La copa del 39 y fielpeña

Publicado el 29 junio 2012 por Carlos Romero @CarlosRomeroSFC

EL ORIGEN DEL ENTUERTO

Los que vienen siguiendo la aventura de este asunto sabrán que el detonante de la vuelta a la actualidad de esta historia fue la catalogación que hace un par de años realizó el CIHEFE, "Copas que fueron ligas y ligas que fueron copas”, sobre los títulos nacionales. El Campeonato de 1939 se encuentra “en revisión”. A fecha de hoy, ni está “suprimida” ni “reconocida” por parte de este organismo. Como venimos diciendo, entendemos que están recopilando toda la información necesaria para dictaminar de la forma más correcta. Confiamos en la rectitud de su decisión.

Vayamos al origen del problema. Nada nace por generación espontánea, todo tiene un porqué.

Fielpeña (Juan Peñafiel Alcázar), periodista de “La Verdad” de Murcia es el responsable de que en la actualidad todavía sigan algunos dándole vueltas a la categoría de la Copa del 39 y que si no era un campeonato de España.

Así se escribe la Historia (aunque la “H” parece que le viene grande). En diciembre de 1942 se publica el libro “40 años de Campeonato de España de Futbol”.


 
Cuando comenzamos nuestras investigaciones sobre “la Copa del 39” desconocíamos su existencia, pero fue Bernardo de Salazar, en el programa de Sevilla Fútbol Club Radio “Historia Viva”, del 9 de febrero del 2012, el que nos puso sobre la pista, indicándonos hasta el número de la página, la 178.

Una vez que Salazar nos había marcado las coordenadas exactas del origen del entuerto, había que llegar hasta él, había que hacerse con el texto original. Como podrán figurarse, el libro original, en su primera edición, ya se encuentra en la Biblioteca del Archivo "Agustín Rodríguez" del Área de Historia del Sevilla Fútbol Club.

Sobre nuestro campeonato de España, Fielpeña, dice lo siguiente:


"Se jugó en 1939, participando los equipos de las poblaciones liberadas. Fué denominado Copa del Generalísimo, aunque la competición nada tiene que ver -y por ello no figura en la estadística oficial- con la actual Copa del mismo nombre. Fué un trofeo que podía ganarse en propiedad con sólo vencer en el torneo. Lo ganó el Sevilla brillantemente. Jugándose la final en el Stádium Montjuich, el 25 de junio, bajo la presidencia del laureado general Moscardó, el héroe de la epopeya del Alcázar toledano, delegado nacional de Deportes."

Un tiempo después, en 1946, encontramos en El Correo de Andalucía el siguiente texto:

“Recibimos una simpática carta desde Ceuta, firmada por don Antonio de León y Arias de Saavedra, que nos consulta referente a la I Copa del Generalísimo y el Campeonato de España que fue ganada por el Sevilla en el año 1939. Nuestro lector dice que después de haber repasado toda una serie de libros y folletos destinados a historiar el desenvolvimiento del campeonato mencionado, no ha hallado en ninguno de ellos referencia al segundo título nacional conseguido legítimamente por el Sevilla C. F.”

Probablemente este sería el libro (y las publicaciones posteriores basadas en el mismo) al que se refería don Antonio de León y Arias de Saavedra. La respuesta, publicada en el mismo artículo de “El Correo de Andalucía”, ya la dimos a conocer con anterioridad.
No habíamos tenido la oportunidad de leer los textos de Fielpeña, así que sobre su rigurosidad y credibilidad no podíamos emitir ningún juicio.

Al no tener una opinión propia, vamos a utilizar la que sobre él nos presentó uno de los grandes historiadores del fútbol español, Félix Martialay. (En 2005 la Real Federación Española de Fútbol le concedió su insignia de oro y la Real Academia de la Historia lo tiene incluido en su Diccionario Biográfico Español. Fue miembro de la International Federation of Football History and Statistics, IFFHS).

En un artículo póstumo aparecido en diciembre de 2011, en “Cuadernos de Fútbol”, desmenuza con amplísima información un texto publicado por Fielpeña en su libro “Los 60 partidos de la Selección Española de Fútbol” (Ediciones Alonso, Madrid, 1941).

En "Recobrando la verdad histórica: de como la selección B de 1927 es selección A" Martialay escribió sobre Fielpeña y su texto:

“Este fue el primer libro sobre la Selección de España que se publicó en la posguerra. Es cierto que hubo antes otros libros que trataron en breve de los partidos del equipo nacional, pero ni tuvieron la extensión y pormenorización de éste, ni llegaron a los niños que al término de la Guerra se interesaron por los antecedentes de la Selección al anuncio del primer partido de la misma en la posguerra y precisamente contra Portugal.

Es, por lo tanto, el libro en el que se instruyó toda una generación -aún viviente en parte- que ni por edad ni por condiciones había leído nada precedente. El carácter destructor sobre una parcela de España arrasó los fondos editoriales, las librerías y hasta las bibliotecas en las que se pudiera haber encontrado parte de lo publicado con anterioridad. Los fríos inviernos y la falta de combustible explica la dimensión particular del destrozo. Es posible que algo saliera en los mercadillos de lance de posguerra, pero no estaban entre los lugares frecuentados por los muchachos de 8 ó 10 años. Así pues aquel libro “Los 60 partidos de la Selección Española de Fútbol” fue como un descubrimiento fascinante y, a la vez, un “evangelio” para los españoles que se asomaban a la historia futbolística.”

Más adelante, Martilay analizaba pormenorizadamente diversas anotaciones de Fielpeña, puntualizando el gran número de errores cometidos, empleando expresiones tales como:

“Vuelve a demostrar el autor su precipitación y desaliño en la documentación.”
“mezclando las churras con las merinas. ¿O realmente eran todas churras o todas merinas?”
“la coherencia es una virtud que no ha sido empleada en este caso.”

Pero entre unas y otras manifestaciones encontramos un párrafo demoledor:


 
“Sin duda el señor FIELPEÑA, pionero en historiar la Selección, se dejó llevar por la rutina periodística, por la suficiencia profesional; no estudió la génesis de esa Selección de mayo de 1927; no buscó los documentos y, quizá, ni consultó el Anuario federativo. Ni siquiera se levantó del pupitre redaccional para pasar a la habitación de al lado en donde estaba la hemeroteca de la Editorial Católica (…)

Y lo que es peor, ese libro ya DEFORMÓ DE POR VIDA A TODOS LOS CRONISTAS Y TRATADISTAS CONTEMPORÁNEOS Y POSTERIORES.

Habida cuenta que casi nadie, vamos, nadie, ha hecho otra cosa que refritar en lo referente a la historia del fútbol español, lo consignado en este primer libro - refritado hasta la náusea - QUEDÓ COMO ARTÍCULO DE FE TRANSMITIDO DE GENERACIÓN EN GENERACIÓN.”

Resumiendo la opinión sobre el estudio de la selección nacional que realizó Fielpeña, Martialay llegó a la siguiente conclusión:

“FIELPEÑA DEFORMÓ DE POR VIDA A TODOS LOS CRONISTAS Y TRATADISTAS CONTEMPORÁNEOS Y POSTERIORES. Lo consignado en este primer libro QUEDÓ COMO ARTÍCULO DE FE TRANSMITIDO DE GENERACIÓN EN GENERACIÓN.”

Se podía haber dicho más fuerte, pero no más claro.

La sabiduría de Félix Martialay nos describió lo ocurrido con Fielpeña y sus libros, y si no, que nos pregunten a nosotros y nuestro Campeonato de España del 39…
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