Un descubrimiento que abre posibilidades inimaginables se convierte en una lucha por la supervivencia cuando un grupo de investigadores internacionales descubre a un alienígena. La criatura tiene la habilidad de cambiar de forma a voluntad y convertirse en la copia perfecta de cualquier ser humano. La paranoia se extiende como la pólvora entre los científicos infectados por el misterio llegado de otro planeta. La paleontóloga Kate Lloyd y el piloto Braxton Carter unirán sus fuerzas para impedir que la criatura mate uno a uno a los miembros del equipo.
Hace casi treinta años que el maestro John Carpenter parió una de las mejores películas de terror y ciencia ficción de la historia: en 1982 dirigió La Cosa (The Thing), a su vez un remake de El enigma...de otro mundo (1951), y aunque en su día el film no alcanzó un éxito comercial notorio, el paso del tiempo hizo justicia y se convirtió en película de culto y pieza imprescindible para el género. Y la opinión de éste que os escribe no iba a ser una excepción: la considero una película de cabecera, un clásico atemporal de obligado visionado donde encontrar muchas de las pautas claves del cine de terror, vigentes y de enorme valía aún en la actualidad. En definitiva, PELICULON con mayúsculas y sin paliativos, pura Historia del Cine.
Y ahora, tres décadas más tarde, nos llega una nueva revisión de dicha obra maestra, con una especie de precuela que, en realidad, tiene bastante de remake encubierto. La Cosa (2011) es una película que narra los hechos acontencidos justo antes de lo que la película de Carpenter narraba, hasta el punto de que el final de la precuela enlaza directamente con el comienzo del film original, lo cual constituye un gran acierto y una solución de continuidad que agradará al fiel seguidor del film clásico, a la vez que servirá de conexión directa entre ambos films. Además, a nadie se le escapa que todo lo que vemos desde el comienzo de la historia hasta su desenlace es un respetuoso homenaje a la cinta de Carpenter, si bien la película de 1982 funcionaba mejor a todos los niveles que la precuela de este año 2011.
Lo que en la historia original era brillante, en esta precuela es simplemente correcto, aunque tal y como está el género hoy en día, esta nueva versión acaba siendo una buena película de terror. Así, con los mismos mimbres que Carpenter usó en 1982, el debutante van Heijningen Jr. elabora una película de terror con más acción y mucho más comercial y palomitera que la original. Tenemos personajes similares en situaciones casi calcadas y prácticamente todo en esta nueva versión recuerda a la obra maestra de 1982.
Al frente del reparto encontramos a una recientemente omnipresente Mary Elizabeth Winstead encargada de erigirse -en su versión femenina y salvando las distancias- en el nuevo McReady, interpretado en su día por el actor fetiche de Carpenter, el gran Kurt Russell. Aquí se mete en la piel de la paleontóloga Kate Lloyd y, aunque la joven actriz nacida en Carolina del Norte no tiene el carisma y la fuerza de Russell, consigue aguantar el ritmo y el peso del film, apoyándose en secundarios que rayan a gran altura como Jørgen Langhelle en el papel de Lars -el noruego grandullón que no habla ni pizca de inglés- o Ulrich Thomsen, que interpreta al doctor Sander Halvorson, uno de esos científicos de ego hinchado y sin escrúpulos. Tampoco debemos olvidarnos del australiano Joel Edgerton como el piloto Sam Carter, recientemente elegido como protagonista para 300: Battle of Artemisia, la secuela de 300 (2006), de Zack Snyder.
Y no podemos olvidarnos del protagonista absoluto del film, que no es otro que la criatura, la "cosa", esa criatura alienígena que tratará por todos los medios de confundir al grupo de humanos para salir victoriosa. En el film original dicha criatura era mostrada con cuentagotas y gracias a unos excelentes FX a base de animatronics y maquillaje totalmente artesanal que dotaba al ser de una terrorífica sensación de realidad. En esta nueva versión nos hartamos de ver a la criatura, creada sobre todo con CGI y efectos digitales que, aunque escalofriantes y repugnantes, siguen a la sombra de los de 1982 en cuanto a sensaciones de veracidad. Usando una metáfora comparativa teniendo en cuenta las apariciones del monstruo y los efectos especiales, el film de Carpenter era una película erótica y esta precuela una película totalmente pornográfica.
No sé si esta precuela era estrictamente necesaria, pero sí que es una película recomendable. Para empezar, nos pone en situación y narra los hechos inmediatamente anteriores a lo que vemos en el film de Carpenter -ya hemos comentado el excelente final que enlaza con el comienzo de dicha película- y consigue que una ingente cantidad de detalles concuerden en ambas películas, creando una excelente solución de continuidad sin apenas fallos de raccord. Y, como quiera que hay tantos detalles que enlazan con el film de Carpenter y un buen puñado de guiños a su film, La Cosa (2011) constituye un más que correcto homenaje a esa obra maestra de principios de los '80. Para adaptarse al cine de hoy en día, eleva el ritmo narrativo y contiene mucha más acción a cambio de sacrificar buena parte del suspense y la tensión marca de la casa en la versión de 1982, y a pesar de ello no le falta el respeto al original en ningún momento. Además, es muy probable que las nuevas generaciones de espectadores sientan curiosidad y se acerquen a La Cosa (1982) después de haber ido a ver esta precuela al cine. Si eso es así, la película de van Heijningen Jr. habrá servido para que muchos jóvenes de hoy en día descubran una de las joyas de la Historia del Cine. En ningún momento le hace sombra a la versión Carpenter -algo prácticamente imposible- pero es entretenida, disfrutable y a mí, fan acérrimo de la original, me ha encantado.