Joseph Conrad decía que "la mente del hombre es capaz de cualquier cosa [...] porque todo está ella: Todo el pensamiento y todo el futuro". Todo es cuestión de creerlo. La confianza colectiva del hombre como género es efímera y voluble. Aunque en ciertos momentos de la Historia ha tomado una gran relevancia como instrumento social revolucionario. El colectivo se mueve más en la esperanza que en la confianza. La tecnología nos hará telépatas e iremos con un casco de algún metal capaz de proteger nuestros pensamientos para que sólo pueden acceder a ellos únicamente aquellos que deseamos que lo hagan. El mundo se mueve por aquellos que tienen la confianza suficiente de saber que puede alcanzar lo que se proponen o morirán en el intento. Pero eso de morir no es para todo individuo. Casi todos queremos vivir, aunque sea arrodillados, y muy pocos anteponen su confianza ante la muerte. Ese será el gran reto de siempre. Vivir. Pero al mism tiempo se da la paradoja de que no tenemos confianza para ello. El Mundo, finalmente, nos abruma y nos reduce. Es cuestión de tiempo. Todos somos inseguros. No hace falta que venga nadie a decirlo y quedar como un adivino. Simplemente es que, algunos, tienen la confianza de dejar atrás sus inseguridades, o al menos, atreverse a vivir con ellas.