La cordura del idiota

Publicado el 19 octubre 2024 por Aurisecular

Hay un idiota en La cordura del idiota, pero es como un idiota griego; el Triste no quiere participar en nada referido a su pueblo, Ascuas, solo pretende vivir tranquilo, cuando lo dejan sus propios demonios, en su casa, y charlar con su amigo Toni Trinidad de trivialidades mientras toman un café. Para el resto del pueblo es el loco.

Marto Pariente nos presenta en el primer capítulo a estos dos amigos

Vega y Toni vivieron una infancia traumática en un orfanato hasta que un matrimonio, los Tote, se interesaron por ellos. A partir de entonces fueron relativamente felices; su suerte cambió cuando abandonaron la casa Amarilla "Toni [...] temía que cuando los Tote leyesen bien el expediente [...] los devolverían al orfanato. Pero [...] el director de la casa Amarilla agilizó su salida omitiendo que [...] Toni cercenó 'por accidente' la yugular del jefe de los celadores".

Vega será feliz con su familia hasta que se case con el Chimo, un maltratador que desaparece con el tiempo dejándola deudora de una cantidad exorbitante ante el Colmenero, un usurero sin escrúpulos. Toni deberá salvar a su hermana de las garras del Colmenero y de paso investigar "el suicidio" del Triste, la mañana en que iba a desayunar con él. "Tumbado sobre las sábanas, rumié lo del Triste y me acordé de su pescado en el bolsillo y en cómo se había reído de mí a la que me largaba de su casa".

Nada cuadra en La cordura del idiota, los hechos están expuestos como pequeñas imágenes que se van incluyendo; Marto Pariente elabora, en los noventa capítulos cortísimos, una especie de caleidoscopio para que nosotros vayamos intuyendo el conjunto. Desde el principio. Algo que, como no es del todo seguro, resulta perturbador.

Vega se habla a sí misma en presente, aunque los hechos hubiesen sucedido años atrás; es como estar leyendo un guion cinematográfico. Los lectores nos sentimos actores de lo vivido por Vega "Tu marido ha sido detenido. ¿Por maltrato animal? No es posible, dices una y otra vez [...] ahora me quiere; sin embargo recuerdas el olor a colonia de niño que usaba el Avellano y los sollozos lastimeros de Trípode. Sientes dudas y náuseas y ganas de vomitar". Vega genera con su narración ambientes claustrofóbicos en lo que nos sentimos atrapados.

La historia está contada sin demasiadas emociones, es como una película de Tarantino donde el sistema corrupto lo inunda todo. El ambiente de Ascuas, a pesar de ser un pueblo pequeño, es sórdido. Aun así Marto Pariente insiste en el humor, la mayoría de las veces negro; un humor hiriente que no aporta ninguna vía de escape para el lector. Leemos y creemos esa ficción atroz porque esta novela podría ser subgénero de la negra. Es una novela oscura en la que hay personajes malos, menos malos y alguno bueno que no puede obrar bien, es imposible, aunque nos alegremos de ello. Es una crónica verosímil, desgraciadamente, lo que hace que su lectura sea más dura aún. La cordura del idiota se desarrolla en una sociedad desestabilizada, que cada vez va siendo más asumida, en la que prevalece el mundo de los machos y ahí no hay lugar para sensiblerías. La mujer es secundaria; centro de humillación y maltrato, deberá contar con salvadores o milagros que arreglen su situación.