A mediados del siglo XXVI, Don Baltasar Castellano de la Torre Innecesaria, uno de los Archiduques más ricos del Imperio Araquense de Planetas Unidos, fue el primero en sugerir que lanzando una nave espacial hacia el Oeste también se podía llegar a Júpiter. Hasta ese entonces, todas las naves de exploración (no tripuladas) habían tomado la ruta del Este.
El plan de Don Baltasar consistía en enviar una nave tripulada que hiciera estación en cualquiera de los asteroides del cinturón principal y simplemente esperar a que apareciera Júpiter en el horizonte. "Total", solía explicar Don Baltasar, "su órbita es de tan solo 11 años; por muy mala suerte que se tuviera, bastaría con esperar estacionados en Vesta o Ceres unos cinco años".
Pero, como todo en la vida, Don Baltasar corrió con mucha suerte.
Con su método se lanzaron varias misiones exploratorias bajo el nombre de Proyecto Antíope.
- Antíope I y II fueron fallidas: nunca lograron alcanzar la órbita de Marte.
- Antíope III comprobó que era posible llegar a Ceres.
- Antíope IV fue suspendida por mal tiempo y una falla en la cámara fotográfica principal.
- Antíope V y VI lograron llegar a Vesta, donde esperaron algunos meses, partieron hacia Júpiter, le dieron la vuelta, tomaron fotografías y retornaron a la Tierra.
- Antíope VIII fue una tragedia, pues su tripulación se incineró apenas intentaron salir de la Tierra.
- Antíope IX y X lograron en un solo viaje directo alcanzar Júpiter por el oeste, darle cinco vueltas, dejar caer una sonda de exploración en la Gran Mancha Roja, aterrizar en Ganímedes para recolectar piedras y regresar sanos y salvos.
La Antíope XI sería la misión en la que la humanidad intentaría, por primera vez, poner a un hombre en Júpiter.
Dos tripulantes descendieron dentro de la Gran Mancha Roja. Recogieron muestras de gases en botellas, desplegaron la bandera de Aragca e hicieron una breve transmisión radial para toda la humanidad, que incluyó algunos chistes y ganzadas sin mayor sentido.
El éxito fue total. La misión se llevó a cabo con precisión milimétrica. Luego le siguieron otras misiones de descenso a Júpiter, todas con el mismo fin de recolectar muestras de gas en botellas para analizarlas en la Tierra. Fueron cinco más, casi seis si se cuenta que la tripulación de la Antíope XIII no pudo descender en Júpiter debido a fallas técnicas, viéndose obligada a retornar a Ceres sin realizar el descenso.
Pasaron 200 años antes de que la humanidad volviera a intentar viajar a Júpiter.
Para entonces, Aragca ya no existía, ni había rastro alguno del Imperio Planetario. La siguiente misión a Júpiter estuvo a cargo de la Alianza Popular Solar, pero, apuntando a Júpiter por el Este, terminaron llegando por error a Saturno, concretamente a la luna Mimas. Por razones desconocidas, la nave Gorgona IV regresó a la Tierra sin tripulación. Jamás se supo qué pasó con la tripulación de chimpancés.