La confesión de pedro granja

Por Ivan009
Les voy a hacer una confesión: Debo ser el peor abogado de la historia. Bueno, al menos así me siento.
He fracasado con una regularidad exigiendo justicia para una niña que fue torturada, abusada sexualmente en innumerables ocasiones y como producto de los ultrajes resultó embarazada.
He fracasado como abogado en este caso. Lo peor de todo es que, como nací babieca, es decir, como soy un idiota por vocación, no logro comprender lo que el poder judicial ecuatoriano y la Secretaría Nacional de la Desinformación me quieren hacer entender a punta de combazos: La niña, según ellos, tuvo la culpa, por usar pantaloncitos cortos (propios de cualquier menor) y seducir a un degenerado. Y además, esta niña es una negligente, según los dueños de la verdad, porque las niñas, hoy por hoy, no pueden quejarse de un gobierno que les facilita la pastilla del día después y hasta les obsequia preservativos en un derroche de amor a la patria y como muestra de su compromiso con una sociedad en la que está prohibido olvidar a los saqueadores del tesoro nacional, a los plagiadores de tesis, a los comecheques, a los falsificadores de títulos profesionales, a los que regalan nuestro dinero al primer aventurero argentino que pide préstamos y empeña los bienes del mismo estado y a los violadores. Obviamente, a ellos les caerá todo el peso de la ley y contra ellos no faltarán cadenas nacionales de radio y televisión, siempre que “ellos”, sean de un partido diferente al que hoy detenta el trono sagrado.
Como yo no soy capaz de digerir intelectualmente esta distinción ante la ley, me multan, me sancionan, me mandan a poner –con mucha delicadeza por cierto- el cañón de una pistola en la boca, me llaman por teléfono para narrarme como me van a golpear y a desmembrar, también para explicarme
que tienen poder suficiente para secuestrar a mis hijas y como eso no basta para hacerle entender al necio, no encontraron mejor opción que molerme a palos, en manada, siempre en manada, porque ni para eso son suficientemente hombres estos cobardes, me rompen las costillas, me ponen los pulmones al revés y bien gracias, la patria sigue avanzando y yo me sigue yendo al carajo porque en este país no hay, salvo dos o tres periodistas valientes, nadie que quiera informar al MUNDO lo que le ocurre a uno de los pocos insensatos que se atrevió a desnudar la farsa de la revolución de la justicia en el Ecuador. Y para que el pastel sea completo, el mismo día de la agresión y horas después todavía, se activaron las cuentas en redes sociales -dedicadas a la defensa patriótica de la revolución durante las 24 horas del día- a hacer mofa del atentado y a demostrar que a ellos les interesa poco o nada todo aquello que se denuncia, que para eso y no para otra cosa se le metió la mano a la justicia, carajo. Esto es, que si ayer los socialcristianos declarados dueños de las Cortes sentenciaban al débil y liberaban a sus amigos, hoy, esos mismos socialcristianos o sus hijos que da igual, sentencian a los mismos débiles de ayer y liberan a sus nuevos amigos que ahora ya no viven en el Centenario ni Urdesa sino que se mudaron a Samborondón y ya no tienen posters de Febres
Cordero en sus dormitorios sino que los cambiaron por uno de Carlos Marx y Hugo Chávez, los que generalmente vienen en combo con uno más pequeño de Charles Manson.
Quiero decirles algo importante amigos, pero antes, abran los ojos. Solo los niños y los que estamos a punto de morir decimos la verdad de un modo particularmente brutal.
Soy el peor abogado de la historia porque fracasé en el caso Glas Viejó; todavía tengo pesadillas de impotencia viendo a Carolina Llanos condenada a 20 años de reclusión pese a que fue acusada con los mismos “argumentos” con los que se pretendió imputar a un ex asambleísta que fue declarado inocente (es preciso recordar que a esta mujer la torturaron en el Penal de Mujeres de Guayaquil hasta hacerla abortar); fracasé defendiendo a Mery Zamora a la que han condenado por sabotaje con un video cuya transcripción no la hizo el perito designado por la Fiscalía sino la SECOM; volví a fracasar en el caso Fernando Balda; antes, no me aceptaron la acción de protección por los insultos que dirigió una señora de la revolución denigrando a los hijos de Abdalá Bucaram Pulley; y antes fui incapaz de vencer al candidato del gobierno en las elecciones del Colegio de Abogados del Guayas. Apenas logré aportar en la defensa de Galo Lara Yépez y evitar que este señor, en su momento con un estilo muy similar al mío, se pudra en una ergástula; apenas logré contribuir a la liberación de los 10 de Luluncoto, luego de una entrevista en Ecuavisa que generó pánico internacional en sus captores quienes luego de un año de secuestro decidieron liberarlos ante la exposición de aberraciones procesales que expusimos en televisión nacional.
En este momento de mi existencia, cuando sé que muy pronto volverán por mí, esta vez, no ya para amilanarme sino para cumplir la orden de personajes que no soportan mi frontalidad para recordar su miseria humana, quiero aprovechar estas líneas para AGRADECER a todos vosotros por sus muestras de solidaridad, de respaldo, a veces de cariño, otras de una estima que sinceramente reputo inmerecida.
Son tantos los amigos que han llamado a mis familiares para solidarizarse conmigo que realmente creo que, pese a ser el peor abogado de la historia, he generado pavorosos debates sobre una poder judicial que sucumbió ante una de las maquinarias más demoledoras del pensamiento libre.
Muchas cosas han pasado por mi mente en estos días en que respiro con dificultad por las lesiones derivadas del cobarde asalto del que he sido víctima. He tratado de encontrar alguna explicación a mi insolvencia intelectual como abogado. He sido alumno de Jorge Zavala Baquerizo, de Edmundo Durán Díaz, de Juan Vizueta, de Byron López, de Alfonso Luz Yunes. Con todo ellos aprobé con honores. Ellos me recuerdan con especial afecto y consideración. En el plano de mi capacitación en Universidades extranjeras he tenido la dicha de ser pupilo de Luigi Ferrajoli, de Marina Gascón Abellán, de Gianrico Carofiglio. Dedico 6 horas diarias de mi vida a leer compendios enteros de Filosofía del Derecho, Teoría del Proceso, etc. He sido profesor de las más prestigiosas Universidades de este país, claro está, hasta antes del caso Glas, en el que misteriosamente se me cerraron todas las puertas y me dijeron con una sonrisa propia de los hipócritas: “Pedro, tú
entiendes cómo es esto, te pusiste a meter la cabeza donde no debías. No queremos problemas con esta gente”
Hoy, creo que tengo la posibilidad de huir como un buen cobarde y dejar abandonada a todas esas personas que han confiado en mí, pese a que saben que yo, que yo soy el peor abogado de la historia.
No voy a huir, yo no sé vivir así. Voy a quedarme en esta tierra que es tan mía como suya. No me voy a ir, me niego a morir bajo un sol forastero hablando en otra lengua, viviendo en la comodidad de un purgatoria silencioso mientras conozco el martirio de mis hermanos en las brasas del averno construido por una banda de cerdos que han prostituido la palabra LIBERTAD.
A@basoledispa , a todos los hermanos de la RESISTENCIA que me han expresado su solidaridad y su afecto, mi gratitud eterna. A ustedes, no los puedo nombrar uno a uno porque sería un acto canalla de mi parte, inmediatamente activarían en su contra las ridículas sondas marcianas para violar su intimidad nuevamente y hacer mofa de algún problema de salud que los afecte, como ya lo hizo en el pasado un payaso cósmico, que se sabe amparado por este triste momento de la historia nacional y ladra cada vez que le piden resultados científicos de la cafetera que lanzó hacia el cielo con una resortera.
A Carlos Vera Real, a su hijo Andrés, a Carlos Jijón, antes que nada, manifestarles mi reconocimiento a su invalorable rol en esta batalla por la vida. Soy un ser humano, una suma de errores y defectos; la diferencia con el tirano es que soy capaz de reflexionar y pedir disculpas a quienes he ofendido.
En el fragor de esta lucha, he sentido más de una vez la desesperación y la agonía al ver sepultadas la razón y la justicia. Siento vergüenza por las frases desatinadas que, en alguna oportunidad, pude dirigirles. No concuerdo con su
plexo ideológico pero admito que mi obligación moral es reconocer que, fui infectado por el veneno que verte un sujeto durante años en todos los canales posibles. Parodiando a Gogol, hay que tener mucho cuidado porque en ocasiones se lucha tan frenéticamente contra una dictadura que terminas adoptando algunas de las posturas que censuras.
Mi abrazo al maestro Alfonso Luz Yunes que siempre ha estado a mi lado; a Juan Vizueta, mi hermano. A Joffre Campaña, uno de los más extraordinarios juristas de este país por su afecto y estima. A Víctor Hugo Cevallos Barahona, ex Presidente de la Federación Nacional de Abogados por estar siempre pendiente de mi integridad y de mi familia.
A los pocos periodistas independientes y valientes que quedan, mi abrazo fraterno. Gracias por no callar. No los voy a nombrar porque pondría en peligro su vida.
Cuando mañana me asesinen, no crean en las fábulas que seguramente dirá el Ministro del Interior, ojalá este sujeto, antes de abrir su boquita, les presente una verdadera investigación sobre el suceso. Yo no tengo vida social. Soy un tipo que siempre vivió encerrado en sus libros, que ni siquiera enciende el televisor en las noches y únicamente salgo en horario nocturno a dar una conferencia cuando los muchachos de las asociaciones estudiantiles o alguna
Fraternidad de colegas me invitan. No le debo un solo centavo a nadie; no tengo relaciones inusuales con nadie; no estoy escribiendo un libro hablando de los carteles de la droga que operan en Ecuador; no estoy investigando sobre el uso que se le ha dado a los bienes incautados a los hermanos Isaías; tampoco vendo ni conozco como instalar cámaras ni circuitos cerrados para conocer aspectos de la vida privada de ningún político. Si me matan será por las causas que defiendo.
Es meridiano, que desde una cuenta en una red social se ha promocionado mi asesinato, una cuenta administrada por un patético voyeur de twitter, un raquítico heredero de Pancho Jaime que debería encerrarse en una clínica para rehabilitarse por su problema de adicción a las drogas y dejar de hacer
apología del crimen en detrimento de todos aquellos que pensamos diferente y no coincidimos con un gobierno que destila odio. Se trata de un sujeto que se cree una lumbrera pero proporciona menos luz que una lámpara de keroseno.
¿Qué más se puede esperar de un sujeto al que le obsequian un título de DOCTOR en una Universidad que no está autorizada para conceder ese grado a nadie? Por si fuera poco, con una sola tesis logró, por arte de magia revolucionaria, que le regalen cartones similares a su perro, a su gato y a un grupo de personas más, cercanas a su linaje pretoriano. Es que esta gente, por ancestro, convirtió a la academia en un refugio de pistoleros de poca monta y hasta involucrados en el delito de coyotaje estuvieron.
Yo no seguiré en las redes sociales. No vale la pena. No hay espacio de mi vida que estos MISERABLES no controlen. Me vigilan las 24 horas del día.
Jamás han hecho absolutamente nada para investigar todas las amenazas que recibo, las llamadas telefónicas al hogar de mi padre, los ataques orquestadas siempre horas antes de presentar documentos que demuestran como un sujeto acusado de violación de una niña se pasea libremente por todos los aeropuertos de la América “socialista” y en el colmo de la ausencia de vergüenza, quiso entrar a Orlando, seguramente a jugar con niños en Disney, mientras le pide a sus “hijitos abandonados” que le organicen su matinée con
Mickey Mouse, los Backyardigans y el Pollito Pío mientras sigue abusando de criaturas indefensas y los fiscales y jueces le hacen la ola.
A Danny Ayala, un tuitero de la resistencia lo localizaron en forma INMEDIATA, más tardó el Rey en pedir que lo hagan comparecer a sus pies que su guardia imperial en ubicarlo, su “pecado” fue, según el Rey, instigar a su asesinato, como si fuera tan fácil eliminar a un tipo que se mueve con más agentes especializados de seguridad que un jeque árabe, se traslada en capsulas blindadas y hasta cocinero belga tiene para que le prepare exquisitos platos, que previamente ingieren los bufones para evitar ser envenenado, platos de esos que degustan solo los pelucones a los que tanto dice odiar.
Al patético heredero de Pancho Jaime, al que judicialmente responsabilizo de estar detrás del fallido atentado en mi contra (que no terminó como él esperaba porque Dios no me ha abandonado), nadie lo investiga.
Responsabilizo a este sujeto, que DURANTE LAS 24 HORAS DEL DÍA se dedica a defender al gobierno nacional en las redes sociales, de cualquier evento nefasto vinculado a Pedro Granja o a su familia. La poca importancia que le da Galo Chiriboga a mis denuncias no me sorprende. Alguien debería decirle a este señor que el juicio de Galo Lara ya se acabó y que no es mi
culpa haber leído toda mi vida y contribuir a demostrar la inocencia de este señor. Creo que la obligación del Fiscal General es investigar mis denuncias haciendo abstracción del particular fastidio que me tiene.
Finalmente, quiero decirles, que son falsos todos aquellos rumores, en el sentido que renunciaré a la defensa de la menor torturada y ultrajada sexualmente en el caso Glas Viejó. Antes de traicionar a la niña, me suicidaré.
Prefiero que vengan, los verdaderos ODIADORES a asesinarme, que vengan quienes están detrás de todos los ataques en mi contra, esos que se disfrazan de dueños de la verdad y desde un avatar de mujer pretenden adulterar el
debate serio sobre las recurrentes violaciones a los derechos humanos que se dan en el Ecuador a acabar con mi vida.
Les pido PERDÓN a todos mis hermanos por aquellas ocasiones en las que me exalté. Gracias por enseñarme, a estas alturas de mi vida, el verdadero significado de la palabra SOLIDARIDAD.
Recuerden que Dios se convirtió en hombre para evitar que el demonio se convierta en Dios...Sus tiempos son perfectos. Dios ha bendecido a sus hijos perseguidos por la justicia de los filisteos, él me bendice día a día porque de lo contrario, los delincuentes que me persiguen ya me habrían eliminado.
Un abrazo a todos, que no muera la capacidad de indignarnos ante tantos atropellos, porque en ese preciso instante, los fascistas nos habrán ganado la batalla.
Pedro Javier Granja,
El peor abogado de la historia.