La cosecha de Samhein - José Antonio Cotrina

Publicado el 05 marzo 2012 por Rusta @RustaDevoradora
Editorial: Hidra
Páginas: 464
ISBN: 9788492939602
Precio: 15 €

La influencia de El señor de las moscas en la literatura juvenil actual

Primero fueron los colegios de magia, después los vampiros y ahora las distopías: Harry Potter, Crepúsculo y Los Juegos del Hambre, tres fenómenos literarios que han creado escuela y son la base de gran parte de las obras juveniles que se han publicado en los últimos años. En el caso de la ciencia ficción, hay un subgrupo que no deja de ganar terreno: el de las trilogías que siguen la estela de El señor de las moscas y narran una historia en la que un grupo de niños o adolescentes debe arreglárselas para sobrevivir sin la ayuda de ningún adulto.
A diferencia de las sagas que siguieron la estela de Crepúsculo (generalmente azucaradas e insustanciales, salvo honrosas excepciones como Vampire Academy), las que utilizan un planteamiento similar al del clásico de William Golding poseen muchos puntos de interés, como los valores de amistad y trabajo en equipo. El grado de complejidad y atractivo del escenario dependerá de las habilidades de cada autor, aunque con novelas como El corredor del laberinto, Everlost y La cosecha de Samhein (que son más fantásticas que distópicas, todo hay que decirlo) no podemos quejarnos. Para mi gusto, resultan mucho más fascinantes que aquellas distopías que se sostienen sobre la idea de no poder enamorarse, que también abundan bastante. En cualquier caso, hay una amplia variedad donde elegir y me alegra que el mercado haya superado la fiebre por los romances entre criaturas imaginarias y humanos para adentrarse en un terreno que a mi juicio da mucho más de sí.

José Antonio Cotrina

José Antonio Cotrina (Vitoria, 1972) es un escritor de fantasía y ciencia ficción. Se licenció en Publicidad y Relaciones Públicas, pero su vida gira en torno a la literatura, donde ha ganado los premios Alberto Magno y UPC, ambos convocados por universidades. En los últimos años ha ganado cierta popularidad gracias a su trilogía juvenil El Ciclo de la Luna Roja —compuesta por La cosecha de Samhein (2009), Los hijos de las tinieblas (2010) y La sombra de la luna (2011)—, que empezó a publicar con Alfaguara y que, como consecuencia de haber obtenido menos ventas de las esperadas, tuvo que terminar el año pasado con la editorial Hidra, que reeditó los tres libros con nuevas cubiertas. Durante todo el proceso, el autor mantuvo informados a sus seguidores y llevó el tema con mucha elegancia, lo que le hizo ganarse el apoyo de los lectores. Fuera de esta serie, ha publicado las novelas independientes Las fuentes perdidas y La casa de la colina negra.

Sinopsis

Hector (sin tilde porque es americano) es un chico de quince años regordete y torpe. El día de Halloween, su madre le obliga a acompañar a su hermana pequeña a recoger los caramelos que los adultos dan a los niños, tal y como manda la tradición, pero al regresar a casa por la noche se encuentra un panorama inesperado: un hombrecillo gris aparece en su habitación, le asegura que sabe lo especial que es y le pide que le acompañe a un lugar mágico donde lo necesitan. Hector acepta, aunque no contaba con que después de hacerlo borraría todas sus huellas para que quienes lo han conocido se olviden de él, incluidos sus padres.
La ciudad que le espera no resulta ser el espacio espléndido que imaginaba: Rocavarancolia se encuentra en ruinas y hay muchos peligros en todos los rincones. Por fortuna, el joven no está solo: hay más adolescentes que, como él, fueron cosechados aquella fatídica noche por el tipo misterioso. Los únicos adultos que se dirigen a ellos les dicen que su meta es sobrevivir, aunque, todo hay que decirlo, no tienen mucha fe en ello. Como miembros del Consejo, estos seres extraños saben que los muchachos nunca han superado esta prueba; además, bastante preocupados están por sus propios intereses, a saber, sustituir al regente que en esos momentos agoniza. Pero en su particular lucha por el poder, tal vez haya alguien interesado en ayudar a los chavales…

Comentario personal

¡¿Quién dice que España no se escribe buena literatura fantástica?! Tal vez tradicionalmente no ha tenido el mismo tirón que la narrativa o la novela histórica, pero autores especializados en el género con buenas ideas y mejor pluma no faltan. Os he hablado de Dos coronas, Luzazul, Ne obliviscaris y En el corazón del sueño, y hoy se une a la lista La cosecha de Samhein, que además es el que me ha gustado más de todos. Me habían hablado muy bien de esta trilogía y lamento haber tardado tanto en descubrirla porque me ha arrastrado incluso más de lo que esperaba.
El mayor logro de Cotrina es sin duda Rocavarancolia, la ciudad encantada en la que las sorpresas y los trucos de magia nunca dejan de sorprender. Tanto las particularidades de los emplazamientos como las características de los miembros del Consejo me parecen propios de una fantasía muy creativa (pájaros hechos de trapos, una mujer que puede quitarse el ojo y volvérselo a poner…), ni épica, ni urbana, ni terrorífica; tal vez el adjetivo que mejor la define es simplemente «mágica». A pesar de la complejidad de este contexto, el autor introduce los conceptos con un ritmo adecuado, sin saturar de datos. En ningún momento me he sentido perdida durante la lectura.
Con respecto a la historia en sí, se combinan dos tramas: la de los adolescentes en la ciudad y la de los adultos que se mueven por sus propios intereses. Como es obvio, la primera se lleva la mayor parte de protagonismo y resulta muy atractiva porque está llena de aventuras (no es una de esas primeras partes introductorias que saben a poco); no obstante, la segunda también consiguió intrigarme porque plasma los pasos que dan estos seres para conseguir sus propósitos, y os aseguro que en ocasiones son imprevisibles. Siempre he sentido que iría a más… y así ha sido. El final me dejó con muchas ganas de seguir; tengo claro que Los hijos de las tinieblas será mi próxima compra.
Llega el turno de los personajes, la otra gran virtud de esta novela. Lo que más me ha gustado de ellos es que no caen en tópicos y el autor se esmera en hacerlos cercanos (unos más que otros, claro, pero al ser tantos resulta inevitable), de modo que su actitud es creíble y cada uno exterioriza el miedo a su manera. Para empezar, provienen de distintos países y hay uno de raza negra (qué triste que esto tenga que señalarse como una excepción), que además se consolida como uno de los líderes. En segundo lugar, los presenta a todos con mucho tacto, por ejemplo, en el caso de una chica gordita deja claro que tiene unos ojos muy bonitos, como una forma de mostrar que la belleza no solo se basa en un cuerpo diez. Con Natalia, una rusa en apariencia fría y arrogante, profundiza en sus entrañas hasta que la descubre como una joven cargada de sensibilidad, diría que es la más especial de todos (y mi favorita, aunque cuesta elegir). Marina, más allá de ser la niña mona que le gusta a Hector, tiene una gran imaginación y eso le da un aire soñador. Todos los libros juveniles deberían transmitir estos valores, esta variedad de físicos y personalidades que a nos hacen únicos y especiales.
Hector no es una excepción y pese a ser el protagonista no se asemeja en nada al típico héroe: está rellenito, es muy torpe (tanto, que pienso que a algunos lectores les puede llegar a hartar, aunque no ha sido mi caso) y, atención, ¡tiene hormonas! Le he cogido cariño y hay un tema en particular que quiero destacar: se fija en Marina, pero su timidez apenas le permite acercarse a ella. Estas escenas (cuando la observa con discreción, cuando se siente pletórico por haber intercambiado un par de frases con ella…) me transmitieron mucha ternura y me recordaron a mí cuando tenía su edad. Esto sí que es un amor creíble, señores, y no el de las historias sobre un chico perfecto que se enamora a primera vista de la protagonista pavisosa.
Los miembros del Consejo tampoco tienen desperdicio, ¡menudos esperpentos! Pero su atractivo no solo está en su apariencia (que daría para un tratado), sino en sus intenciones ocultas: ¿quién es trigo limpio y quién no? En definitiva, una novela completita en todos los aspectos en la que se palpan los principios que comenté el principio: amistad, trabajo en equipo, espíritu de superación, nostalgia por lo que han dejado atrás… Además, el estilo es muy ameno, me atrapó desde las primeras páginas y gracias a ese ritmo trepidante no lo pude soltar. Una de las lecturas más adictivas que he encontrado en mucho tiempo, aunque por suerte sus cualidades no se limitan al entretenimiento puro y duro.
Como punto negativo, me pareció que al principio se emplean algunos recursos facilones (como que los chicos beban agua encantada para hablar el mismo idioma, o los pajarracos que vuelan rapidísimo), pero se lo perdono porque sé que al menos sirven para llegar a un puerto en el que todo está perfectamente construido. Por otro lado, he sentido que le faltan picos emocionales: la novela me ha hecho pasar un buen rato; ahora bien, en cuanto a sentimientos no me ha transmitido tanto como otras obras de corte similar (¿quién no recuerda la muerte de Rue en Los Juegos del Hambre?). Aun así, pienso que esto se arreglará en los siguientes libros, cuando lo conozca todo mejor.
De la edición, quiero destacar que me gusta su nueva portada y sobre todo su tamaño, manejable sin ser tampoco de bolsillo. La letra grande, con buenos espacios, hace la lectura muy cómoda. Además, el precio —tanto el de este como el de los dos que le siguen— es asequible para el número de páginas que tiene, ya podrían aprender otros sellos. En definitiva, es de esas ediciones que me hacen exclamar «¡Todos los libros tendrían que ser así!». Con respecto a la inclusión de un capítulo adicional, lo considero acertado, me ha gustado leerlo y conocer las otras cosechas.
Para terminar, he disfrutado muchísimo con La cosecha de Samhein y lo recomiendo encarecidamente a todos los amantes del género. Por si todavía tenéis dudas, que con la avalancha de novelas juveniles similares no me extraña, os recuerdo que Cotrina le da un aire distinto gracias a Rocavarancolia, una ciudad fascinante en la que en cualquier momento puede ocurrir un hecho inesperado. Quizá a algunos les desconcertará no conocer de antemano sus entresijos, pero a mí me encanto descubrirla poco a poco, como los protagonistas. En cierto modo, es lo más parecido que he leído a Los Juegos del Hambre, aunque aporta ingredientes originales y no es tan macabro.

Conclusión

Estoy segura de que si este libro se hubiera publicado en Estados Unidos ya habría una película en camino, y con esto lo digo todo. Rocavarancolia es un lugar muy especial, hasta en el nombre; merece la pena perderse en ella durante unos días y acompañar a estos personajes en su misión. Lo considero una buena opción para adolescentes y adultos, pertenece a ese tipo de historias que pueden satisfacer a todas las edades porque tienen muchas lecturas. Y todavía voy más allá: por su creatividad y su gancho, pienso que tiene el poder de crear nuevos lectores. Os animo a regalarlo a los jóvenes que tengáis cerca, les gustará esta historia y vosotros tendréis la tranquilidad de que leerán una obra cuidada, sin las frivolidades que tanto abundan por ahí.
La cosecha de Samhein ha cosechado una nueva fan.

Mi valoración: 8,5/10