“Mi relación con la cultura árabe es adoptiva. Mi papá es francés; mi mamá era de origen argentino, tercera o cuarta generación de origen español. Más allá de no tener una relación sanguínea directa, me identifico con el espíritu del festival, que no es un festival de cine étnico. Es un festival que apunta al público en general, a cualquier persona que guste del cine y de una propuesta diferente, con una oferta difícil de encontrar. Quizás éste fue mi primer gancho para embarcarme en esta locura”.
Con estas palabras, Christian Mouroux explicó qué lo llevó a convertirse en director artístico del Festival Internacional de Cine Latino Árabe, mejor conocido como LatinArab. El socio del también argentino Edgardo Bechara El Khoury conversó con Espectadores durante casi una hora sobre la única muestra de estas características en América Latina, y sobre la séptima edición que se desarrollará en la Ciudad de Buenos Aires entre el 4 y el 13 de septiembre próximo.
“Mi formación en cine árabe es una absoluta contingencia de la vida. Con Edgardo empezamos a hacer juntos un documental sin ninguna relación con el mundo árabe, y que recién ahora estamos terminando”. Así prosiguió Mouroux que, además de cine, estudió ciencias políticas. “Soy un politólogo frustrado” bromeó, antes de completar su declaración inicial:
“Intuí que entre las culturas árabe y latinoamericana había algo que las hermanaba y que valía la pena explorar. Por otra parte me pregunté cómo podía ser que en nuestra región no existiera un solo festival de cine árabe. Entonces me adentré como cinéfilo en un corpus gigante, compuesto por cinematografías de 22 países distintos. Fue una oportunidad única que aún hoy me parece fascinante. Quizás dimos un salto al vacío, pero siento que tuvimos buen olfato”.
E: Antes de meternos de lleno en la séptima edición que empieza en cuestión de días, ¿cuál es el balance de la entrega anterior?
CM: El año pasado, contamos cerca de seis mil espectadores entre el público que asistió a las funciones programadas en el cine Gaumont, en las salas del Cultural San Martín, en la Alianza Francesa, y el público que concurrió a las actividades paralelas y a la fiesta de cierre.
E: ¿Hubo alguna otra edición además de la porteña?
CM: En 2016 hicimos Rosario, por segunda vez. En las ediciones rosarinas oscilamos entre los dos mil y tres mil espectadores. Este año está casi confirmada la tercera presentación en esa ciudad.
E: En ediciones anteriores el festival pasó por otras ciudades argentinas…
CM: Sí… De hecho, estamos extrañando Córdoba, que fue la primera ciudad del interior donde llevamos, no el LatinArab, sino una experiencia previa: cuando fuimos representantes de la muestra de cine euro-árabe, Amal, de Santiago de Compostela. En esta especie de prehistoria del LatinArab, estuvimos en Córdoba durante cinco años, principalmente en el cineclub Hugo del Carril, en un espacio INCAA y en la ciudad universitaria.
E: ¿Por qué eligieron estas ciudades?
CM: Elegimos Córdoba y Rosario por tratarse de dos plazas cinéfilas importantísimas, y porque cuentan con espacios muy interesantes como el Hugo del Carril, la primera, y el cine El Cairo, la segunda. Ahora bien, cuando estuvimos en otras ciudades, por ejemplo Tucumán, Catamarca, La Rioja, notamos además una marcada presencia de la comunidad árabe.
E: En la prehistoria del LatinArab, hubo una muestra de cine euro-árabe. Luego, en 2011, fue el primer Festival Latinoamericano de Cine Árabe; poco después sobrevino el Festival Internacional de Cine Latino Árabe. ¿Qué refleja este cambio de nombres?
CM: El cambio de nombres habla de cierto crecimiento y, quizás también, de cierta esquizofrenia a la hora de definir lo que somos (risas). Sin dudas, hubo una evolución… Por ejemplo, el festival euro-árabe nos permitió traer un corpus de películas de países árabes que ya venían subtituladas en castellano porque, en aquel momento, el festival Amal era el único en el mundo que subtitulaba cine árabe en español. Ocho años después, nosotros ocupamos ese lugar. De hecho, no hay en el mundo otra institución que subtitule en castellano el volumen de películas árabes que subtitulamos nosotros: alrededor de cuarenta por año.
E: Algunos espectadores hispanófonos tememos que los subtítulos en castellano respondan a una traducción automática de aquéllos en inglés, y entonces se nos escape algo de los parlamentos en idioma original…
CM: Claro, es el miedo a la traducción de la traducción… Si bien no contamos con traductores de árabe al castellano, nuestros subtituladores entienden árabe como para hacerle los ajustes necesarios a la traducción de los subtítulos en inglés, o a veces en francés. La coordinadora del equipo tiene un nivel de obsesión tal que ofrece una garantía contra el riesgo del teléfono descompuesto.
E: ¿Cuántas películas programaron para el séptimo LatinArab?
CM: Son cuarenta clavado, si no me equivoco. Son diez en la competencia de largos árabes, ocho en la competencia de cortos árabes, cuatro en el panorama latino-árabe, siete en la Semana de Cine Argelino, y once entre aquéllas programadas en la Ventana Qatar, los cortos andaluces y algunas proyecciones especiales.
E: ¿Qué ofrecerá la Semana de Cine Argelino?
CM: Largos y cortos filmados en el transcurso de los últimos diez años. De hecho, ésta será la primera vez que incorporamos cortos en la semana de cine del país invitado. En gran medida lo hacemos porque aprovechamos la visita de Karim Moussaoui, director de la película que elegimos para abrir esta séptima edición: En attendant les hirondelles (Until the birds return o A la espera de las golondrinas) que participó de la competencia Un Certain Regard, en el Festival de Cannes de 2017.
Moussaoui es autor del mediometraje Les jours d’ avant que en 2014 ganó una mención del jurado del 36° Festival Internacional de Cortos de Clermont-Ferrand. Este trabajo también se proyectará en la Semana de Cine Argelino que transcurrirá en la Alianza Francesa.
Asimismo programamos Fidaï, documental de Damien Ounouri que ganó al premio al mejor largometraje árabe de la segunda edición de nuestro festival. El realizador le rinde homenaje a su tío abuelo, miembro activo del Frente de Liberación Nacional durante la guerra de independencia argelina.
E: ¿En attendant les hirondelles es la película de apertura del festival y de la Semana de Cine Argelino?
CM: Así es… Ésta es una novedad del séptimo LatinArab, desde el punto de vista de la arquitectura o diagrama de programación. Por primera vez, la misma película inaugura el festival y la semana del país invitado.
E: ¿Podemos conocer el título de alguno de los largometrajes árabes que competirán este año?
CM: A propósito del tema de la resistencia árabe, me viene a la mente Off frame AKA Revolution until victory del kuwaití Mohanad Yaqubi. Éste es un trabajo de resignificación de películas que pertenecían al archivo audiovisual de la Organización para la Liberación de Palestina, y que durante mucho tiempo se creyó perdidas.
E: ¿Qué encontraremos en el Panorama Latino Árabe?
CM: He aquí otra curiosidad de la séptima edición de LatinArab… Porque algunas películas no llegaron al proceso de posproducción, por ejemplo la chilena Cuatro colores, en 2017 esta sección incluye sólo producciones argentinas. Se trata de Los territorios de Iván Granovsky, ¡Yallah! ¡Yallah! de Fernando Romanazzo y Cristian Pirovano, Shalom Bombón de Sofía Ungar y El Limonero real de Gustavo Fontán.
E: ¿Algún adelanto de proyección especial?
CM: Un corto institucional de Médicos sin Fronteras que se proyectará en la ceremonia de clausura. Se llama Sorry I drawned, y aborda la crisis de los refugiados. Éste es el primer año que colaboramos con la ONG.
E: Los cortos andaluces son otra novedad de esta nueva entrega…
CM: Así es… Se trata de una curaduría de una muestra auspiciada por la oficina cultural de la Junta de Andalucía. Vamos a ver cómo funciona esta cuestión de incorporar cortos de una región de España donde la arabidad sigue tan presente.
E: El pianista Miguel Ángel Estrella abrió y cerró el sexto LatinArab. ¿Qué figura acompañará la apertura y clausura de la séptima edición?
CM: Habitualmente abre y/o cierra el festival el ganador del premio a la diversidad que entrega nuestra asociación Cine Fértil. En 2016 fue Estrella; otro año distinguimos al periodista Pedro Brieger. Todavía no elegimos a la figura de 2017.
E: ¿Alguna de las película programadas se proyectará a modo de preestreno?
CM: Parte de nuestra misión apunta a que algunas de las películas proyectadas en nuestro festival después pasen a las salas comerciales. Por ahora no tenemos nada confirmado pero esperamos que En attendant les hirondelles tenga alguna chance, sobre todo porque pasó por Cannes. En Francia, el estreno comercial está previsto para noviembre: si al film le va bien allá, aumentan las chances de que lo proyecten acá.
A propósito de este tema, me permito contar que estamos trabajando en el proyecto de generar en el LatinArab un premio a la distribución. La idea es estimular la aparición de distribuidoras interesadas en comprar los derechos de películas que van pasando por el festival.
E: En el marco del LatinArab, Cine Fértil trabaja para fomentar la cooperación cinematográfica sur-sur. ¿Cómo explicás esta actividad?
CM: La cooperación sur-sur forma parte de nuestra cosmovisión desde el principio del festival. Siempre la entendimos como uno de los objetivos del LatinArab… A nosotros nos interesa estimular un ida y vuelta. Sentimos que nuestro trabajo quedaría bastante estéril si no fomentáramos un intercambio simétrico entre ambas regiones, tanto en la producción como en la circulación de contenidos. Para eso creamos un foro de coproducción latino árabe y apuntamos a las Semanas de Cine Argentino en países árabes.
E: ¿Cómo marchan estas Semanas de Cine Argentino?
CM: Tuvimos una primera experiencia hace dos años en Amán, Jordania. Unas 1500 personas asistieron a esa Semana donde exhibimos cuatro documentales y cuatro ficciones, entre ellas El último Elvis de Armando Bo (nieto), Días de Vinilo de Gabriel Nesci, Habi, la extranjera de María Florencia Álvarez. Era verano y las proyecciones se hicieron en un auditorio a cielo abierto, con capacidad para 300 personas. La sala se llenó en cada función.
E: ¿Con qué tipo de apoyo oficial cuentan?
CM: Para la semana en Jordania, contamos con apoyo de la Oficina de Asuntos Culturales de nuestra Cancillería. Y ahora estamos realizando gestiones para ultimar detalles de una Semana de Cine Argentino en El Cairo. También tenemos en carpeta otra en Marruecos y en El Líbano.
E: ¿En qué idioma están los subtítulos de las películas programadas?
CM: En inglés… No es lo ideal pero no queremos que éste sea un impedimento para la difusión de nuestro cine nacional. Confiamos en que más adelante podremos proyectar con subtítulos en árabe.
E: ¿La cooperación sur-sur alcanza la instancia de producción cinematográfica?
CM: Sí. De hecho, estamos trabajando para la firma de un convenio de coproducción entre Argentina y Túnez. Es el segundo de estas características después del convenio que nuestro país firmó con Marruecos. En el marco de este convenio firmado hace quince años, se está terminando el largometraje El desierto de Pablo César.
E: ¿Qué rol juega el Banco de Proyectos Latino Árabe de Cine y TV?
CM: Representa el primero paso de esta iniciativa de cooperación sur-sur. Lo creamos para saber si la realidad se condecía con nuestra voluntad de generar la iniciativa de intercambio. Lanzamos en 2013 una primera convocatoria en busca de proyectos en toda América Latina, que fueran susceptibles de coproducción y nos llegaron 28 de México, Colombia, Brasil, Chile, Argentina. Ésta fue una primera toma de conciencia de que algo estaba sucediendo, y de que podíamos seguir adelante. A partir de esta constatación, abrimos la competencia Work in Progress.
E: ¿Fundaron un observatorio también?
CM: El observatorio está en gestación. La pensamos como una iniciativa institucional con miras a estudiar, mesurar y eventualmente desarrollar todavía más los flujos de cooperación cultural.
E: ¿Qué dificultades enfrentaron en el transcurso de seis, a esta altura podemos hablar de siete, festivales?
CM: Cada año nos encontramos con dificultades distintas. Al principio, fueron tres los desafíos más grandes: conseguir salas (por eso el primer año recurrimos a una comercial), subtitular las películas (cosa que resolvimos mediante una costosa tercerización), traficar las copias (tarea igual de onerosa). Siguen siendo un trámite difícil el pago de costos en la aduana y el visado de los invitados.
E: ¿Cómo se financia el festival?
CM: A partir de aportes institucionales o esponsoreo. Aunque mejoró un poco tras el aumento del precio de la entrada a las funciones del Gaumont, el ingreso por recaudación comercial sigue siendo marginal.
Edgardo Bechara El Khoury se sumó a la conversación con Mouroux, justo cuando Espectadores apagó su grabador. Para cerrar esta nota, vale transcribir la aclaración del director ejecutivo del LatinArab, a propósito de la misión del festival en un presente signado por la estigmatización de aquello que los occidentales solemos llamar Mundo árabe: