Esta emprendedora zamorana cuenta cómo comenzó su andadura en el mundo del pequeño negocio y por qué volvería a hacerlo
Aunque cose desde los seis años, no fue hasta hace veinte cuando se formó profesionalmente para ello, y no ha sido hasta hace uno, al cumplir los sesenta, cuando ha constituido su propia imagen de marca como modista y diseñadora: ‘La costura de Manoli’.
Antes de establecerse por sí misma realizaba arreglos de alta costura para otras marcas, pero decidió aventurarse a crear su propio espacio porque se dio cuenta de que así tendría mucha más libertad para escoger los trabajos, además de brindarle la oportunidad de tener un trato cercano y directo con los clientes, algo inherente a su persona.
¿Qué servicios ofrece?
‘La costura de Manoli’ realiza toda clase de arreglos, desde el más mínimo –como puede ser coser un botón–, hasta transformar una prenda por completo. También confecciona desde cero, a pesar de que manifiesta tener muy poco tiempo para ello; pero si alguien le pide algo a medida, lo hace.
Por otro lado, da talleres en los que intenta que sus aprendices se manejen en la costura tanto a máquina como a mano, “no para dedicarse a ello, sino para que cada persona pueda hacer sus propios acoples a la ropa”, explica.
Este tipo de clases son aptas para todos los públicos, ya sean hombres o mujeres. Y los grupos siempre son reducidos, con un máximo de cinco o seis personas; de ahí que, además de aprender, terminen siendo amigas.
Para participar en ellos no hace falta tener ninguna cualidad ni conocimiento previo, solo hay que tener ganas de aprender y obtener cierta autonomía en el día a día. Por ejemplo, actualmente cuenta con un grupo de niñas de doce años e, igual que surgió este, va conformando nuevos grupos para adaptarse a las necesidades de su alumnado. Por eso, también desarrolla cursos intensivos de una duración menor y en fines de semana. “Lo importante es que todo el mundo esté a gusto, venga contento, y cumpla con sus expectativas”, recalca M. Martínez.
En su taller cuenta con todo el material indispensable; aunque lo ideal es que, quien quiera aprender a largo plazo, vaya creando poco a poco su costurero y lleve su propia máquina, así aprenderá a usarla con sus particularidades. No obstante, si alguien no tiene y quiere intentarlo, ‘La costura de Manoli’ dispone de varias con las que los aprendices pueden practicar y probar antes de decidirse a tener la suya. En lacosturademanoli.com hay una gran variedad de sugerencias, con sus pros y sus contras, análisis de cada una, etc.
Más allá de ‘La costura de Manoli’
Manoli Martínez es una persona con vocación que, a pesar de los años y el dolor de espalda, sigue sin mirar el reloj hasta que un arreglo queda perfecto, porque para ella nada es comparable a ver un trabajo finalizado exactamente como lo quería, “sobre todo verle la cara a la persona cuando se lo prueba”, sonríe.
Desde que comenzó a moverse entre telas se ha enfrentado a numerosos retos, los cuales ya ni alcanza a enumerar tras tantos años. Recuerda, a modo anecdótico, el estrés de arreglar un traje para una boda a 24 horas del evento o el espectacular resultado de un vestido de novia después de transformarlo de la talla 54 en una 38.
A pesar de las dificultades, asegura que volvería a crear ‘La costura de Manoli’ por el gran cambio que ha supuesto en su vida emocional, la gente que ha conocido en el camino, y la satisfacción de saber que con su trabajo está contribuyendo a darle continuidad a un sector artesanal que está desapareciendo.
Fuente Comunicae
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