El relato de su vida Leonor López de Córdoba y Carrillo nació en Calatayud en una fecha incierta entre finales de 1362 y principios de 1363. Era hija de Martín López de Córdoba, Maestre de la Orden Militar de Calatrava y de la Orden Militar de Alcántara, y de Sancha Carrillo, dama de la corte de Alfonso XI. La familia de Leonor se había posicionado del lado de Pedro I, rey legítimo de Castilla. En el momento de su nacimiento, Castilla se tomaba un respiro gracias a una tregua de la guerra civil que llevaba años enfrentando a los partidarios del rey castellano y a los defensores de su hermanastro, Enrique de Trastámara. Leonor pasó su infancia en la corte de Pedro I, un rey conflictivo que había encerrado en un castillo a su legítima esposa, Blanca de Borbón, y se había casado en secreto con María de Padilla, con la que tuvo tres hijas. Estas serían madrinas de la propia Leonor quien sufrió la pérdida de su madre siendo una niña. Con tan sólo siete años, la pequeña Leonor fue entregada en matrimonio a Ruy Gutiérrez de Hinestrosa, hijo del camarero mayor del rey Pedro.
Batalla de Montiel
Cuando el rey Pedro I fue asesinado por su hermanastro el 23 de marzo 1369 en la batalla de Montiel, todos aquellos que le habían defendido cayeron en desgracia. Su padre fue asesinado y el resto de su familia fueron condenados a vivir en la prisión de las Atarazanas de Sevilla. Durante los nueve años en los que estuvieron recluidos, sólo sobrevivieron ella misma y su marido. El 29 de mayo de 1379 moría Enrique II de Trastámara y le sucedía su hijo, Juan I. Leonor tenía entonces 18 años, había perdido a buena parte de su familia y había sufrido nueve largos años de cautiverio. Ahora tenía que empezar una nueva vida. Se trasladó a vivir a Córdoba con una tía materna, María García Carrillo, mientras su esposo iniciaba un largo periplo para recuperar sus vienes y sus derechos perdidos. En aquellos años Leonor adoptó a un niño judío que había quedado huérfano y al que vería morir años después a causa de la peste negra. Tendría otros tres hijos con su marido. En este momento de su vida termina el relato que la propia Leonor escribió sobre ella, nueve folios que resumen los primeros años de su vida; nueve folios que depositó en la iglesia de San Pablo de Córdoba antes de morir. Con el tiempo, aquella primera autobiografía de la historia de Castilla se perdió pero se recuperó una copia que actualmente se encuentra en la Biblioteca Capitular y Colombina de Sevilla. La valida de la reina En marzo de 1388 tenía lugar el enlace matrimonial entre Catalina de Lancaster y Enrique de Trastámara. Ella era hija de Constanza de Castilla, una de aquellas infantas con las que había vivido Leonor años atrás, hija de Pedro I. Él era hijo del entonces rey Juan I de Castilla y nieto de Enrique II. Con este enlace se intentaba cerrar una profunda herida dinástica y simbolizaba una paz que se deseaba fuera duradera. No es extraño que la reina Catalina, viuda desde 1406, hubiera reclamado a la antigua amiga de su madre para que formara parte de su corte. También su hija, Leonor López de Hinestrosa, entraría en la corte como dama de compañía de la reina. Fue durante los años de regencia de Catalina cuando Leonor tuvo mayor protagonismo como Camarera Mayor, consejera y amiga de la reina. Leonor vivió de primera mano el enfrentamiento entre los dos tutores del pequeño Juan, su propia madre y su tío, el infante Fernando de Antequera. Hasta 1412, con altos y bajos, Leonor López de Córdoba acaparó gran poder en la corte y puso en jaque a Fernando de Antequera. Pero a partir de esa fecha y hasta su muerte, acaecida alrededor de 1430, las noticias sobre ella disminuyen. Leonor López de Córdoba fue quizás una de las personas con más poder en los primeros años del siglo XV. Supo mover los hilos del poder después de haber vivido en la más absoluta reclusión y pobreza. Gracias a ella conocemos parte de su historia y de la historia de Castilla. Si quieres leer sobre ella