Si Rubiales montase un circo, definitivamente le crecerían los enanos. El sucesor de la mayor institución del panorama deportivo español, la presidencia de Villar en la RFEF, no ha hecho más que acrecentar las polémicas que siempre salpicaron el mandato del bilbaíno. Y eso que cuando sucedió el caso Lopetegui, la opinión pública le ofreció su beneplácito por su estilo directo y expeditivo. Sin embargo, un año y medio después, las cuotas de defensores del exlateral han bajado hasta mínimos históricos, llegándose a comparar algunas de sus decisiones con las de su denostado predecesor.
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