Una de las vidas más detalladas y admirables de la Biblia, al menos para mí, es la historia de David. Lejos de ser el prototipo de hombre exitoso que hoy tenemos, este siervo de Dios parece en muchas instancias de su vida como el antihéroe que da pena o causa gracia.
No tuvo un comienzo muy impresionante. El menor de once hermanos, de una familia pobre, sin antecedentes famosos, uno más del pueblo. Su primer trabajo no era muy envidiable. Apenas un pastor de ovejas.
Alcanza su momento de gloria cuando mata a un gigante filisteo y es ovacionado por todo el pueblo. Le duró poco el éxito. A los pocos meses, el rey para quien trabajaba, envidioso por la fama que había alcanzado, lo manda matar. Y comienza una larga etapa de exilio, escondidas y soledad.
Cuando finalmente llega a ser rey, tuvo que luchar mucho para alcanzar la unidad de la nación, y tuvo que luchar más contra los enemigos externos. Nunca tuvo largos períodos de paz. Su propio hijo se le amotinó y amenazó con matarlo. Por esa razón decidió escaparse con un grupo de soldados fieles que lo protegieran. Su máximo deseo era construir un templo para Dios. Pero Dios no lo dejó, le encomendó esa tarea a su hijo.
Con tantos problemas, fracasos, frustraciones y dificultades, este hombre tendría que haber tirado la toalla muchas veces y renunciado a sus metas sin pensarlo. Sin embargo, lo más admirable (al menos para mí) de la historia de David es que no le importaba cuantos problemas tenía, ni cuantas veces tropezaba, ni cuantos enemigos se levantaban, ni cuantas angustias lo golpeaban, el siempre se levantaba y seguía.
¿Era un súper hombre? ¿Tenía poderes especiales Definitivamente no. Pero en este salmo, nos revela el origen de su poder. No estaba en su talento, ni en sus cualidades, ni en sus amigos, ni en su formación, ni en su familia. David tenía el poder de la confianza en Dios. Simplemente sabía que podía confiar en su Dios, porque lo conocía. Y sabía que amor era el significado del nombre de Dios.
Frente a tus conflictos de hoy, ¿Qué hace sí Tu mejor opción es imitar a David. Pero eso te va a demandar conocerlo a Dios.
REFLEXIÓN – Conocer a Dios te genera confianza.
(DEVOCIONALES CRISTIANOS)