Un año después del éxito con Las tumbas de Atuan, Ursula K. Le Guin decidía volver a su universo de Terramar para dar fin a la trilogía, como estaba originalmente concebida dicha saga. A día de hoy, sabemos que el Ciclo de Terramar no termino ahí, si no que dos títulos más como Tehanu (1990) y En otro viento (2001) le siguieron. Pero, tras la lectura de La costa más lejana, esta claro que era un proyecto de tres libros. El bildungsroman de Ged tenia que llegar a su fin. Esta tercera entrega, sin ápice de duda, cierra del círculo que Ursula había comenzado en Un mago de Terramar.
Llega así el final de las aventuras del joven aprendiz de mago, aquel que conocimos hace mucho tiempo en un pináculo de tierra llamado Gont. El joven Ged, ahora ya con unos cuantos años encima y el titulo de Archimago de Roke bajo el brazo, se encuentra con un mal endémico. La magia está desapareciendo de toda Terramar. Tras la llegada del joven príncipe de Enlad a Roke con las mismas noticias, Ged decide que es el momento de partir y buscar el origen de este extraño fenómeno que esta atacando toda Terramar. El joven Arren y Ged partirán en la famosa barcaza Miralejos para ir hasta el rincón más lejano del mundo. Hasta la costa más lejana.
La novela, que irremediablemente recuerda en estructura a las anteriores, aunque con un desarrollo más lento y menos interesante, nos lleva con un estilo depurado y cercano a lo detectivesco por diversos rincones de Terramar. Cada vez el mal parece mayor, y Ged ira indagando más y más por diversas zonas del mundo para saber que ocurre. A la vez, el joven Arren, que guarda ciertos paralelismos en cuanto a personalidad con Ged, irá aprendiendo de su adorado maestro lecciones vitales para su formación como adulto. Como no podría ser de otra manera, Ursula concluye su viaje del héroe de forma lógica y como mandan los cánones establecidos por Campbell. Todo termina en el mismo punto donde este se inició, pero siempre dejando ese regusto de lección hacia la vida.
Una tercera novela que vuelve a recalcar el alegato naturalistapermanente en la obra de Ursula K. Le Guin. Ursula pone de nuevo en boca de todos la acción destructora de la humanidad contra la naturaleza, y como cada día acabamos un poco más con ella. En esta ocasión, también vuelve hablar de la dicotomía tan ambigua como eterna del bien y el mal. Rodea al ser humano y siempre funciona como su motor de acción. Asimismo, el tema central de La costa más lejana no deja de ser la inevitabilidad de la muerte y la aceptación de la misma. El motor de la vida pasa por la muerte, y debemos aceptarlo como tal. Sin una cara de la moneda es imposible que la otra tenga cabida. La costa más lejana es en si misma el final de un viaje, pero quizás, el comienzo de otro.
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