«La conjura contra Porky», de Fernando Vallejo

Por Guillermo Guillermo Lorén González @GuillermoLorn

«Una novela que desafía el poder político
y a quienes lo detentan»


Entre ironías, burlas, improperios, maldiciones, blasfemias, este librito sin pretensiones hará reír a muchos e iluminará a todos los que lo lean. Trata modestamente de apresar el cambio frenético que se ha apoderado del mundo. Su autor vive en la Luna y desde allá dispara. Es un francotirador lunático que abre fuego contra el que sea: presidentes, papas, reguetoneros, raperos, médicos… Y con especial delectación contra las reverendas madres, perpetuadoras de la especie, su blanco predilecto. Apunta desde arriba el selenita contra sus soldaditos de plomo, dispara y van cayendo allá abajo unos tras otros. ¡Qué puntería! ¡Qué masacre!
Fernando Vallejo, el escritor más feroz de su generación, ofrece una sátira contra el poder y la corrupción en un viaje delirante desde su propia muerte, en el que clama con lengua afilada contra todos los males que golpean la sociedad.

Fernando Vallejo se mata y lo hace nada menos que en la Basílica Metropolitana, provocando un gran escándalo entre sus detractores y en el país en general. Como música de fondo, en una radio a pilas suena Tres corazones, del cantante mexicano Cuco Sánchez, a quien rinde devoción. Semanas después estalla una guerra nuclear y lo único que queda es refundar la Tierra, una nueva donde se adelanta que ya no habrá distinción entre hombres y mujeres, porque el sexo desaparecerá.
El relato va alternando el momento de su muerte con el apocalipsis que tendrá lugar más tarde. A lo largo de la obra, el tono de tragedia se transforma una y otra vez en tragicomedia a través de admirables transiciones. Como al inicio, cuando dos acomodadores de coches distraen al narrador en su monólogo, discutiendo por ver a quién pertenece como lugar de trabajo el aparcamiento en la zona de la Basílica, una situación común en Latinoamérica: la lucha entre pobres, que enseguida vuelve a dejar paso a la tragedia.
Los acomodadores sacan sus cuchillos para pelear, aunque sin consecuencias mortales.

¿Quién es Porky? Porky no es una persona, sino que se trata de una figura que representa a esos poderosos contra los que Vallejo verbaliza un malestar generalizado. Porky es el gobernante corrupto, el empresario que saca provecho de desgracias como la pandemia, cualquiera que abuse gracias a su posición favorable en lo económico y social, los que creen que están por encima del resto del mundo en general y no reparan en el daño que provocan.

En las primeras páginas queda definido el discurso provocador, lleno de frases que son denuncias contra todos los poderosos, con tono incisivo y la gracia de un lenguaje universal. Este discurso se va hilvanando con la conexión que existe entre un tema y los que nacen, como ramas, del mismo, de las que a su vez brotarán más temas: se trata de la creación de un sistema para ejercer una crítica despiadada. Lo que Vallejo quiere dejar claro es que todo el mundo está podrido. El blanco principal son las instituciones, a las que el autor siempre ha tenido en el punto de mira. Por ejemplo, imagina la reacción de la prensa si los acomodadores se hubieran matado entre ellos, el espectáculo en el que se habría convertido por el enfoque amarillista del que culpa a los principales diarios colombianos. Cleptocracia, zanganocracia, partidocracia. Las palabras elegidas para arremeter contra las instituciones parecen estar nombrando monstruos. Un gran acierto por parte del autor, que las dota de una personalidad maligna, colocándose él mismo como el único azote que puede acabar con ellas.

En esta novela que, como es marca de la casa, roza lo ensayístico, la sociedad se encuentra en un estado de descomposición que solo puede arreglarse poniendo punto final a la Humanidad. Cada escena, como el levantamiento del cadáver, la actitud de los religiosos, de la policía y los fiscales o la manera en que la prensa cuenta el suceso de su muerte, sirve para señalar las fracturas morales y sociales, sin ánimo de aportar una solución y mucho menos con aire moralizante. La narración se transforma en reflexión con un toque de humor y de sarcasmo que hace más digerible el desastre. Es lo más parecido a una invitación a dar un paseo con el mismo Vallejo como guía turístico del apocalipsis. Destacan sus cuestionamientos a las madres por seguir el curso de la vida y reproducirse, no teme enfrentarse incluso con causas como la lucha contra el cambio climático, cuestionando a alguna de sus figuras. El sentido que da a sus provocaciones es, no obstante, una cuestión sutil, que merece por parte del lector poner una atención especial.

Lee y disfruta de un fragmento de la novela.

El autor:
Luis Fernando Vallejo Rendó nació en Medellín, Colombia en 1942. Estudió filosofía y letras en universidades de Bogotá y dirección de cine en el Centro Experimental de Cinematografía de Roma. Vivió gran parte de su vida en México, donde dirigió tres películas y escribió la mayoría de sus libros, algunos de los cuales han sido traducidos a múltiples idiomas. En 2018 regresó a Colombia para establecerse en Medellín, y allí ha escrito sus tres últimas novelas: Memorias de un hijueputa, Escombros y La conjura contra Porky. El gran amor de su vida son los animales y su única causa es su defensa.

El libro:
La conjura contra Porky ha sido publicado por la Editorial Alfaguara en su Colección Ficción. Encuadernado en rústica con solapas, tiene 172 páginas.

Como complemento pongo el video de Fernando Vallejo presentando su libro «La conjura contra Porky» en la Feria Internacional del Libro de Bogotá 2023.


Para saber más:
https://es.wikipedia.org/wiki/Fernando_Vallejo