La contracara de la muerte

Publicado el 31 agosto 2019 por María Bertoni
HASTA LA MUERT7 compite en la categoría internacional de largos del 7º FIDBA. Se proyectará el martes 3 de septiembre a las 21 y el sábado 7 a las 17 en el Cine Cosmos UBA.

Siete años después de haber pre-estrenado Las pibas en el BAFICI, Raúl Perrone presentará en el FIDBA otra película sobre el aquí-y-ahora de una pareja “marginal”, calificarán rápidamente los voceros de nuestra burguesía categórica. Así como el largometraje de 2012 gira en torno a la crisis que amenaza con separar a la joven operaria Fiorella de su novia Yuli, HASTA LA MUERT7 retrata a los sesentones María y Bonifacio mientras se prometen amor duradero y fantasean con agenciarse un techo. En algunos espectadores, la aparente relación de continuidad entre una y otra producción alimenta cierta ilusión de reencuentro con la porción menos experimental de la obra del (anti)autor ituzaingüense.

En su nueva película, Perrone reduce a la mínima expresión los trucos visuales y sonoros que utilizó en las predecesoras Cínicos, Samuray-s, Hierba, Favula, Ragazzi, P3ND3JO5, pero sigue ofreciendo un cine poético. La noción de vida en común que reconoce un solo límite –la Muerte o, en otras palabras, el punto final que Dios les impone a sus criaturas– inspira un retrato ambientado en un presente continuo, de relación difusa con el pasado y el futuro.

El también autor de Los actos cotidianos compagina indicios visuales de épocas distantes para configurar ese tiempo ambiguo, en ocasiones inasible. La rutina callejera de María y Bonifacio adquiere una apariencia ochentosa cuando resulta evidente la calidad de las imágenes capturadas con cámara VHS, y se revela contemporánea cada vez que una de las formaciones compradas por el Estado nacional en 2014 se cuela en alguna de las secuencias que Perrone filmó en la estación de trenes de Ituzaingó.

En este hoy (casi) ilimitado también aparece Evita. Así lo sugiere la inclusión de un cartel que reivindica a la figura de Eva Perón en el registro del almuerzo que los esposos cuidacoches comparten con dos compañeros indigentes en una plaza.

Como cuando filmó a Fiorella y a Yuli, Perrone captura momentos de inusitada intimidad en HASTA LA MUERT7. Dos resultan especialmente sobrecogedores: cuando Bonifacio recuerda la pelea con sus padres por querer combatir en las islas Malvinas; cuando baila con María al ritmo de Lady in red de Chris De Burgh (los años ’80 intervienen otra vez, por partida doble).

En esta obra más cercana a la poesía que al ensayo social o al trabajo de campo antropológico, la contracara de la muerte es el amor antes que la vida: un sentimiento irreductible a la relación de pareja, a juzgar por las declaraciones de Bonifacio sobre su necesidad de alistarse en el Ejército para defender a la Patria de la agresión inglesa, y por la conducta solidaria que los esposos adoptan con otro sin techo en el tramo final del documental.