cambiado.

Gracias a La confesión podemos sentir el cambio que experimentó John Grisham tras escuchar a esa niña de doce años. Las palabras de una joven víctima del mayor de los terrores fueron suficientes para que cambiara de vida, girara el timón y luchara por ser la persona que quería ser. Ya no era un simple abogado. Tampoco un político. Quería acabar con la injusticia.

Conclusiones sobre La confesión de John Grisham

Ha sido la segunda ocasión que he leído esta novela. Esta vez me ha gustado todavía más que la primera.

Se trata de una historia que habla de racismo, pero que también hace referencia a muchos otros elementos. Nos cuenta que el mundo está cubierto por la oscuridad, e incluso así es capaz de señalarnos las luces que iluminan el firmamento y a la que nos podemos agarrar con toda nuestra fuerza.

Una de esas obras literarias que hay que digerir. Su fuerza está en hacernos pensar. Hacer una reseña de ella es hartamente complicado. Se hace lo que se puede para contagiaron las ganas de leerla. Sin embargo, si puedo afirmar algo es que de calidad va sobrada. Mi favorita de John Grisham.

Dadle una oportunidad a La confesión. Estoy seguro de que la disfrutaréis.

Luchemos juntos contra el racismo. Alcemos la literatura como arma.

El artículo «La confesión» de Josh Grisham | Reseña literaria es propiedad de Carmelo Beltrán.