John Kennedy. Es el nombre de un ganador, pero quizás si le agregamos Toole al final ya comenzamos a entrar al mundo de aquellos que han sido pisoteados en vida y en muerte.
El caballero escribió un libro que transcurre en New Orleans, letras que NADIE queria leer, lo llevo de editorial en editorial y ¿qué obtuvo?: RECHAZO. Tanto así que Mr. Kennedy Toole se suicidó, muy joven. Es una historia de la vida real, muy triste.
Sin embargo, el manuscrito que tanto tardo en confeccionar y que nunca pudo promocionar, no quedo en el olvido del todo. Su madre continuo con la quijotesca idea de su hijo, continuo llevando su libro de editorial en editorial, cosechando a su vez más rechazos, sin embargo, uno de tantos editores solo para quitarse de encima a la anciana dama, decidió recibir el manuscrito y de mala gana unas semanas más tarde decidió echarle una ojeada al material para así descartarlo sin tener remordimientos.
Y ese fue quizás el punto que lo diferencio de otros editores: LEER el manuscrito. Página a página las letras del difunto Kennedy lo fueron conquistando. El libro era un diamante, así que sabiamente lo publicaron y ese mismo año el libro gano todos los premios habidos y por haber, se vendieron millones de copias e incluso se erigieron estatuas de sus personajes en la mítica ciudad en donde transcurre la acción.
A Confederacy of Dunces, La conjura de los necios. Es una de esas joyas que han llegado a mis manos y puedo decir que es una cenicienta que encontró una hada madrina en aquel terco editor, un libro raro, absurdo, en grado sumo, pero que me ha hecho reír a mandíbula batiente y me ha mostrado como escribe un maestro. Me atrevo a calificarlo de Joya de la literatura moderna.