El japonés Dr. Masaru Emoto realizó unas muy interesantes investigaciones acerca de como la naturaleza de nuestro pensamiento puede modificar una materia considerada inorgánica como el agua.
Sus experimentos consistieron en proyectar sobre agua en estado liquido diferentes estados mentales, congelar aquella agua y hacer fotografías a la estructura de los cristales resultantes.
El resultado fue que, en función del tipo de pensamiento proyectado sobre el agua, los cristales mostraban formas bien diferentes. Como podréis imaginar, vibraciones positivas producían cristales de una belleza exquisita. En cambio, vibraciones negativas producían formas nada halagüeñas.
Parafraseando al gran Will Eisner: Resulta difícil defender la existencia de los milagros. O creas en ellos o no. Yo si creo.
Hago mías sus palabras. Aunque quizás no se trate de ningún milagro. Siempre he creído que toda la materia del universo (tanto orgánica como inorgánica ¿donde empieza la frontera?) posee cierta forma de consciencia más o menos elevada. Los experimentos de Masaru Emoto parecen corroborarlo.
El corazón del agua