La Corte de Carlos IV, Benito Pérez Galdós

Por Ladyboheme @Ladyboheme
   Continuamos con las aventuras de Gabrielillo, tras lo acontecido en Trafalgar (reseña), y esta vez nos trasladamos a Madrid, donde nuestro mozo narrador ha pasado a servir a una actriz de teatro, Pepita González, pero no deja de tener sueños de grandeza. Él, afirma, puede llegar a lo más alto si alguien le impulsa. Debido en gran parte a esto, se verá de repente al servicio de la condesa Amaranta y en mitad de una conspiración para matar a los reyes. 
   Este es el segundo libro de los Episodios Nacionales (macrolectura conjunta que organiza Isi) y seguimos con Gabriel como narrador. Las cosas entre España y Francia siguen tensas tras la batalla de Trafalgar, Napoleón quiere entrar a Portugal a través de España y los pobres españolitos piensan que les va a regalar el reino. Animalicos... 
   Me gusta conocer la historia de esta manera, con personajes humanizados y no meros datos en los libros de texto. Personajes con pasiones, con defectos, que resultan más fáciles de entender que los simples bosquejos que hemos estudiado todos en el colegio. También me ha encantado esa forma de enseñarnos historia, por medio de las habladurías de la gente de la calle, de los condes y marqueses a los que termina sirviendo Gabriel y de los actores del teatro. Cada uno da su propia versión y su propia opinión y eso hace entender por qué en aquella época fueron tan crédulos con Napoleón. Es de las pocas lecciones de historia que aún recuerdo (exagero, recuerdo alguna más, pero bueno, no demasiadas) y siempre me ha parecido muy exagerado todo lo que ocurrió entonces, que será narrado en los próximos libros. 
   Me sigue asombrando que hay cosas que no han cambiado, que aún entonces (y seguro que mucho, mucho antes) algunas personas llegaban al poder sin méritos propios, sólo por ser el favorito de la reina, o de alguien con influencia. Qué lástima que esto siga igual. 
   Lo que más me ha gustado de este libro es conocer el mundo del teatro, aunque sea levemente, pues son los dos escenarios en los que nos movemos: por un lado, la Corte Real y, por otro, el teatro. Son dos mundos aparentemente muy distantes que, sin embargo, terminan cruzados. 
   Como reflexión final, me sigue sorprendiendo lo mucho que odiaba yo a este autor en el colegio por culpa de las lecturas obligatorias, y lo mucho que estoy disfrutando ahora con sus libros. Da que pensar, ¿no? ¡¡Visita mi blog y déjame un comentario!!